PERDONEN LAS MOLESTIAS

Caminos privados

Casi un tercio de los caminos públicos de Córdoba que nos pertenecen a todos desde tiempo inmemorial se han privatizado

Protesta de la plataforma 'A Desalambrar', por los caminos públicos, en una imagen de archivo VALERIO MERINO

Si usted quisiera dar un paseo por los caminos públicos de Córdoba tendría kilómetros por delante suficientes como para llegar a Almería a pie. Es decir. Echaría a caminar con su mochila por la vereda de Alcolea y, a razón ... de 30 kilómetros al día, avistaría la Alcazaba almeriense en once jornadas y media. Que no está nada mal la broma, oiga.

Los caminos públicos tienen una peculiaridad . Que son públicos . Quiere decirse que están protegidos por la Constitución española y son perfectamente inalienables, inembargables e imprescriptibles. De tal manera que usted, teóricamente, puede transitar a través de ellos con la seguridad de que pisa terreno propiedad de todos y que nadie le va a salir al paso con una escopeta de cartuchos y un par de simpáticos mastines.

Decimos teóricamente . En la práctica, de los 345 kilómetros calificados como senderos de dominio público, al menos 102 se encuentran cerrados al paso . Si se entretiene en hacer una operación matemática elemental, se dará cuenta de que casi un tercio de los caminos públicos de Córdoba que nos pertenecen a todos los ciudadanos desde tiempo inmemorial han sido privatizados por obra y gracia de un particular.

Usted se preguntará que cómo es posible tamaño atropello . Eso mismo nos preguntamos nosotros. Lo cierto es que en este hermoso país en que vivimos cualquier señor (o señora) puede coger una cancela , una cadena y un candado y decretar la clausura unilateral de un camino público sin despeinarse el bisoñé. Luego vaya usted a reclamar al juez de guardia o ponga una velita en la ventanilla de la consejería correspondiente. Ya se lo decimos nosotros: tararí que te vi.

En España, la propiedad privada es sagrada (lo cual nos parece divino de la muerte). Pero el espacio público es el moño de la Tía Bernarda , que lo mismo puede ser invadido, confiscado , usurpado, requisado, incautado o simplemente convertido en el jardín trasero de averigüe usted qué desaprensivo. Sin que un ministro, un consejero o un alcalde muevan un dedo para impedirlo. Lo cual qué quieren que les diga.

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