Vía libre, de momento, para que Manos Limpias ejerza la acusación en el caso Nóos

Escasas, por no decir nulas. Aunque la cabeza visible del autodenominado sindicato, Miguel Bernard, está en prisión incondicional desde el lunes, el ente como tal no tiene ninguna limitación para seguir ejerciendo la acusación popular. Cuestión distinta sería que se hubiera acordado la suspensión de actividades de Manos Limpias.

Se trata de una medida cautelar que tendría que adoptar el juez que instruye el procedimiento por el que se investiga a los líderes de Manos Limpias y Ausbanc por, entre otros delitos, pertenencia a organización criminal y extorsión. Sin embargo, Santiago Pedraz no la puede acordar de oficio, sino que se la tiene que solicitar la Fiscalía, y, al menos de momento, no lo ha hecho. También la podría solicitar la defensa de la Infanta si, como perjudicada directa por la presunta extorsión, se hubiera personado en el procedimiento de la Audiencia Nacional como acusación particular, pero todo apunta a que no tiene intención de hacerlo. Prueba de ello es que los letrados ni siquiera presentaron una denuncia por estos hechos, sino que se limitaron ponerlos en conocimiento de la Policía. Totalmente intencionado.

Según los juristas consultados no, porque esa medida ya supondría considerarla un instrumento al servicio de la organización criminal, y se le impediría seguir desarrollar su actividad hasta que se levantara la prohibición o, en caso contrario, se acordara su disolución, pero ya por sentencia firme.