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La Graílla

Ojos abiertos, ceño fruncido

En las colas de Flora hay un bucle melancólico: gustaban más las propuestas de los primeros años

Lujo imperecedero (12/10/29024)

Luis Miranda

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Para resumirlo, al encontrarse con las instalaciones de Flora antes había que abrir los ojos y ahora hay que fruncir el ceño. Aquel festival que llegó casi de puntillas a la ciudad, cuando nadie se había dado cuenta de que se gestaba como una ... planta exuberante, y que la inundó de colores, de geometría y de sugerencias tenía la melodía de las exclamaciones de asombro, la percusión de los dedos que señalaban detalles cromáticos y el ritmo quieto de ir sin prisa alguna para enfrentarse a lo que más que montajes parecían plantas antediluvianas y caprichosas.

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