La magia de los Reyes Magos

Este año en Córdoba , en la Cabalgata de los Reyes Magos se han de recuperar carrozas tradicionales que narran el nacimiento de Jesús, como la Anunciación , la Visitación y el Portal de Belén , porque estamos en una sociedad mayoritariamente cristiana y se ha politizado mucho esta tradición, llegando a ser otros años desfiles circenses desprovistos de su sentido original.

Pero si viajamos de la forma al fondo, la fiesta de la Epifanía hunde sus raíces en e l Egipto faraónico que el 6 de enero celebraba la manifestación del nuevo sol, y se describe en el evangelio de San Mateo : «Nacido Jesús en Belén de Judá, en los días del Rey Herodes, llegaron del Oriente a Jerusalén unos Magos preguntando dónde estaba el Rey de los Judíos que había nacido, porque su estrella habian visto en el oriente y venían a adorarle. Y la estrella les guíó hasta el niño que según los profetas sería el guiador de Israel, y postrándose lo adoraron y les ofrecieron sus regalos oro, incienso y mirra».

La tradición les pone nombre Melchor , rey de Nubia y Arabia, Jaspar rey de Tharsis y Egriseula, y Baltasar , rey de Godolia y Saba.

Parece ser que la estrella en el Este es Sirio, la cual el 24 de diciembre se alinea con las tres estrellas más brillantes del Cinturón de Orión, los Tres Reyes o la Tres Marías, apuntando todas al lugar por donde sale el Sol, el nacimiento de Dios en la Tierra.

Tiene sentido que procedan de Oriente, donde nace el sol, Jesús es el nuevo sol que nace para poner fin a la larga noche de aquellos tiempos, dando lugar a un nuevo día, una nueva era.

Representar a los Reyes Magos , en sus personas, a el mundo pagano que venía a postrarse a los pies de Cristo, significa que la salvación que trae Jesús es para el mundo entero.

Simbólicamente los regalos de los Reyes Magos son los dones con los que somos bendecidos cuando el alma desarrolla su parte divina. El oro simboliza el rey interno y su poder de manifiesta en el plano terrenal, el incienso simboliza el dios interno y su poder espiritual, y la mirra simboliza al hombre capaz de canalizar lo divino que lo convierte en rey.

Cada persona tiene la misión espiritual de convertirse en rey de su propia vida , de llegar al autodominio, y ha de ser capaz de llegar a ser la mejor versión de sí mismo. Esta misión, según el misterio que recordamos hoy, no puede hacerse desde el yo inferior, si no que tiene que conectar el ego con el yo superior, que es el capaz de desarrollar lo que de Dios tiene en potencia, cada ser humano.

Es por ello que las tradiciones viajan desde la noche de los tiempos a nuestros subconcientes transmitiendo unos mensajes importantes que el hombre no debe olvidar en la era del egoísmo electrónico , y por lo que hay que luchar por perpetuarlas en nuestros corazones.