Entrevista
Antonio Serrano, ex jefe de la Policía Local: «Puede que haya un exceso de eventos en la calle, y la gente se cansa»
Tres décadas en el Cuerpo y 19 años de máximo responsable. Llegó con el cambio de la Feria al Arenal y se va con el deseo de ver 500 policías en la plantilla de Córdoba
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Córdoba
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Iniciar sesiónHan sido treinta y tres años de servicio en la Policía Local de Córdoba y diecinueve de ellos como jefe. Antes militar y licenciado en Derecho. Ahora llega la jubilación. Antonio Serrano es un prieguense sereno en las palabras, optimista declarado y ... discreto en su puesta en escena.
-Cuando un jefe de policía local como usted sale de su casa todas las mañanas, y da ese primer paso a la calle, ¿cuál es el primer pensamiento que se lleva puesto?
-Siempre ha sido el pensamiento positivo. Con el pensamiento positivo se construye aunque se tarde más que en destruir. Construir con tiempo, con esfuerzo, con dedicación lo que yo entendía que tenía que ser una policía local moderna, integrada en la ciudad y con sus ciudadanos. Y que fuera sentida con cariño. Es mi policía local y la que me va a ayudar a resolver cualquier problema. Con toda la capa social y los colectivos.
-¿Y esa es la Policía que deja?
-Bueno, sería muy pretencioso por mi parte decir que es la que he dejado. Yo lo he intentado, y creo que en cierta medida le he dado estabilidad a la policía durante muchos años. No hemos tenido apenas conflictos salvo los típicos sindicales que siempre se producen en cualquier plantilla. Creo que he mejorado y todos hemos mejorado. Hemos mejorado los recursos materiales y los hemos intentado con los recursos humanos.
-¿Cómo era aquella policía que se encontró cuando ingresó en este cuerpo?
-Bueno, la policía cuando yo llegué tenía unos mandos muy mayores y que, prácticamente, no tenían estudios. Eran muy voluntariosos, respetuosos y disciplinados con los mandos; pero tenían esa carencia. Hoy en día la mayoría de los policías están bastante más formados y tienen más nivel cultural y profesional. ¿Cuál es el problema? Que los chavales de hoy en día tienen que tener cuidado y un poquito de mano izquierda con los ciudadanos. Cuando eres joven vienes con una carga importante de comerte el mundo y muchas veces tienes que pararte...
-¿Más psicología con los ciudadanos que otra cosa?
-Más psicología, y si me apura un poquito más de amabilidad en sus intervenciones. No es que esto pase con todos, hay gente buena; pero de vez en cuando hay que ir corrigiendo eso por parte de los mandos.
-¿Y cómo era aquella Córdoba que se encontró al llegar a la Policía Local?
- La Córdoba que yo me encontré fue la de la Feria en el Paseo de la Victoria, la que no tenía rondas de tráfico los continuos atascos en el Puente San Rafael o la circulación por el Puente Romano. Recuerdo que una de las hojas de ruta que hacíamos era regular a determinada hora del día el Puente de San Rafael. Había permanentemente policías de tráfico. En eso hemos avanzado mucho. A mí me cogió el cambio de feria cuando estaba Herminio Trigo y estuve 15 meses de jefe sustituto. Aquella feria fue tremenda. Partíamos de cero con los carrillos de comida y los cubatas en la Victoria que había que erradicar. Y luego el botellón, una lucha continua porque se metía dentro de la Feria hasta que luego se apartó al río. Aquello era un estercolero.
Nuevos agentes locales
«Los chavales tiene que tener cuidado y un poco de más mano izquierda con los ciudadanos; están más formados»
-La ciudad ha crecido en superficie habitada, ahora nuevos barrios y un término municipal con Sierra y mucha periferia a la que la pandemia llevó muchos residentes. Me temo que no tenemos la plantilla óptima aún...
-La plantilla óptima, medianamente, yo creo que son 500 policías con una ratio 1,5 por cada mil habitantes. Nosotros hemos estado mucho tiempo en 1,1 ó 1,2. Ahora con la nueva promoción estaremos en 1,3 y cuando se incorporen los que están en la academia seguiremos sumando. Lo más óptimo sería una ratio de 2 policías.
-Me imagino que le habrán dicho muchas veces lo que muchos cordobeses hemos sentido o percibido... ¿y dónde está la Policía que no se ve...?
