Garitano cree que aún no es el momento de reflexionar sobre el dolor causado

El pasado domingo, el diputado general de Gipuzkoa no acudió a la tradicional misa que se celebra en la basílica de Loyola para conmemorar la festividad de San Ignacio, aunque sí aprovechó su presencia en Azpeitia para defender a los presos de ETA y pedir el fin de su dispersión. Dos días antes, Garitano recibió a una delegación de los 17 jóvenes vascos juzgados durante las dos últimas semanas en la Audiencia Nacional por su presunta pertenencia a la organización ilegalizada Segi, a quienes mostró su apoyo.

A su juicio, otros partidos e instituciones están haciendo «mucha demagogia y fuegos de artificio» sobre la exigencia hacia Bildu y ha considerado «profundamente antidemocrático que un consejero o ministro del Interior diga que está vigilando» a la coalición abertzale, hecho que, ha advertido, «puede rozar la ilegalidad». Sin embargo, Garitano ha asegurado que no siente ningún temor después de haberse sumado al acto de Exterat, "que es una asociación legal, luego acercarse y saludar no es delito, y quién entienda lo contrario está en parámetros muy poco democráticos".

El domingo en Azpeitia, Garitano ha justificado que se acordó ni hizo mención al empresario Inaxio Uría asesinado por ETA el 3 de diciembre de 2008 en el centro de esa localidad, porque «ese día no había ningún acto» en su memoria. También ha entendido que «recibir a un grupo de jóvenes guipuzcoanos que están siendo juzgados» y que, según ha recordado, «en su día denunciaron torturas», «tampoco es delito».

Por otra parte, Garitano ha afirmado que «se ha exagerado, de manera interesada o por desconocimiento» sobre «el grado de sintonía» entre Bildu y la propuesta de reforma fiscal que planteó el lehendakari a los diputados forales. En realidad, ha añadido, al término de la reunión con Patxi López manifestó ciertas «coincidencias en los temas a tratar, pero no el diagnóstico ni en las soluciones» planteadas por el Ejecutivo del PSE