El centro congresual, adjudicado tras descartar que haya una baja temeraria

La Junta de Gobierno Local aprobó ayer la adjudicación del proyecto a Terrados y Suárez. El gobierno municipal aceptaba al final, previo informe técnico favorable, la propuesta de estos dos arquitectos sevillanos. Se despejaba así la incógnita sobre si el Ayuntamiento admitiría su oferta, ya que, con los números en la mano, incurría en baja temeraria. Se situaron a años luz de los otros tres competidores: 666.826 euros. Eso implica una bajada del 55% sobre el valor de licitación 1,48 millones —los valores se dan sin IVA y con él se iría a 1,8—. Esa rotunda mejora en lo económico es la que ha hecho a Suárez y Terrados ganar el concurso, aunque en una reñida pugna con el estudio madrileño Hago.

Como fija la normativa, para que su propuesta no se descartara por baja temeraria, la alianza de estos dos arquitectos tenía que justificar cómo generaba semejante reducción en el coste de ejecución del contrato. O sea, que debían argumentar que, de ser elegidos, no había riesgo de que el contrato no se cumpliera. Sus razones convencieron al técnico que debía elaborar el informe al respecto —un arquitecto de la Gerencia de Urbanismo y responsable del pliego del concurso— y, como avanzó en su día el edil de Hacienda, José María Bellido, el gobierno local siguió su criterio.

Así, el citado concejal indicó ayer que la propuesta de los ganadores «no pone en riesgo en absoluto el desarrollo del trabajo». Añadió que el informe del técnico apunta que es «una cuestión de honorarios». «Han justificado sobradamente los gastos obligatorios en los que incurren y hay margen amplísimo hasta la oferta presentada», aseguró. Dicho informe señala que estos dos estudios de arquitectos esperan unos gastos de 167.000 euros, con lo que les quedará medio millón de beneficio para pagar a su personal. Y también indicó como elementos importantes para que se haya aceptado que su propuesta no era una baja temeraria su «experiencia en la construcción de equipamientos similares» y que se encuentran realizando otros proyectos en Córdoba, lo que les permite «un ahorro de costes».

Bellido indicó que el periodo que han ofertado para redactar el proyecto son 62 días a partir de la firma del contrato —para rubricarlo, deben remitir una serie de documentación—. Por ello, indicó, debe estar para finales de septiembre ya elaborado. Todo enfocado al objetivo del gobierno municipal, tras múltiples retrasos: que la obras arranquen en el inicio de 2015, ejercicio, no se puede olvidar, de las municipales. La construcción tiene un presupuesto de 14 millones.

Bellido destacó dos cuestiones del diseño ganador. Es, indicó, por un lado, una propuesta de «elevadísima calidad técnica y arquitectónica». Resaltó «sobre todo la funcionalidad que permitirá disponer de un Centro de Convenciones muy útil para el sector turístico de Córdoba y para la ciudad».

No en vano, una de las cuestiones que destacó el comité de expertos asesores de este concurso es que Suárez y Terrados diseñan en el interior del Pabellón del Parque Joyero el «salón de reuniones más representativo de la ciudad». Incidían en el hecho de que ofrecen «múltiples posibilidades» de compartimentación del espacio. Eso se logra mediante un sistema de «columnas de almacenaje y paneles colgados corredores». A todo esto se une, continuaba el informe de los expertos, que el potencial se incrementa al incorporar un conjunto de graderíos retractiles, integrados en el edificio, que permiten «la inmediata transformación de usos y evita coste de alquiler del equipamiento».

Además de la funcionalidad, los expertos indican que Suárez y Terrados proponer hacer del Pabellón del Parque Joyero un «volumen compacto y homogéneo de hormigón blanco, prefabricado». Esa «imagen de caja ciega» queda recortada con varios huecos de gran formato que «le confieren carácter de edificio público» y, además, dicha imagen la perfora una «celosía menuda cuya geometría nace de la interpretación de las lacerías califales». Todo ello configura, según los citados expertos, una «basílica laica» en contraste con los edificios industriales del entorno.

Para acentuar y organizar, el acceso al interior, configura en la fachada un espacio lineal a modo de porche (sustentado por un letrero de gran formato que identifica el edificio), que se extiende desde el vértice noroeste hasta la puerta de entrada, situada en el límite de separación con la sede de Surgenia, que seguirá estando en el pabellón del Parque Joyero.