-Cuando llegué en 1992 había 430 policías aproximadamente. Luego esa cifra fue disminuyendo. Nunca hemos alcanzado la cifra de 450. Y cuando se aprobó el Real Decreto de Jubilación Anticipada en diciembre de 2018, el 1 de enero se me jubilaron 60 policías de golpe y, claro, tuve que recomponer toda la plantilla. Se me jubilaron muchos jefes de turno. Aquello fue tremendo. Y al año siguiente, la pandemia. ¿Cuál es el problema? Que cuando sacamos 97 plazas por fin, 30 de ellos pidieron excedencia. Eso lo ha corregido ya la nueva ley de policías locales. En teoría no puedes pedir excedencia cuando logras una plaza, aunque hay vericuetos legales que algunos explotan. Y todo ello en una ciudad que crece y tan grande como ésta. Espero que a partir de ahora las promociones vayan saliendo cada dos años, porque las jubilaciones van a seguir. Cuando se llega a los 60 años, casi todos los efectivos se jubilan.
Años duros
-Si le cito el año 1996 me imagino que lo llevará grabado a fuego. El asesinato de dos policías locales por la banda de Lavazza y el atentado de ETA en la avenida Carlos III... ¿Han sido los peores momentos?
-Fue un año terrible. En ambos casos estaba de intendente jefe en servicio y me tocó organizarlo todo. En Carlos III nos llevamos un coche con la grúa cargado de explosivo. Allí había puestos dos coches. Uno tenía el detonador y el otro, en frente para que explotara. Les falló lo que sea cuando iba a pasar el autobús militar, y luego explosionaron el del contenedor que fue el que mató al sargento Ayllón. La grúa se lleva el otro a una calle cercana. Y fue una persona la que se dio cuenta por la tarde de que al vehículo de la grúa le colgaban cables. Aquello fue un milagro que no voláramos todos.
Crimen de las dos policías
«Fue terrible. Recuerdo cómo tuvimos que llevarnos los cuerpos del Pretorio porque aquello era un espectáculo»
-¿Y la muerte de sus dos compañeras?
-Terrible, es algo que no se te olvida. Desde las 8 de la mañana que llegué al Pretorio y luego tomar todas las decisiones. La primera, junto a los forenses y la jueza, quitar de allí los cuerpos y llevarlos a la comisaría. Era un espectáculo. Luego la autopsia, la capilla ardiente, el sepelio en la Mezquita-Catedral. Todo lo llevo grabado.
-Quiero preguntarle por el 'caso Torreblanca' que destapó este periódico. Agentes de la Línea Verde, edificaciones ilegales en Torreblanca, vulneración de datos del sistema... Una tormenta que le llevó a apartarse de la jefatura durante un tiempo hasta que judicialmente se sustanció...
-Luego al final salió todo el mundo absuelto. No sé si hubo entonces impacto en la ciudadanía, no sé lo que pensó. Yo, la verdad, que estuve dos años y algo fuera mientras se sustanció el procedimiento. Estuve en el Departamento de Selección de Personal, de asesor técnico jurídico y me sirvió para retomar un poco mi carrera de Derecho. Como he dicho antes, yo lo veo todo en pensamiento positivo y a mí me sirvió mucho para conocer otra realidad fuera de la Policía Local y conocer el funcionamiento del Ayuntamiento y abrir la mente.
-La ciudad, a día de hoy, parece un gran escenario en el que no paran de celebrarse eventos en la calle. Procesiones, carreras, actividades lúdicas, fiestas... Tiene su lado positivo, pero también su parte negativa. ¿Hay que poner límite o todo es soportable, sobre todo, de cara a la organización policial y de la seguridad que debe haber detrás...?
-Hay que conjugar las actividades en la ciudad con la seguridad. Es verdad que en los últimos tiempos se ha disparado, incluso las propias agrupaciones de hermandades y algunos miembros del clero están diciendo que, bueno, que ya está bien, ¿no? Yo recuerdo, como anécdota, de anteriores miembros de la agrupación de cofradías que decían que parece que hasta por el cumpleaños de un hermano mayor se sacaba un paso. Puede que esté dando lugar a un exceso y que la gente ya se canse. Igual con las carreras populares, cada día hay más. Nosotros intentamos, en cierta medida, que se regule eso, tanto con la agrupación como con el Instituto Municipal de Deportes, como los conciertos, etcétera. Pero, bueno, es inevitable que el Ayuntamiento quiera que haya eventos y quiera que todo vaya estupendamente.
