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PRETÉRITO IMPERFECTO

El rastro de los ERE

Parece que el caso de los ERE acaba de empezar con las piezas sueltas que, metafóricamente, compondrán el puzzle final

Los expresidentes de la Junta Manuel Chaves y José Antonio Griñán, en el banquillo de los acusados POOL
Francisco Poyato

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Mientras Susana Díaz intenta zafarse de la alargada sombra de la corrupción en la Junta de Andalucía con un periplo navideño por mantecados y alfajores, desde Estepa a Rute , los cascotes del turrón duro de los ERE le caen a ... mansalva. Ella ha desplegado su escuadrón de cascos azules para contener las embestidas de un virus que no parece tener antídoto ni estrategia de combate suficiente. Había quien creía que la ejemplarizante sentencia de la Audiencia Provincial de Sevilla iba a ser una gran tormenta con final calculado y mitigado por la amnesia cínica y el reduccionismo de la honorable corruptela y los «cuatro golfos». La izquierda se corrompe por el bien de los demás. La derecha, por el de su bolsillo. Esa es la escena moralista. Nada más lejos de la imaginación de muchos. Pedro Sánchez y su entorno han decidido que la lideresa socialista ha de purgar con el entuerto vivito y coleando por la geografía del régimen y su particular plaga de irregularidades. Cual destierro árido e interminable. Esa mezcla de impunidad y control absoluto que escondía la pose altanera frente al caso sistémico del PSOE en Andalucía se apulgara y muestra la arquitectura que movía los hilos, el denso sistema capilar y las pruebas que de manera insistente o se retenían, o se demoraban o perdían validez en el letargo judicial de la rueca hilandera de la jueza Núñez Bolaños .

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