La izquierda exprime el pulso con Vox para relanzar la carrera electoral
El bloque de izquierdas busca convertir las elecciones en un plebiscito sobre las amenazas a Iglesias y Marlaska, mientras Cs presenta los sucesos como una oportunidad para reivindicar centralidad
El PP reivindica un discurso propio frente a Vox, pero cuestiona la idoneidad de Iglesias para abanderar un caso de acoso
Apenas diez días para acudir a las urnas en la Comunidad de Madrid y la campaña convulsiona ante el protagonismo de los extremos en el relato de la contienda electoral. La campaña electoral subió ayer de intensidad tras el enfrentamiento entre Pablo Iglesias y Rocío ... Monasterio a cuenta de las amenazas recibidas en el ministerio del Interior contra el líder de Podemos, el ministro Fernando Grande-Marlaska y la directora general de la Guardia Civil, María Gámez.
Iglesias abandonó abruptamente y al poco de iniciarse el debate organizado por la Cadena SER al entender que la candidata de Vox estaba amparando la violencia contra él. Por la mañana, Monasterio ya había marcado distancias en Radio Nacional: «Yo condeno todo lo que sea la violencia, me gustaría que ellos hubieran condenado lo que sufrimos en Vallecas . Yo, bueno, de Pablo Iglesias me creo poco, creo que todos los españoles, cada vez que oímos algo que dice Pablo Iglesias lo ponemos en duda porque nos han engañado durante este año vilmente».
El líder de Unidas Podemos entendió rápidamente dónde estaba el flanco que había que explotar, y en su primer turno de intervención durante el debate advirtió de que se iría si la candidata de Vox no rectificaba sus declaraciones . Monasterio sí dijo específicamente que condenaba todo tipo de violencias, pero a la vez reclamó a Iglesias que condenase la que su partido había sufrido hace unas semanas en un mitin de la precampaña. Y retó a Iglesias para que cumpliese con su advertencia de abandonar el debate: «Me hubiera gustado que el señor Iglesias hubiera condenado la violencia que sufrimos en Vallecas Yo le animo a que vaya a una comisaría a denunciar estas amenazas. Yo lo que he dicho es que los españoles ya no nos creemos nada de este Gobierno. Si usted es tan valiente, levántese y lárguese; lárguese de este plató». Para Iglesias no fue suficiente y se levantó del estudio. El debate estaba muerto. Después de un cruce de acusaciones de todos ellos contra Monasterio, y tras una pausa publicitaria, Ángel Gabilondo y Mónica García pedían poner fin al debate ante los ruegos de Edmundo Bal por continuar dialogando.
Vox: centro de la campaña
El protagonismo de Vox en el flanco derecho es utilizado por la izquierda y por Ciudadanos para cortocircuitar el crecimiento de Isabel Díaz Ayuso. La presidenta de la Comunidad de Madrid, que por voluntad propia había decidido no participar en el debate de la Cadena SER, intentó elevarse por encima de la polémica tras participar en un acto con Don Felipe y Doña Letizia: «Acabo de salir de un acto con Sus Majestades los Reyes en Alcalá de Henares y estoy viendo la polémica. Sin ninguna duda condeno cualquier amenaza, como he hecho siempre ». Un tuit del PP de la Comunidad de Madrid invitando a Iglesias a «cerrar la puerta al salir» había empañado esa estrategia, pero fue borrado minutos después de la cuenta del PP en la Comunidad de Madrid.
La campaña queda condicionada por los acontecimientos acaecidos ayer. Para empezar porque es muy probable que ya no haya más debates, aunque estos estaban ya claramente descafeinados al no contar con la participación de Díaz Ayuso en los mismos. Lo hacían después de que Unidas Podemos y Más Madrid anunciasen que no iban a asistir a debates en los que Vox tuviese espacio. El PSOE evitó un pronunciamiento oficial, pero diferentes fuentes de la candidatura advertían que «no era admisible que no se condenen hechos como los que han ocurrido». Los socialistas establecían que «el requisito» para que ellos participasen en un debate en el que estuviera presente Vox es una condena explícita y sin generalidades. En cualquier caso, La Sexta y RTVE anunciaron ayer que no celebrarían sus debates .
La campaña va a entrar en su fase decisiva con esta polémica en el centro. Además, la izquierda quiere explotar la idea de que la cita electoral es un plebiscito democrático. Un sí o no a Vox. Buscan así recuperar el prisma más ideológico y plebiscitario que demandaban a la izquierda del PSOE. Los socialistas improvisaron en la tarde de ayer la incorporación de Grande-Marlaska, receptor también de estas amenazas, a un acto de Gabilondo. Los partidos de izquierdas detectan ya en el CIS publicado en la víspera un aumento de la movilización en sus bases electorales.
Y es a ese crecimiento al que se aferran para soñar con un vuelco electoral que deje a la derecha sin mayoría . Los estrategas de los tres partidos de la izquierda vienen a coincidir en que la derecha está en máximos en su movilización. Creen que es difícil que pueda subir más de lo que ya señalan los sondeos. Los gurús socialistas, tras su viraje estratégico del centro hacia la izquierda, cifran en unos 200.000 votos los que deben movilizarse en el bloque de la izquierda para hacer posible la carambola.
El PP marca distancias
Al igual que hacía la presidenta y candidata, el PP se desmarcó de Vox para desactivar esa intención de convertir las elecciones en un plebiscito sobre las amenazas a Iglesias. Pablo Casado dejó claro que «no condenar estas amenazas personales es grave» , y quiso reforzar el mensaje diciendo que deben condenarse «sin matices y sin añadir ninguna frase las amenazas que ha sufrido el ministro del Interior y el secretario general de Podemos» porque es algo «absolutamente inadmisible».
No obstante, el PP no quiere regalar a Unidas Podemos el control discursivo de esta polémica. El alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, acusó a Iglesias de «hipocresía y cinismo» al haberse levantado de la mesa «al mismo tiempo que ha alentado la violencia en las manifestaciones de Pablo Hásel o en los mítines de Vox».
La formación de Santiago Abascal intentó dar horas después un vuelco a los acontecimientos anunciando que iba a denunciar «estas supuestas amenazas personándose como acusación popular». «Queremos que la investigación policial y judicial determine quién o quiénes son los autores de estas cartas».
En estos acontecimientos también busca Ciudadanos marcar posición. Inés Arrimadas se refirió a lo sucedido como «un ejemplo terrible para la sociedad». Esta espiral da sentido, a juicio de los estrategas naranjas, a su propuesta de campaña: « Los extremos se necesitan y se retroalimentan , hoy se ve con más claridad que nunca lo imprescindible que es la sensatez de Cs», dijo Arrimadas.
Tras el único debate con todos los candidatos, celebrado el miércoles, y lo que ocurrió ayer, la campaña entra en los momentos decisivos. La izquierda, donde Mónica García coge fuerza a costa del PSOE, intenta cambiar el relato de una victoria segura de la derecha gracias a una movilización excepcional.
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