tribunales
Descubren un subfusil y 119 balas en la cama de un cordobés: la historia tras la condena
El TSJA confirma la sentencia condenatoria de la Audiencia Provincial de siete años de prisión por tráfico de armas y de estupefacientes
Detenido por guardar en su casa un arsenal con pistolas, un lanzagranadas y un fusil M16 en Córdoba
Córdoba
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Iniciar sesiónBajo el canapé de su cama escondía un subfusil ametralladora de fabricación polaca junto a 119 balas y un cargador dispuestos para su uso. Ahora la Sala de lo Penal del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ha desestimado el recurso ... presentado contra la sentencia dictada por la Audiencia Provincial de Córdoba por la que condenaba a un vecino de Córdoba a siete años de cárcel por un delito de depósito de armas de guerra y otro por un delito contra la salud pública por tráfico de marihuana.
La sentencia, a la que ha tenido acceso ABC, recoge como hechos probados que por tener fundadas sospechas de que Miguel Ángel M. y su padre -Rafael M. pudieran estar dedicándose al tráfico de drogas y armas, el Cuerpo Nacional de Policía realizó una investigación y seguimiento de ellos entre los meses de septiembre y octubre de 2019.
Fruto de ese seguimiento, la Policía descubre que, sobre las 15.30 horas del día 22 de octubre de 2019, Miguel Ángel M. sale de su piso, portando una caja de grandes dimensiones que desprende un fuerte olor a marihuana y se introduce en un coche interceptado por agentes en la carretera de Palma del Río en dirección a Córdoba, interviniéndosele el cannabis que iba dentro de la caja, siendo detenido.
Ese mismo día y con el consentimiento previo de los titulares, la Policía registra ese domicilio, encontrando en el dormitorio de Miguel Ángel objetos que él mismo entrega voluntariamente entre ellos una bolsita con marihuana que escondía en una bolsa negra en su mesita de noche.
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Sin embargo, lo más sorprendente fue lo que entregó a los agentes después de sacarlo de debajo de un canapé: un macuto con un subfusil ametrallador de color negro, de la marca «PM63 RAK», modelo Makarov, calibre 9 mm corto, de fabricación polaca, con su cargador, recamarado para cartuchos metálicos de 9x18mm (9 makarov), que está capacitado para el disparo y presenta buen estado de uso.
Junto a este arma de guerra, el encartado guardaba cinco cajas en las que se repartían 116 cartuchos calibre 9 corto (9 por 17 mm), munición propia del subfusil, un chaleco antibalas con la inscripción.
Del mismo modo, del fondo de un armario sacó un cuchillo de cocina con restos de sustancia, seis navajas, dos corta sedales con doble hoja y un machete de grandes dimensiones.
Pistolas detonadoras, revólver sin cañón y cartuchos
Asimismo, guardaba una bolsa de plástico con un cartucho detonador percutido; un cartucho calibre 36 con vaina roja; una caja de munición calibre 36; una caja de munición calibre 22; un cartucho calibre 357 Magnum; un revólver sin cañón color negro calibre 9mm, detonador de simple y doble acción, de la marca «Zoraki», con número de serie «E4VP-1020419», con un tambor oscilante de seis recámaras para cartuchos del calibre 9 mm PAK, fabricado en Turquía, y que se encuentra en mal estado de conservación; una carcasa corredera de una pistola detonadora, marca RECK modelo «PK800» del calibre 8mm Knall; tres piezas metálicas tipo ejes.
Con posterioridad, la Policía, previo consentimiento de Miguel Ángel M. registró una vivienda a la que acudía con frecuencia este hombre, que da como resultado la intervención de 113 plantas de marihuana en periodo de crecimiento y esquejes, 40 plantas de una altura de 1 metro, 21 lámparas halógenas con bombillas, 9 magnetos térmicos, 1 extractor, 2 ventiladores y 2 hojas manuscritas grapadas en la pared con indicaciones del cultivo.
El total de la droga intervenida asciende a 4 kilos netos de hojas de planta de cannabis, con un valor en el mercado ilícito de 20.568 euros. Mientras otros, 1136 gramos netos de cannabis encontrado por otro lado, hubiera tenido un valor de mercado de 5.793 euros.
En consecuencia, concluye el TSJA en su fallo «partiendo del propio relato de hechos probados que el apelante no cuestiona, resulta obvia la imposibilidad de que niegue la condición de promotor u organizador del depósito del acusado, cuando precisamente lo que allí se da por acreditado es que ninguna otra persona compartía con aquél la posesión y, mucho menos todavía, que nadie cooperase con él con cualquier clase de actuación secundaria o subordinada. El recurso, en consecuencia, debe ser desestimado«.
El TSJA confirma la condena de dos años de prisión por el delito de tráfico de drogas y cinco años más de cárcel por el de depósito de armas de guerra.
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