Andalucía, el pacto del PP y Vox que inspira la 'Operación Feijóo'
Juanma Moreno llegó a la Presidencia de la Junta en 2019 después de que Vox renunciase a entrar en el Gobierno
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El 10 de enero de 2019 el PP y Vox firmaban en Sevilla el acuerdo que ponía fin a 36 años de gobierno socialista en Andalucía y que llevaba a Juanma Moreno al palacio de San Telmo, sede de la Presidencia de la ... Junta. La formación de Abascal renunciaba a entrar en el Ejecutivo pero se comprometía a apoyar la investidura de Moreno a cambio de un acuerdo de mínimos que el nuevo Gobierno, integrado por el PP y Ciudadanos, se responsabilizaba a cumplir.
Los tiempos han cambiado, pero aquella fórmula guarda una patente similitud con la estrategia dispuesta por ambos partidos para intentar una investidura 'in extremis' de Alberto Núñez Feijóo como presidente del Gobierno. Vox ha renunciado a formar parte del Ejecutivo para no convertirse en el obstáculo que impida el apoyo de otras formaciones al líder popular. En aquel acuerdo andaluz la situación era parecida, porque Ciudadanos se negaba a estar en el Gobierno con Vox. Desde el PP se diseñó una negociación a dos bandas, con la formación naranja para formar gobierno y con Vox para un acuerdo parlamentario que permitiese la investidura y una mayoría estable en la Cámara.
Ciudadanos no tuvo que firmar ningún documento con Vox, ya que el PP rubricó sendos pactos con cada una de las formaciones. La estrategia fue un éxito y la suma de los partidos de centro y derecha —PP había obtenido 26 diputados, Ciudadanos 21 y Vox 12— logró imponerse a la izquierda —el PSOE logró 33 escaños y Adelante Andalucía, la marca andaluza de Podemos, 17—. El cambio se hizo realidad.
Bendodo, el ideólogo
En la fotografía de la firma de aquel pacto, el primero alcanzado entre el PP y Vox, aparecen el secretario general del PP, Teodoro García Egea; Juanma Moreno; el secretario general de Vox, Javier Ortega Smith, y el portavoz de Vox en el Parlamento andaluz, Francisco Serrano. Han pasado solo cuatro años y medio, pero de todos ellos, solo Juanma Moreno permanece en primera línea política. El ideólogo del acuerdo, sin embargo, fue otro dirigente que no aparece en la foto: Elías Bendodo, quien no solo no ha perdido presencia política, sino que en estos años ha pasado de la 'cocina' del PP andaluz a la de Génova.
Bendodo representa la conexión entre aquel entendimiento con Vox en Andalucía y la operación con la que ahora se pretende agotar las posibilidades de llevar a Feijóo a La Moncloa. «Fue una negociación razonable, con sus tensiones pero que se desarrolló en clave positiva», recuerda el político malagueño. «Todos sabíamos que no podíamos defraudar las expectativas de cambio en Andalucía, los electores no nos lo hubieran perdonado», agrega.
Percepciones diferentes
El acuerdo del PP con Vox se desarrolló razonablemente bien durante la mayor parte de la legislatura, aunque fue un periodo convulso en la formación de Abascal, que tuvo hasta tres portavoces parlamentarios por sendas crisis internas. «Fuimos muy leales mutuamente; tuvimos algunos roces pero se sacaron adelante más del 80 por ciento de los objetivos firmados», explica Bendodo.
El formato de doble pacto y gobernabilidad a dos bandas funcionó hasta el último año de legislatura, cuando Vox quiso marcar distancias con el PP y adoptó una actitud más beligerante, impidiendo la aprobación de los presupuestos de 2022, lo que obligó a Moreno a prorrogar las cuentas autonómicas de 2021. El deterioro de la relación entre ambos partidos —los populares no tuvieron ningún problema con Ciudadanos, para entonces ya un partido en descomposición— provocó el adelanto electoral a junio de 2022.
En Vox, la negociación de aquel acuerdo se recuerda de otra manera. «Nuestra sensación es de que el pacto no se cumplió. Se hicieron las auditorías de las empresas públicas, que era uno de los requisitos que pusimos, pero otras muchas cosas se quedaron sin hacer», afirma un asesor del partido. «De hecho, la experiencia de Andalucía fue uno de los argumentos que citaba Abascal para defender la entrada en los gobiernos regionales. La verdad es que el éxito nos pilló de sorpresa; estábamos muy verdes, y el PP se aprovechó de ello», agrega.
En el PP andaluz comparten la percepción de que Vox mostró en la negociación falta de experiencia. «Hoy tienen un discurso de gobierno, pero en aquel momento nadie esperaba que pudieran tener la llave de la gobernabilidad», afirma un miembro del equipo de Juanma Moreno. Al comenzar la campaña electoral, el objetivo de Vox era lograr dos diputados, uno por Sevilla y otro por Almería. En la última semana de campaña, sin embargo, la expectativa de voto de Vox se disparó. Moreno recibió el último 'tracking' electoral que realiza su partido el sábado, en vísperas de la jornada electoral, al salir del cine. Daba ocho diputados a Vox, y no lo podía creer. Al día siguiente obtuvieron doce.
«Ellos llevaron toda la negociación desde Madrid, todo se decidía allí. Se percibía que no se esperaban aquel resultado, de hecho en la campaña nunca hablaron de entrar en el Gobierno, solo de ser decisivos. En cualquier caso, la necesidad del cambio político después de tantos años de socialismo prevalecía sobre cualquier discrepancia. Habría sido suicida no llegar a un acuerdo. La situación era parecida a la actual, en la que la coincidencia por la necesidad de cambiar el rumbo político del país prevalece sobre cualquier otra consideración. Por eso Abascal ha hecho el gesto de renunciar a figurar en un eventual gobierno de Feijóo», razona este dirigente del PP.
Percepciones de cada partido aparte, lo cierto es que aquel acuerdo inédito fue rentable para ambas formaciones. Impulsó el crecimiento de Vox, que en las elecciones generales celebradas once meses después obtuvo 52 diputados en el Congreso. El acuerdo de Andalucía presentó a los de Abascal —hasta entonces una fuerza semidesconocida— como un partido útil que mantenía una actitud constructiva para propiciar un cambio político que la mayor parte de la sociedad andaluza percibía necesario. Pese a sus virtudes y sus defectos, el pacto con el PP favoreció a Vox.
De hecho, llegó a los siguientes comicios andaluces, en junio de 2022, con expectativas de lograr veinte diputados en lugar de los doce que tenían. Sin embargo, la designación de una dirigente sin arraigo andaluz, como era Macarena Olona, y una campaña electoral nefasta, diseñada desde Madrid y sin tener en cuenta al equipo regional, hizo que sólo mejorase su representación en dos escaños, lo que se percibió como un fracaso. El PP, por su parte, fue el principal beneficiado por los tres años y medio de gobierno, ya que acaparó todo el voto de Ciudadanos e incluso rascó apoyos en nichos electorales socialistas, logrando una histórica mayoría absoluta en los citados comicios de 2022.
Desde aquel acuerdo de 2019, el PP y Vox han optado por pactos de gobierno —Comunidad Valenciana, Extremadura, Aragón o Baleares— o divorcio —Murcia y Ceuta—. El apoyo sin contraprestaciones de Abascal en el Congreso apunta, sin embargo, a la experiencia andaluza. «Ni el PP de hoy es el de 2019, ni desde luego Vox es el mismo que entonces», señala un dirigente popular que vivió de cerca la negociación andaluza. «Es un camino a recorrer porque existe, como entonces, el interés perentorio de que no gobierne el PSOE».
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