Al Gobierno andaluz le estalla una marea blanca en la calle

Y detrás de este movimiento atípico, apolítico, donde se crea una plataforma y en torno a ella se buscan los apoyos vecinales, sindicales y de los partidos políticos se encuentra un personaje cuanto menos singular: «Spiriman».

El doctor Jesús Candel es «Spiriman». Sus vídeos de protesta en redes sociales van camino de alcanzar más de dos millones de reproducciones. Los comentarios son en su mayoría de apoyo. «Spiriman» viste bata blanca, boina gris y gafas de sol. Oculta ojos y ojeras que demuestran su nivel de inmersión en el tema. Se siente con fuerzas para seguir como lo haría cualquier superhéroe: sin dejar nunca de serlo.

Unos habitan sólo en los cómics y surgen de accidentes nucleares. «Spiriman» es real y tiene y utiliza el poder de ayudar a la gente. Además de ser médico, capitanea la Fundación Spiribol , ubicada en una nave a la que acuden niños en riesgo de exclusión social. Allí imparten clases de «spiribol», un deporte inventado en Granada por el abuelo de Jesús Candel. Se juega con dos palas y una cuerda que va atada a un poste por un lado y a una pelota por el otro. Gana el que consigue enrollar la bola hacia su lado. Las reglas corrieron a cargo del nieto. Hace ya años que fomenta y difunde este deporte, el «spiribol», para recaudar fondos con los que sostener un gimnasio con monitores.

Pues bien, el «youtuber», el médico que le perdió el miedo al poder, ha sido el solito, a coste cero, capaz de poner en jaque a la Junta y de paralizar la fusión hospitalaria en Granada. Y no sólo eso, sino también de sacar los colores a la Junta. La misma que a través de la Escuela de Salud Pública, un organismo dependiente de la Consejería de Salud, premió este año a las mareas blancas de Madrid por su lucha contra los recortes sanitarios.

Y como el movimiento se demuestra andando, Huelva y Málaga han seguido los pasos de Granada y en un fin de semana lluvioso y desapacible como el del pasado 26 de noviembre lograron sacar a muchos usuarios descontentos a la calle. En Jaén y Sevilla ya calientan motores.