Los presos de ETA también piden el voto para Amaiur

De esta manera, el EPPK —que engloba a más de setecientos presos de la banda terrorista, incluidos Arnaldo Otegi y Rafa Díez Usabiaga— vuelve a escenificar su cierre de filas con la actual estrategia por las «vías políticas» de la «izquierda abertzale». Ya el pasado 24 de septiembre, el colectivo, representado por el etarra Jon Agirre Agiriano —autor de tres asesinatos, entre ellos, el de un niño de 13 años y excarcelado este año tras cumplir una treintena entre rejas— suscribió el «Acuerdo de Guernica». En el texto, Batasuna y sus «socios» de coalición pedían a la banda un «alto el fuego permanente, unilateral y verificable» como «expresión de voluntad para un definitivo abandono de su actividad armada». Incluían a cambio la demanda de «amnistía».

El llamamiento a las urnas tiene lugar apenas 24 horas después de que la banda hiciera su aparición en esta campaña, esta vez bajo el formato de una extensa entrevista con «Gara».

Históricamente, ha sido la propia banda la que ha apoyado, expresa o tácitamente, a su «marca» electoral, ya fuera en comunicados o con la irrupción «estelar» de encapuchados en los mítines de Batasuna. Sin embargo, en la entrevista, los dos portavoces de la banda no pronunciaron ni una sola vez el nombre de Amaiur, seguramente para evitar mostrar «peligrosos» vínculos que pudieran dar pie a que la Fiscalía actúe contra la coalición.

El contenido de la misiva del EPPK a «Gara» fue adelantado en parte el sábado por la tarde, coincidiendo con el mitin central de Amaiur en el velódromo de Anoeta. Los dirigentes de la coalición , que dedicaron profusos mensajes a los presos —«su libertad también será nuestra libertad»—, esperan recoger en forma de votos el 20-N la fuerte capacidad tractora que los reclusos y sus familiares ejercen en los sectores más duros de la sociedad vasca. De hecho, la petición al voto por Amaiur vino acompañada de las históricas reivindicaciones del colectivo que la «izquierda abertzale» acostumbra utilizar de botín emocional, como la puesta en libertad de los reos enfermos y la eliminación de la «doctrina Parot».

Integrada por la vieja Batasuna, EA, Aralar y Alternatiba, los representantes de Amaiur —las encuestas más optimistas les otorgan entre 5 y 6 escaños—, llevarán al Parlamento sus exigencias de reconocimiento a la «nación vasca» y el «derecho a la autodeterminación». Esa es, según sus portavoces, la «solución al conflicto vasco» y la única «garantía» para «una paz justa y duradera». Todo ello sin perder de vista que el objetivo de los «abertzales», más allá del 20-N, será el «asalto» al Gobierno autonómico vasco para, como ya advirtieron, «echar al okupa» de Ajuria Enea, en referencia al lendakari socialista, Patxi López. La batalla clave de Batasuna será por tanto contra el PNV en 2013.