Podemos se despide del Congreso faltándole al respeto

Ayer, el último día de una legislatura que despide también otro olor, el del fracaso, y ante una nueva campaña electoral por delante , Podemos necesitaba munición para enardecer a los suyos. Para convencerles de que aunque Iglesias ha primado los sillones y los ministerios «no sociales» a la hora de negociar, en realidad Podemos es distinto de los demás partidos: no son casta, son «el pueblo».

Con todos estos ingredientes, la formación morada ofreció su nueva función. Primer acto: el secretario general, Pablo Iglesias, se ponía en pie e interrumpía el pleno a gritos de «es vergonzoso» durante el debate para la creación de una comisión de investigación sobre el accidente ferroviario de Angrois. El portavoz popular acusó a la formación morada de buscar «réditos políticos» en el dolor de los afectados y de establecer «relaciones con terroristas» en alusión a la visita de Otegi al Parlamento Europeo. Fue cuando Iglesias entró en acción.

Con esfuerzo, el presidente del Congreso, Patxi López, logró explicarle que no tenía la palabra al no ser orador en el debate ni haber sido aludido, algo que todo diputado debería saber, mientras Iglesias no dejaba de lanzar frases ininteligibles al no tener el micrófono encendido. Apostaba sobre seguro ya que familiares de víctimas del gravísimo accidente ferroviario observaban desde la tribuna invitadas por su formación.

Segundo acto. La creación de la comisión de investigación no salió adelante ante el rechazo de PP y PSOE , aunque en ningún caso hubiera tenido nada más que valor simbólico ya que al disolverse las Cortes, cualquier iniciativa parlamentaria que no se haya completado decae. Al conocer el resultado de la votación, los familiares de las víctimas se pusieron en pie y comenzaron a lanzar gritos de protesta, por lo que el presidente del Congreso ordenó su desalojo.

Tercer acto. Una vez finalizado el pleno, los diputados de Podemos se despidieron en pie en sus escaños coreando el lema «Sí se puede» y con los brazos en alto. Así han posado juntos para las cámaras, con Iglesias a la cabeza. Entre los diputados de Podemos había un tercer olor, el de la despedida. Pese a las más que optimistas previsiones de la dirección, los parlamentarios de a pie reconocen que no saben cuántos escaños obtendrá la formación en los próximos comicios

Pero la actitud de los «morados» no le encaja a otros políticos con más «tablas». Diputados populares contemplaban estupefactos los cánticos del grupo de Podemos en su despedida del Hemiciclo: «Se creen que están en la asamblea de la facultad», lamentaban, «pero no son conscientes de que ahora lo que hacen tiene consecuencias».

A esa «inmadurez» política le achacaban los problemas con que se estaban encontrando muchos de los nuevos «gobiernos del cambio» cuando han tenido que pasar de la «barricada» a la gestíon de una administración: «Están viendo que muchas de las cosas que reivindicaban no las pueden hacer». La pretendida «nueva política», señaló el portavoz popular en el Congreso, Rafael Hernando, se ha quedado en «mucha foto, mucho plató de televisión y mucho show, pero pocas cosas concretas».