Arrimadas eleva el ánimo de Ciudadanos en el cierre de campaña: «Somos el único voto útil»

Después de dos semanas a pie de calle, alejado de los grandes mítines, Ciudadanos optó por darse un baño de multitudes en su acto final. El Estudio Zenit de Madrid, lleno hasta los topes -hubo gente que se quedó fuera- acogió un evento emotivo que tenía una mezcla de melancolía y de esperanza. Las banderas de España y de Europa dieron la bienvenida a todos los líderes del partido, con la única ausencia de Patricia Guasp (un debate electoral impidió que cogiera el avión para Madrid) y Edmundo Bal (al que el transporte desde Extremadura también le alejó del acto final).

Fue Aruca Gómez, rival de Ayuso y Lobato el domingo, la que agarró primero el micro. Alegre, como siempre, no perdió la sonrisa ni siquiera cuando el sonido le jugó una mala pasada. «A mí es que no me para nada», broméo, antes de continuar con su discurso. «Yo he sido la gran desconocida, la gran ignorada (no le dejaron participar en el debate de Telemadrid) y el lunes espero ser la famosa», señaló para alegría de los asistentes.

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Gómez dio paso al secretario general de Ciudadanos. Un Adrián Vázquez que, desde su habitual discurso sobrio y certero, apuntó al bipartidismo como el centro de los problemas de España, mostrando un gran mapa de España en el que tanto PSOE como PP aparecían como protagonistas de los últimos casos de compra de votos. «Sabíamos que metían la mano en la caja y que cuando podían llevarse una mordida, lo hacían, pero no sabíamos que también querían comprar votos», dijo el dirigente, que apeló a los indecisos para captar su voto.

El relevo lo recogió Arrimadas, a la que le bastaron unos minutos para poner en pie al personal. La portavoz en el Congreso mostró su versión más potente y carismática. Líder auténtica a pesar de su aparente retirada de los últimos meses. Al menos en este cierre de campaña lo fue. «En este país se ha trabajado más por los caraduras que por los currantes. Nosotros hemos gobernado en muchos sitios y podemos decir con orgullo que nadie puede ir a ningún rincón de España a echarnos en cara ningún caso de corrupción. ¡Qué orgullo de partido, compañeros!», señaló Arrimadas, con una mezcla de nostalgia y esperanza.

Esperanza, como la que tiene Begoña Villacís, convencida de su remontada en la carrera por entrar en el Ayuntamiento de Madrid. «Lo que he sentido en esta campaña no lo sentí ni en 2019 y solo sé que vamos a volver a representaros. Porque si nosotros estamos en el ayuntamiento no vamos a permitir que estén los del odio», dijo en referencia a Podemos, con unas palabras que bajaron el telón al acto y a la campaña de Ciudadanos. Campaña que termina con más optimismo pero la misma incertidumbre. Neblina que solo se despejará el domingo por la noche.