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Con los ojos abiertos

La fuerza inexorable de la ley, representada por una diosa en el techo de la sala, gravitó en una sesión en la que los abogados intentaron deslegimitar la Justicia

El banquillo de los acusados, en el juicio al procés EFE
Pedro García Cuartango

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Oriol Junqueras tiene un absoluto dominio de su cuerpo . Se mantiene erguido, mirando al tribunal, sin girarse ni un momento hacia el público. Visto desde atras, su poderoso cuello transmite una impresión de firmeza. Sólo al final de la sesión de ayer se ... permite un instante de flaqueza y echa un vistazo a lo que sucede a sus espaldas. Ni siquiera hace el mínimo gesto cuando Andreu Van der Eynde, su abogado, entona un encendido alegato para demostrar que ni el tribunal es legítimo ni España es una democracia moderna.

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