La Joven Orquesta de Córdoba celebra una década de formación y éxitos

Del éxito de la iniciativa hablan los datos, ya que la formación acumula más de 60 conciertos en estos diez años y supera la treintena de encuentros organizados. Otro dato fundamental es que muchos de sus antiguos integrantes son hoy miembros de otras orquestas profesionales de España y Europa, lo que certifica que se ha cumplido el objetivo de que sirva de correa de transmisión hacia el mundo profesional y las grandes formaciones.

El décimo aniversario, aparte de la celebración musical que hay prevista para el 9 de abril en el Gran Teatro con numerosos músicos invitados, supondrá cambios importantes en la Orquesta. Alejandro Muñoz , director desde hace ya ocho años, dejará el cargo y será sustituido por uno de los más talentosos músicos jóvenes de Córdoba, David Fernández Caravaca , también director, actualmente, de la Kammerphilarmonie de Weimar, en Alemania, donde trabaja y estudia.

Según explica Muñoz, su decisión de dejar la dirección «no es por cansancio ni falta de energía», sino porque tiene la convicción de que la Joven Orquesta debe ofrecerle oportunidades también a los directores que empiezan con el fin de que puedan tener experiencia en la organización de una formación orquestal.

La elección se ha realizado a través de un proceso abierto convocado por la junta directiva de la JOC y a partir de ahora los directores se renovarán cada tres años bajo este criterio de ofrecer opciones a los nuevos talentos.

Muñoz dirigirá su último concierto del 9 de abril, en el que abordarán el 'Carmina Burana' de Carl Orff junto a los Coros Ziryiab y Averroes de la UCO, la Escolanía Cajasur y los solistas Auxi Belmonte , Javier Povedano y Konstantin Derri.

El todavía director de la JOC hace «una valoración muy positiva » de estos años. «Es un proyecto que ha ido creciendo en infraestructura, tanto en la forma de organizarnos como en el nivel de la propia orquesta», explica.

Muñoz cree que ha sido reconfortante y un estímulo «observar el compromiso de los músicos y la respuesta del público de Córdoba y de la provincia a nuestros conciertos». Según el director, la JOC «vino a dar respuesta a la necesidad de formación que tienen los jóvenes músicos en materia orquestal una vez concluyen el Conservatorio y también suma en lo que se refiere a la programación de conciertos y actividades».

La formación se renueva cada dos años con la apertura de un p roceso de selección y el repertorio, durante la dirección de Muñoz, ha tenido un carácter cíclico con el fin de que «cada nueva generación que llega interprete primero piezas orquestales más clásicas, luego se adentre en el romanticismo para abordar finalmente obras contemporáneas o más complejas».

«La idea es que tengan una visión general como formación del f uturo profesional », explica el director, que dice que los promotores de la formación «estamos muy orgullosos de que muchos de nuestros músicos, que vienen de diferentes lugares, sean hoy músicos de orquesta o catedráticos de Conservatorio ».

Por su parte, el nuevo director, David Fernández, asume el nuevo cargo como «una gran responsabilidad, pues la JOC es un proyecto muy importante y necesario». También reconoce que para él, que ahora reside en Alemania, será una oportunidad de seguir vinculado a su ciudad natal a través de una orquesta que considera «una plataforma muy necesaria , que atrae a otros músicos andaluces y que permite tener una experiencia similar a lo que se a vivir en una orquesta profesional».

La idea Fernández Caravaca es la de apostar por repertorios y obras adecuadas al nivel de la posibilidades de la plantilla en cada momento, pero su pretensión es que sea variado con el fin de que provea a los jóvenes músicos de un repertorio amplio.

«Tenemos que tocar música de todos los países, también española y de compositoras , sin desdeñar la música de cámara porque también es muy importante en el proyecto que los músicos sepan trabajar en este tipo de formaciones », explica el nuevo director.

La Joven Orquesta también deja buen recuerdo en los músicos que por ella han pasado, como el contrabajista albaceteño Antonio Torres , que hoy ejerce como catedrático por oposición en el Conservatorio de Sevilla y que ha tocado con grandes orquestas como la de la Ó pera Nacional de París . «La Orquesta se creó cuando yo estudiaba en el Conservatorio Superior de Córdoba y fue muy emocionante», recuerda de aquellos primeros años.

«Desde el principio tuvo un sistema muy serio», recuerda el contrabajista. Torres defiende que la Joven Orquesta es un elemento fundamental de la vida cordobesa, porque es un foco de atracción para los músicos jóvenes «que queremos ir allí».

En la misma línea se manifiesta también el trompista jiennense Francisco Antonio García Romero , integrante actual de la Orquesta de Córdoba pero que sus primeros pasos los dio en la JOC.

«Para mí la Orquesta Joven fue una de las etapas mas importantes de mi vida», explicá. Llegó sin haber terminado la carrera para hacer una sustitución de un trompista en uno de los encuentros de febrero. Según relata, el concierto salió bien y a él le gustó, por lo que más adelante hizo las pruebas y «al final fueron seis años».

«Para mí ha sido muy importante porque en ella he podido conocer un repertorio orquestal y he podido crecer de la mano de Alejandro y de los profesores», explica. «Mi sueño era ser músico de orquesta y hoy soy solista contratado en la Orquesta de Córdoba, algo que no habría podido ser sin todo ese aprendizaje previo», resume.

Por último, también una integrante actual y miembro de la junta directiva, la violinista Teresa Córdoba , reflexiona sobre lo que significa para los músicos. «Hasta ahora llevo cinco años viniendo a todos los encuentros y creo que para los jóvenes es una oportunidad magnífica de aprender a tocar en una orquesta, algo que en los conservatorios a veces queda relegado y no se aprende la disciplina que requiere una formación de este tipo, algo que aquí sí se tiene desde el primer momento», explica.

Según Teresa, «cuando llegas a otra orquesta nada te sorprende porque se trabaja exactamente igual», a lo que añade que en las dos semanas que duran los encuentros «hay un buen rollo increíble, por lo que surgen otros proyectos».