El ex número tres de Podemos desafía al Supremo con el respaldo del partido

Cuando el exnúmero tres de Podemos Alberto Rodríguez se sentó este martes en el banquillo de los acusados, por propinar una patada a un policía durante una manifestación en La Laguna (Tenerife) en 2014, parte del trabajo ya estaba hecho. Hasta el exvicepresidente Pablo Iglesias había tuiteado diciendo que todo era parte de una «guerra judicial» contra Podemos. Del resto ya se encargó Rodríguez. Emulando a los socios independentistas de Sánchez, ha dejado claro ante el tribunal que espera encontrar en Europa lo que la justicia de España podría negarle. «Este proceso no va a finalizar aquí», ha amenazado, aludiendo a su intención de llegar hasta el Tribunal de Estrasburgo si es condenado. «Es una obligación ética y moral». Su desafío no ha quedado ahí.

El exnúmero tres de Podemos no ha dudado en intentar condicionar al tribunal afirmando que castigarle comprometería aún más la imagen de los tribunales españoles fuera de nuestras fronteras. «Tienen una oportunidad de oro para salvaguardar la reputación de la justicia española, que ya ha sufrido muchos reveses (...) No sería útil para nadie que esto fuera un nuevo revés», ha dicho, alimentando la campaña de descrédito de la formación.

Omitiendo que está acusado de patear a un policía, Rodríguez ha vinculado su posible condena con un ataque a los derechos de reunión y manifestación, algo que «en un Estado democrático no puede pasar». «Mucha gente que está viendo este juicio tiene una mezcla de miedo y tristeza de ver cómo se puede llegar a esta situación y traspasar ciertos límites (...)», ha dicho en tono victimista el diputado, criticando así que la declaración de un policía prevalezca sobre la de un manifestante. La Fiscalía pedía para Rodríguez seis meses de prisión por atentado a la autoridad, pero los ha rebajado a tres por dilaciones indebidas, pues los hechos se están juzgado casi ocho años después.

Anteriormente, y durante su declaración, el exsecretario de Organización de Podemos, que ha asegurado haber sufrido un «calvario» durante los úlltimos ocho años , acusó a la Policía de hacer «montajes» para criminalizar la «lucha social». En España «es habitual» que después de una protesta la Policía «utilice listados de perfiles visibles en la «lucha social» para involucrarles en hechos en los que no han participado, ha sentenciado.

«Montaje». Precisamente la palabra más repetida por ministros y portavoces de Podemos en la campaña en redes sociales que difundieron para apoyarle. «Las mentiras se quedan muy pequeñas ante la altura ética de Alberto», ha escrito Iglesias; «el 'lawfare' contra Unidas Podemos». La líder del partido y ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, hizo mismo: «Espero que la verdad prevalezca sobre las mentiras y los montajes, compañero». Y su compañera en Igualdad, Irene Montero, la ha seguiedo siguió:«Frente a los montajes, sabemos de tu compromiso con los derechos humanos y la defensa de una vida digna de ser vivida». El portavoz de UP en el Congreso, Pablo Echenique, habló de una «persecución política» e incluso pidió a la Comisión Europea «echar un ojo» porque considera que el Estado de derecho en España falla.