La cátedra de Pablo Laso en la Universidad de Córdoba

Pero Laso sabía que venía a Córdoba a otra cosa que no tenía que ver con lo puramente deportivo. De ahí que optara por el silencio oficial, aunque lo paradójico del caso es que tenía que hablar sobre la comunicación a través del lenguaje y las emociones . Y lo cierto es que lo consiguió.

Laso planteó su ponencia en el Salón de Actos de la Facultad de Filosofía y Letras como si se estuviera dirigiendo a su grupo de trabajo. De hecho, inició su intervención haciendo un guiño a la tierra echando en falta la presencia de Felipe Reyes afirmando que «debería estar aquí» . Y es que el capitán de su plantilla es cordobés.

Pero metido de lleno en su papel, Laso recordó al que oficia como entrenador. Sin la chaqueta y la corbata, pero desplazándose de un lado a otro del escenario para hacerse cercano a los cerca de 250 asistentes que llenaron el aforo. «Si hace 35 años, tengo ahora 51, me dicen que acabaría dando una charla en una universidad me hubiera echado a reír », justificó. Especialmente, porque «entonces sólo quería pasarlo bien con mis amigos y eso significaba que jugaba al baloncest o ». De ahí definió que el deporte de la canasta es su «vida» .

De esta forma, Laso, jugando con la temática del ciclo que le tocaba abrir, ya había utilizado el uno de los términos que dan pie. Pero lo justificaba alegando que «el baloncesto es, además de mi vida, mi medio». Porque su dedicación profesional va a lo mismo hasta el punto de decir que «estoy aquí por ser entrenador del Real Madrid y no por ser Pablo Laso, aunque Pablo Laso, de no ser entrenador del Madrid, también sería entrenador de baloncesto del equipo de sus amigos de Vitoria ».

Y de ahí dio paso al segundo epígrafe «el baloncesto es mi vida y mi emoción y sin emociones no se pueden vivir ». Algo que entiende que «va mucho más allá del deporte». Entre frase y frase, Laso se iba ganando la atención de los asistentes a los que se dirigía con la naturalidad con la que habla a sus jugadores afirmando que «sin emociones en la vida estamos jodidos». Y de ahí le dio pie para justificar algunos de sus momentos televisivos cuando se dirige a sus pupilos en los tiempos muertos.

De ahí que el siguiente paso fuera interactuar con los asistentes . De esta forma, pasó a explicar lo que supone el lenguaje para potenciar el trabajo de un grupo de trabajo. «Sin hablar no se puede entrenar» , al tiempo que también lo justificaba que «tan importante que es que los jugadores puedan comunicarse entre sí». Aunque para ello fundamentó que es fundamental saber a qué auditorio te diriges. Laso relató que «tengo que hablar con chicos de 18 años y a otros de 38, que además son de diversas nacionalidades y los hay que quieren hablar en castellano y otros que no». De ahí que sea fundamental saber de qué «modo» puede comunicarse con todos. Una señal que confirma su convivencia con el éxito.

Laso desveló cuál es su palabra favorita, la primera que tiene en mente: «Respeto» . Al hilo de la misma, Rafael Migueles, el moderador del acto, le preguntó que cuál era su éxito. Laso concluyó que «mi éxito es personal y puede ser ganar o ser padre, pero me he ganado el respeto de que yo decida cuál es mi éxito» . Un entrenador que ha hecho de su juego cátedra y que también es capaz conseguir otra con la palabra .