La premonitoria carta de Ruth
Aquel 8 de octubre apagó el móvil y empezó a describir a su marido en una misiva para afrontar su separación
Cuando Ruth Ortiz llega aterrada a la mesa del bufete de la abogada a la que le plantea su separación, la reacción de ésta ante la impresión que le causa su interlocutora no es otra que pedirle que escriba una carta en la que ... describa cómo es su marido . Ruth está ultimando el trabajo de un máster que compagina con su empleo. Está desorientada porque no sabe cómo encarar la nueva situación, especialmente por sus hijos, muy unidos entre sí. «Ruth estaba siempre pendiente de su hermano», declaró ante el juez el pasado 4 de mayo. «Quería separarme, pero no sabía cómo».
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Los días van transcurriendo casi como ya es sabido. Veintitrés en los que Bretón acude a Huelva viernes y lunes o el fin de semana alterno que le corresponde. Ruth intenta rehacer su vida. El padre llama cada noche para hablar con sus hijos y la tensión reina entre ambas familias . Es justo el fin de semana clave (8 y 9 de octubre) cuando la madre de Ruth y José decide sentarse a escribir la famosa carta que le ayude a su abogada a contarle cómo es José Bretón. «Acababa de entregar el trabajo del máster, los niños estaban con su padre en Córdoba y esa mañana la aproveché para empezar a escribir la carta», explicó Ruth en la sala de vistas.
«José es vengativo y le hace la vida imposible a quien le hace daño»
Por esa razón tuvo el móvil apagado . El móvil al que Bretón llamó hasta en tres ocasiones durante la mañana del sábado y hasta las 13.50 horas, justo cuando ha sido detectado el último intento antes de entrar con el coche en su finca de Las Quemadillas. Un día antes, José Bretón lo intentó a la desesperada con una ramo de flores y una carta densa y enigmática a veces . Esperaba una respuesta de Ruth. «No quería desconcentrarme ese día para escribir la carta», insistió la madre de los críos ante el juez. Horas más tarde, esa carta era depositada en la Comisaría de Campo Madre de Dios de Córdoba, cuando ya los niños habían desaparecido, su marido había denunciado la pérdida y ella recalaba en la ciudad a la que habían llegado sus hijos una noche amarga.
«José es vengativo y le hace, como él dice, la vida imposible a quien le hace daño». Así arrancó las más de dos horas y media que Ruth Ortiz estuvo declarando el pasado 4 de mayo ante el juez. Un pequeño hilo de voz. Apenas si un cruce de piernas como quien hace un punto y aparte gestual a su relato.
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