-Pero todo eso requiere un esfuerzo de plantilla, volvemos a la ratio, y más los fines de semana. Y eso ha derivado en tensiones y amenazas de plante por las horas extras...
-Es un tema prácticamente de todos los ayuntamientos. Recuerdo que el jefe de Sevilla me contaba que en septiembre del año pasado ya había pagado el Ayuntamiento hispalense 18 millones de euros en horas extras. El tema está en que tienes que compaginar la planificación con un servicio extraordinario. Eso depende de Recursos Humanos. Yo ahí siempre me he mantenido al margen, en el sentido de que lo único que he requerido personal y ellos han llevado las negociaciones y han llegado a los acuerdos que ellos han tenido que llegar.
-La creación del Centro de Emergencias y Coordinación Operativa (Cecop) ha sido un paso adelante para estos actos multitudinarios....
-El primer Cecop que iniciamos fue cuando se trasladó la carrera oficial a la Mezquita. Compartí con Emilio Aumente aquel traslado. Y ya en aquella primera Semana Santa hicimos, digamos, una prueba de un centro de coordinación operativa. Además, en Semana Santa es fundamental tener un centro de coordinación operativa. Con el tiempo se ha ido perfeccionando. Claro, este año en las Cruces se ha montado por las circunstancias que se venían arrastrando. También se han metido muchos más efectivos gracias a un acuerdo sindical sobre las horas extra. Es bueno que haya un Cecop en todos los grandes eventos con todas las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y todos los participantes.
Patinetes
«La gente tendrá que ir pensando que el patinete es un vehículo, que creo que no lo piensa aún; y en cumplir las normas»
-¿Qué le falta al tráfico de la ciudad todavía, hoy en día? No el debate de las rondas, sino en las tripas del casco urbano...
-Las competencias de tráfico son del Departamento de Movilidad, no son expresamente de la Policía Local. Ellos tienen sus ingenieros y son los que están todo el día pensando si el Paseo de la Victoria tiene que ir en dirección norte o tiene que ir en dirección sur. Luego es verdad que en reuniones nos consultan y nosotros damos nuestra opinión. Con las rondas se ha mejorado bastante. Es verdad que hay horas puntas en que determinadas zonas se atascan. Por ejemplo la glorieta de Louvière hacia Las Quemadas. Se mejorará con el nuevo enlace de salida hacia la Autovía desde el polígono. De todas maneras, he leído hace poco que Córdoba no es de las ciudades que más tiempo esté la gente en el coche para ir a trabajar, aunque tampoco la gente termina de acostumbrarse a coger el transporte público. Hay atascos, pero son mínimos.
-Hay un tema que tiene a la gente bastante cabreada: los patinetes. Este fenómeno es tan de uso doméstico que exaspera a muchos cordobeses...
-Hasta que no se regule a nivel estatal la obligación de tener seguro, casco y una serie de cuestiones más, todavía tendremos algún que otro problema. La gente tendrá que ir pensando que el patinete es un vehículo, que creo que no lo piensa aún; que tiene que observar las normas de tráfico, que creo que no las observan. Hemos puesto ya muchas campañas, pero es complicado tener en toda la ciudad policía nada más que dedicada a eso. Lo que falla es la cultura, el aprendizaje, el que se le exija un curso de seguridad vial previo, igual que a los de la bicicleta. Con los agentes tutores nuestros es una de las cuestiones que hemos trabajado en los centros educativos porque lo usan.
-¿Había antes más vocación que ahora para ser policía local? ¿Se ve ahora más un puesto de trabajo seguro que un servicio público?
-No lo sé, supongo que, como en todas las profesiones, habrá gente que entre con mucha vocación, que sea el objetivo su vida, y supongo que habrá un tanto por ciento que diga que voy a ser funcionario y ya me echo a dormir. No vamos a negar que los policías locales cobran bien. Todos sabemos cómo es la generación Z.
-¿Se lleva puñaladas traperas?
-Creo que no. Me voy con cariño de mucha gente. En mi despedida hubo más de 200 personas de todas las instituciones y lugares. Un jefe a todo el mundo no puede gustar. Es inevitable, tienes que tomar decisiones. He cometido errores. No soy una persona rencorosa.
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