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PASAR EL RATO

La carta

El presidente exaltado necesitó cuatro páginas para decir que está triste

Pedro Sánchez no dimite: «Esta decisión no es un punto y seguido, es un punto y aparte. Se lo garantizo»

El presidente Pedro Sánchez ABC
José Javier Amorós

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En la reciente carta pastoral del divino Sánchez a sus abonados, excitándolos para organizar un acto patriótico de exaltación de él y menosprecio del resto, se echa en falta un buen soneto. Toda la carta es una canción de amor desesperada, y mal ... escrita. Si Valéry tenía razón y la sintaxis es una facultad del alma, el alma de Pedro Sánchez está inacabada. La misma catilinaria de la carta contra jueces, periodistas, feijoes y abascales tiene tan poco nivel que los aludidos no pueden tomarse en serio a un enemigo sin altura literaria. Pero ¡el amor, presidente, el amor!, que mueve todas las televisiones gubernativas, tampoco tiene en Sánchez un cantor digno. Y para eso hemos gastado en usted tantos millones de euros los españoles, pagándole los asesores más conspicuos, los palacios más confortables, viajes, lujos, compañías indeseables, cátedras para la joven Gómez… Para que se limite a declarar que está usted profundamente enamorado de su mujer, como si la dulce Begoñita fuera una modistilla y el presidente del Gobierno de España un oficinista deprimido.

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