El camino de ida y vuelta del juez De la Mata

Quienes le conocen, leen el salto como una doble oportunidad para este instructor con más de 30 años en la carrera judicial que ha visto cómo se le escapaba, primero, la oportunidad de ser vocal del Consejo General del Poder Judicial y después, una plaza en la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo.

Por un lado, la apuesta por hacer carrera internacional en servicios especiales le permitirá al cabo de los cinco años dura ese mandato, reincorporarse en la Audiencia Nacional o postularse para otra posición con esa experiencia añadida y así, mayor ventaja de la que tiene ahora. Pero no sólo. Está tan convencido del papel crucial de Eurojust, que cuando el Gobierno convocó la plaza el pasado mes de septiembre, ya hubo quien vaticinó que la pediría para poder dejar allí su impronta y eso, que tradicionalmente el puesto ha sido ocupado por miembro de la Fiscalía.

Se incorporó a la carrera en 1987 y tras pasar por Las Palmas y Cádiz, fue letrado del CGPJ y del Tribunal Constitucional hasta que en 2005 se instaló en la Audiencia Provincial de Madrid, donde se desempeñó diez años y desde donde intentó acceder sin éxito, a una vocalía en el CGPJ. Parecía tener una nueva oportunidad en 2018, cuando PP y PSOE negociaban la renovación del órgano de gobierno, pero aquel preacuerdo saltó por los aires y la cúpula de los jueces sigue a día de hoy congelada.

Considerado muy próximo al presidente de la Sala de lo Penal Manuel Marchena por la etapa que compartieron destinados ambos en Las Palmas de Gran Canaria, se le presume buena amistad también con el actual ministro de Justicia, Juan Carlos Campo , con quien coincidió bajo Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en el corazón del departamento que dirigía entonces Francisco Caamaño. De La Mata ocupaba la dirección General de Modernización de la Justicia entre 2009 y 2011, comandando la puesta en marcha de la oficina judicial.

De aquella experiencia se llevó a la Audiencia Nacional dos cosas. Una, que el Central cinco ha sido durante la pandemia el proyecto piloto de un esfuerzo de digitalización que se implantará este mes en el resto de los juzgados. Otra, el reproche de en la sala de interrogatorios de algunos de sus célebres imputados , como el expresidente valenciano Francisco Camps, que no duda en recordarle cada vez que tiene ocasión, que fue un alto cargo de un gobierno socialista.

Se cruzó con él en Gürtel, una de sus ocupaciones más mediáticas, pero el juez se marcha a La Haya con la instrucción finiquitada. La pasada semana envió a juicio la última pieza de la macrocausa que le vino heredada de los dos jueces anteriores y ya sólo queda un fleco suelto, la línea de investigación que él mismo reabrió sobre «los papeles» del tesorero popular Luis Bárcenas tras hallar nuevos indicios de delito.

Las grandes causas de corrupción han sido tónica en el Central 5, aunque también lleva asuntos de terrorismo -un vídeo de corte yihadista llegó a ponerle en el punto de mira-. Los autos de Mercasa, Pujol y el 3% se teclean allí con tinta azul y se organizan por epígrafes y sub epígrafes metódicamente numerados, incluso cuando superan las cien páginas, como los procesamientos en la macrocausa sobre Defex. No es fácil que un auto que no ha dictado De La Mata parezca resuelto por él.

Con el mismo metodismo afronta los interrogatorios: Este instructor pregunta y tiene fama de acudir con los deberes hechos. Si algo no ve claro, lo rechaza de plano, a veces, para disgusto de los fiscales, que recuerdan eso de «en casa del herrero cuchara de palo» porque está casado con una de ellos y no da cuartelillo.

Peca, comentan los consultados en su juzgado, de una tozudez que le convierte en inflexible y de cierto individualismo en el trabajo, así como de una hiperactividad que arrastra a quienes le rodean y a veces, sin consultar. Los abogados, mientras, hablan de exahustividad, pero también de hermetismo: No recibe a nadie y suele hacerse esperar cuando compagina el turno de guardia con los asuntos que tiene entre manos y a los que da prioridad. En que es un trabajador inagotable, eso sí, coinciden todos.

Su juzgado es junto al Central 6 de Manuel García Castellón, el que más peso soporta en la Audiencia Nacional, pero también el que más funcionarios de apoyo tiene a su disposición. Algunos se le sublevaron no hace mucho. El pasado mes de abril, en pleno confinamiento y con el juzgado en servicios mínimos, pidió voluntarios para enviarles expedientes a casa de víctimas del fraude de iDental que pudieran ir digitalizando. Un par de sindicatos le denunciaron al entender que era un abuso no siendo un asunto de urgencia, como desveló ABC. No les dieron la razón.

Hay quien comenta con sorna que los usos europeos quizá no le permitan tal hiperactividad, igual que hay quien teme que se convierta en llamadas a deshora a España desde La Haya. Se notará su ausencia, sobre todo el titular del Juzgado Central de Instrucción 1, Santiago Pedraz, que asumirá sus funciones en tanto el CGPJ convoca el concurso de su plaza y lo resuelve.

Es ya la tercera vez que suena que De la Mata se va de la Audiencia Nacional, pero ahora es cuestión de un Consejo de Ministros. Sobre su vuelta, la pregunta es a qué puesto porque Europa, para un juez instructor, suele ser camino de ida y vuelta.