Casado hace un discurso de despedida en la sesión de control y logra la aclamación de su bancada

La ovación final de los diputados populares es enormemente significativa porque cuando Casado ha llegado al Salón de Plenos, el coordinador económico del Grupo Popular, Mario Garcés , ha comenzado a aplaudirle pero ningún diputado le ha seguido, lo que parecía anticipar una despedida gélida al que todavía es el líder del partido.

Sin embargo, el presidente del PP ha realizado un discurso cerrado en el que ha explicado que entiende la política «desde la defensa de los más nobles principios y valores, desde el respeto a los adversarios y la entrega a los compañeros».

Y ha lanzado un claro mensaje a Sánchez al señalar que espera que «el Gobierno se ponga al servicio del interés general con respeto a las instituciones, a la unidad nacional y a la igualdad de todos los españoles. Porque es a ellos a quienes nos debemos. A nadie más».

Al líder socialista también le ha querido reiterar lo que le dijo en su debate de investidura «que nuestra responsabilidad era ensanchar el espacio de la centralidad para que tanto el Partido Popular como el Partido Socialista pudiéramos ganar en él». Algo que implicaba que no hubiera «pactos con los que no creen en España, ni de alianzas con los que atentaron contra ella», en alusión a ERC y EH Bildu.

Casado ha defendido que esa «ha sido siempre la trayectoria de mi partido, en el que militaron cuatro de los siete padres de la Constitución, la familia política que fundó la Unión Europea, la casa de tantas víctimas del terrorismo que dieron su vida por la libertad, y el motor que ha creado millones de empleos para sostener el bienestar».

Además, ha recordado a Sánchez que «en esta época tan difícil, al final de una terrible pandemia y al inicio de una crisis internacional, nuestro deber es devolver la tranquilidad a nuestros mayores, la esperanza a nuestras familias, y la ilusión a nuestros jóvenes».

La intervención del dirigente popular , no obstante, ha arrancado recordando el intento de golpe de Estado del 23-F que hoy cumple su 41 aniversario. «Los españoles hemos construido con coraje una de las grandes democracias del mundo, frente a muchas amenazas, como la que vivió esta Cámara hace hoy justo 41 años en un golpe de Estado», señaló.

«Fuimos capaces de superar las enemistades y fracturas con un pacto constitucional ejemplar, con lealtad y gratitud a los que nos han precedido», destacó, poniendo énfasis en que «la concordia y la reconciliación han guiado desde entonces la vida de todos los españoles frente al rencor y la ira». «España se encontró a sí misma y encontró su lugar en el mundo, conquistando la libertad y la prosperidad», destacó.

La ovación de la bancada popular ha sido total, incluyendo a aquellos diputados con los que había roto totalmente y que han pedido en los últimos días su dimisión como la ex portavoz, Cayetana Álvarez de Toledo , o la diputada Pilar Martos .

El líder socialista le ha deseado «lo mejor» en lo personal «desde la discrepancia política» y ha confirmado que no utilizará la «debilidad» que vive el PP para convocar elecciones generales . Pero buena parte de su respuesta la ha dedicado a deslucir la despedida de Casado y al criticar su modo de hacer oposición.

Así, ha cargado contra la instalación de la oposición «en la descalificación constante durante los últimos dos años» y la ha acusado de negar «un principio democrático esencial como es la propia legitimidad y la existencia de este Gobierno, emanado de la voluntad popular y la representación legítima en las Cortes».

En reacción a los mensajes concretos que le ha lanzado Casado, el líder socialista ha defendido que su Gobierno está centrado en superar la pandemia, combatir la desigualdad, consolidar la recuperación económica, impulsar la creación de empleo, ensanchar tanto las libertades como los derechos sociales y utilizar los fondos europeos para modernizar la economía y elevar la competitividad.

Casado no ha querido utilizar su segundo turno de intervención frente a Sánchez por lo que, por primera vez en tres años y medio, no ha habido bronca entre ellos en la sesión de control. A continuación, el líder popular ha abandonado el hemiciclo.

El todavía presidente del PP ha llegado esta mañana al hemiciclo en medio de una gran expectación mediática y flanqueado por la portavoz parlamentaria, Cuca Gamarra , la vicepresidenta segunda, Ana Pastor , -ambas pidieron el cese del secretario general el lunes durante el largo Comité de Dirección y la convocatoria de un congreso extraordinario- y tres de los vicesecretarios del partido Pablo Montesinos, Ana Beltrán y Antonio González Terol . A su salida le han acompañado de nuevo estos tres últimos.

Hasta poco antes del inicio de la sesión de control, se especulaba sobre si Casado asistiría finalmente al Congreso después de que su exnúmero dos, Teodoro García Egea , renunciara ayer a acudir unas horas antes de presentar su dimisión . Pero fuentes de su entorno explican que el presidente popular ha entendido que «aunque el contexto fuera difícil», su «obligación» era acudir como jefe de la oposición y por «respeto» a la sede de la soberanía nacional. «Quería estar a la altura de las circunstancias», señalan.

El escaño de García Egea no ha permanecido vacío sino que la dirección popular ha corrido sitios y el asiento del exnúmero dos ha sido ocupado por el secretario general del Grupo Popular, Guillermo Mariscal.