El vandalismo halla su manantial en Lucena

Acabadas las obras no acabaron los problemas para los residentes. Solo dos días después, los vecinos comenzaban a notar como algunos de los saltadores habían dejado de lanzar el agua sobre la lámina de agua. Un día después eran ya mayoría. Algún desalmado había procedido al robo de las «boquillas» propulsoras del agua, apenas cuatro días después de su entrada en funcionamiento. Robo o gamberrada, lo cierto es que el asunto incluso fue llevado al pleno municipal por los grupos de la oposición el pasado martes.

Un día después, el Ayuntamiento procedía a renovar la instalación . Esta vez no hubo que esperar ni siquiera esos cuatro días. A la mañana siguiente un buen número de boquillas habían desaparecido de nuevo . Peor aún, no solo las boquillas, sino buena parte de la instalación, multiplicando los daños sobre una actuación recién inaugurada.

El concejal delegado de Obras y Mantenimiento, José Cantizani , señaló ayer que «poco se puede hacer en estos casos» y aseguró que «el desanimo es total» ante este tipo de actuaciones. De hecho, se sopesa si reponer por tercera vez la grifería. Y es que en los últimos meses los actos contra el mobiliario urbano instalado en el centro de la ciudad se han multiplicado y en algunas calles, incluso empieza a plantearse la retirada de parte del mismo ante los continuados ataques.

Los vecinos reclaman mano dura con este tipo de hechos, la oposición pide más vigilancia, pero desde el equipo de gobierno se señala que no se puede tener un policía en cada esquina veinticuatro horas al día y se considera que solo con educación y civismo se pueden evitar unos hechos que, por otra parte, tienen una leve consideración penal, como lo demuestra el hecho de que los detenidos como causantes de los mismos en distintos momentos apenas hayan pasado en dependencias policiales el tiempo de prestar declaración.