FINAL CON POLÉMICA
El increíble lío arbitral de Teixeira Vitienes
Cinco minutos de esperpento, idas y venidas que perjudican al Córdoba
JOSÉ M. DOMÍNGUEZ
El Celta-Córdoba dejó una imagen para el recuerdo. No, no fue el golazo de Nolito. Porque el colegiado se encargó de eclipsar cualquier buen detalle futbolístico. Protagonismo absoluto para José Antonio Teixeira Vitienes, que centró los focos sobre su figura a partir del minuto ... 80 y se convirtió desde entonces en «trending topic» en las redes sociales. En Twitter recibió duras críticas y burlas que no sólo podían leerse en los tablones de usuarios cordobesistas.
¿Pero qué pasó realmente durante los famosos cinco minutos de confusión? Todo nace en la banda izquierda. Edimar pone un centro muy pasado que atraviesa el área y está a punto de abandonarla. Lo evita Fausto Rossi, que llega in extremis para intentar controlar el cuero.
El italiano choca con Carles Planas, que se lanza unas décimas de segundo tarde y, al tratar de despejar, derriba al futbolista del Córdoba. Teixeira Vitienes, que ha visto la jugada desde el balcón del área, detiene el juego, aunque no sabe muy bien por qué.
Le invaden dos dudas: ¿Plantillazo de Rossi o falta de Planas? ¿Dentro o fuera del área? Con el juego detenido, se dirige hacia su asistente. El colegiado cree que puede ser penalti, pero el banderín del linier ha señalado desde el primer momento una infracción del centrocampista del Córdoba.
De cabeza en el laberinto
La contradicción costará cara al equipo blanquiverde, pero más aún a la imagen del árbitro, que no sabrá salir de un laberinto en el que está a punto de adentrarse de la mano de su juez de línea.
Acuden rápido los jugadores califales y celestes para decantar la balanza hacia su favor. Participan en la tangana incluso los que realizan ejercicios de calentamiento en aquella zona del campo. También los delegados de ambos clubes. Descompuesto, tembloroso y con la mirada perdida... Penalti. Tarda un minuto Teixeira en asumir que debe pitar algo. Así que señala el punto fatídico al mismo tiempo que se abre paso entre el tumulto.
Un último invitado a la fiesta: Eduardo Berizzo. El entrenador del Celta se juega el puesto y, sin nada que perder, agarra al árbitro por la cintura le obliga a dirigir la mirada hacia algún trozo de césped levantado fuera del área.
La actitud del técnico local le costó al final la expulsión
El colegiado, primero, escucha con atención, como si el técnico de uno de los clubes implicados fuese a resolver de forma neutral sus dudas existenciales. Después, lo expulsa por haber salido de su área técnica. Pero Berizzo ha cumplido su objetivo: ha aumentado el infinito miedo al error de Teixeira, que vuelve a ponerse en las manos de su asistente.
Ghilas sostiene el balón, ansioso por colocarlo sobre el punto de penalti. Trata de aislarse, aunque resulta imposible. Los cordobesistas rozan el ataque de nervios. La nueva conversación entre el árbitro y el juez de línea provoca que se lleve las manos a la cabeza Bouzón, al que se le escapa una sonrisa que contiene tanta ironía como frustración y asombro.
«¿Ya no es penalti?» Los futbolistas del Celta abandonan la escena aliviados. Abel, como capitán, expone los últimos argumentos a la desesperada. Pero el juez, después de romper sus dos primeras sentencias, opta por un último veredicto: falta de Rossi.
Así terminó, sobre el césped, la pesadilla de José Antonio TeixeiraVitienes, cuya carrera quedará marcada por cinco minutos esperpénticos en los que perdió la autoridad. A los integrantes de uno y otro equipo les costaba después del partido encontrar explicación a lo sucedido.
Nadie recordaba algo similar. Quizá debían remontarse a etapas formativas, a los campos de tierra... Pero acababa de ocurrir en Primera. En la considerada por muchos como «mejor liga del mundo».
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