NAUFRAGIO DEL VILLA DE PITANXO
«Ayer por la noche llamaron a su mujer para decir que uno de los cadáveres rescatados era el de su marido»
Fernando Santomé, cocinero de 50 años, había trabajado toda su vida en el mar. «Primero fue marinero, pero luego ya se hizo cocinero, y era muy bueno. Tenía dos hijas», cuenta su prima a ABC
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Cada historia de los tripulantes del Villa de Pitantxo estremece, porque hasta solo unas horas antes del naufragio nada hacía pensar en un desenlace tan terrible. Así lo confirma la historia de Fernando Santomé Cerradas , de 50 años, cocinero del barco. Al menos, ... en su caso la familia ha dejado de tener la incertidumbre de qué había sucedido con su ser querido, ya que anoche recibió una llamada desde un barco de Terranova que confirmaba que su cadáver estaba entre los diez recuperados.
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La información era extraoficial, pero los familiares del cocinero la dan por cierta. Es verdad que en este tipo de comunicaciones hay que mantener una cierta cautela -las autoridades siguen sin informar de identificaciones, para no cometer errores -, pero por la persona que hizo la llamada los allegados no tienen dudas.
«Toda su vida ha trabajado en el mar», recuerda María, su prima, en conversación con ABC; «primero fue marinero, pero luego ya se hizo cocinero, y era muy bueno. Para la familia también cocinaba... Tenía dos hijas, de 26 años la mayor y de poco más de 20 la pequeña. Toda la familia -los varones- ha trabajado en la mar, pero hasta ahora se había salvado de tragedias como esta».
Pocas horas antes del naufragio Fernando Santomé había hablado con su mujer, con la que vivía en la parroquia de Beluso, en Bueu (Pontevedra). Fue una llamada más de las muchas que hacen los hombres de la mar a sus familias cuando están embarcados. Sí; habló de que las condiciones eran duras, dio la impresión de estar especialmente preocupado, y se despidió con el clásico «mañana hablamos» de tantas otras veces.
En Beluso lo de Fernando Santomé y sus compañeros es el único tema de conversación. Siempre en voz baja; siempre con respeto; siempre con la memoria viva de los que murieron, y también de los que vivieron episodios similares. «Mi marido tuvo un naufragio, pero salió con vida» , explica a ABC una mujer próxima a la familia Santafé. Nadie puede quitarse la tragedia de la cabeza, porque todos tienen vividas historias parecidas .
En Marín, en Cangas, en Bueu, en Moaña... en cada localidad se oyen historias repetidas y no por ello menos dramáticas. «¿Ves a este hombre? En 2014 también naufragó su pesquero y logró rescatar a su patrón de una muerte segura...». El protagonista mira, pero no quiere hablar. Para qué. Si le dieran a elegir, seguro que preferiría olvidarlo.
La tragedia del Villa de Pintantxo revuelve los recuerdos . También las entrañas, porque en estos pueblos marineros, con tantas tragedias repetidas, se mira con recelo a los intrusos que ahora sí, diez muertos y once desaparecidos de una tacada después, se ocupan de una realidad tan dura como ignorada. Lo malo, y lo saben, es que después de la espuma de estos días ellos volverán a su vida diaria muy lejos de los focos... Hasta que otra tragedia como esta vuelva a helar la sangre.
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