Los barones del PP ganan fuerza con su gestión y adelantan al PSOE en las regiones
Pablo Casado no acaba de dar el «sorpasso» a Pedro Sánchez en la mayoría de las encuestas
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Iniciar sesiónCuando acabó la primera ola de la pandemia , Isabel Díaz Ayuso había dejado de ser una desconocida para el conjunto de los españoles. Los ataques continuos de la izquierda solo sirvieron para reforzar un liderazgo que empezó a subir como la ... espuma. Encuestas internas reflejaban un cambio de tendencia total en Madrid, solo un año después de las elecciones autonómicas y municipales: el PP volvía a ser el primer partido, y Ayuso se vio especialmente fuerte, con una veintena de diputados más, según se observaba en los sondeos. Ante el riesgo de una moción de censura inspirada por su socio Ciudadanos , Ayuso se creció y amagó con disolver la Asamblea y convocar elecciones de forma anticipada. Se veía sólida y con la ambición suficiente, en plena tendencia alcista. Pero en Génova, con una hoja de ruta diferente, sonaron las alarmas y frenaron en seco el impulso de la presidenta madrileña. La prioridad era salvaguardar el acuerdo de Gobierno regional con un socio prioritario para Casado: Ciudadanos.
En aquellos días, Pablo Casado acordó con Inés Arrimadas que no permitiría la disolución del Parlamento madrileño si la presidenta de Ciudadanos se comprometía a frenar cualquier moción de censura. Y así fue. Desde Génova se convenció a Ayuso: «Aunque ganes 20 diputados más, seguirás necesitando a Ciudadanos y Vox , ¿y después de las elecciones qué?» Fue solo un conato de rebelión que al final quedó en nada. Pero ahí quedó el aviso. «Ayuso se lo debe todo a Casado y no se va a rebelar contra él, ni en ese momento ni en el futuro», comentan en el PP de Madrid como una oración.
El paso atrás de la presidenta no ocultó, en todo caso, un hecho cierto: los barones del PP se hacían fuertes, crecían en las encuestas, volvían a ser los primeros tras perder las elecciones en sus territorios y llegar al poder solo gracias a unos pactos impulsados por Génova. Es el caso de Andalucía, Castilla y León, Madrid y Murcia. En Galicia, Feijóo juega en una liga aparte con su mayoría absoluta, reforzada el verano pasado.
La realidad de los barones del PP, que representan el poder auténtico del principal partido de la oposición, se refleja en las encuestas que se han ido publicando en cada uno de sus territorios. En todas las comunidades donde gobiernan los populares han conseguido dar la vuelta al resultado de las urnas y ya son el primer partido de cada región. Una situación que contrasta con la mayoría de los sondeos nacionales, en los que la subida del PP de Pablo Casado no ha sido suficiente para adelantar al PSOE de Pedro Sánchez , pese a la crisis sanitaria y la económica que están sacudiendo la vida cotidiana de este país.
Travesía en el desierto
La conclusión rápida que puede extraerse es que la gestión ha sentado bien a los presidentes autonómicos del PP, en unos tiempos de incertidumbre en los que los ciudadanos buscan seguridad en sus gobiernos y no son tan proclives a arriesgar con otras fórmulas. La labor de oposición, en este caso, es como una travesía en el desierto. Al PP le cuesta sudor colocar cualquier tema en una agenda política diaria marcada por la pandemia, y ahí son los barones autonómicos los que llevan la batuta con la fórmula de cogobernanza ideada por Sánchez. El PP nacional es ignorado e incluso despreciado por La Moncloa en la toma de decisiones y su papel queda reducido en muchos casos a la crítica y denuncia de los puntos débiles del Gobierno. El riesgo de la irrelevancia es un fantasma con el que lidia el PP.
En Andalucía , en un sondeo de Dataestudios publicado en ABC hace una semana, cuando se cumple el ecuador de la legislatura, se recoge la victoria del PP, la segunda de su historia en esta comunidad después de la de 2012, aunque seguiría necesitando a Ciudadanos y a Vox para lograr una investidura. En la Región de Murcia , los últimos sondeos reflejan también la vuelta del PP a la primera posición, que perdió en las autonómicas de mayo de 2019 en favor del PSOE. Lo mismo ocurre en Castilla y León , donde los socialistas ganaron las autonómicas hace poco más de un año y medio, y ahora el PP con Alfonso Fernández Mañueco al frente, recupera el primer puesto con una subida de más de cinco puntos, según el sondeo de Sigma Dos para Castilla y León Televisión.
Líderes nacionales
En la Comunidad de Madrid , la recuperación del primer puesto por parte del PP se hace visible en todas las encuestas. Lo mismo ocurre en el Ayuntamiento de Madrid, con un alcalde, José Luis Martínez-Almeida , que durante la primera ola de la pandemia fue elogiado incluso por sus rivales políticos. Ayuso y Almeida pasaron a formar parte del «club» de líderes nacionales.
Pese al momento crítico y la gravedad de la crisis, en el PP no existe ninguna inquietud, por ahora, ante el hecho de que siga sin adelantar al PSOE en el conjunto de España. Prefieren ver el vaso medio lleno y eso significa subrayar que Casado está acortando las distancias con Sánchez y la tendencia, aunque lenta, es positiva. «Le hace falta tiempo, esto no es un esprint, sino una carrera de fondo», comentan fuentes territoriales, que ven necesario un sosiego en la estrategia nacional , dejar a un lado las prisas y no quitar las luces largas.
El momento de Casado llegará, según diversas fuentes orgánicas del partido, cuando se supere la pandemia y se afronte con todas sus consecuencias el tsunami económico que se espera. «La economía es el punto fuerte del PP, ahí Casado debe mostrar el músculo del partido», sostienen. Algún dirigente regional defiende que al líder de la oposición le hace falta también, para consolidarse, la firma de un pacto de Estado de calado, para que se perciba con claridad su peso político. Dirigentes territoriales ven necesario, además, que Casado se apoye más en la gestión de los presidentes autonómicos del PP, que a la vista de los sondeos está siendo «positiva».
Aunque sigue sin consolidarse como alternativa real, el liderazgo de Casado no se cuestiona en el conjunto del PP. Más aún, en la cultura interna del partido está instalada la premisa de que debe tener tres oportunidades para llegar a La Moncloa, como Aznar y Rajoy . Hasta ahora llevaría una: en el PP no cuentan la repetición de 2019 por bloqueo. El proyecto de Casado, defienden los populares para justificar las dificultades, es a largo plazo.
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