su familia vuelve a la carga

El asesino de Olga Sangrador, a punto de salir de nuevo a la calle

Solo la aplicación de la «doctrina Parot» por la Audiencia de Valladolid impedirá que el pederasta reincidente (que aprovechó un permiso para asesinarla) condenado a 52 años salga en marzo. «Te arrebatan una hija, se te muere parte de ti con ella pero tampoco te dejan vivir el resto», se duele la madre

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e. montañés

Cuando se acercan las fiestas de junio en Villalón de Campos (Valladolid), el pueblo enmudece por un momento. Ocurre año tras año desde hace veinte. Dicen sus vecinos que se hace inevitable el recuerdo a la pequeña Olga Sangrador, una morena niña de voz amable ... e ingenua y que acababa de cumplir la comunión con sus nueve añitos. Fue un 25 de ese mes de 1992 cuando su secuestrador, asesino, torturador y violador, Juan Manuel Valentín Tejero, llegó a la plaza del municipio enfundado en su impresionante todoterreno negro lleno de pegatinas. «Uno de esos coches “guays” que encandilan a cualquier niño», recoge con la voz apagada la madre de Olga, Encarnación Caballero . Si la Justicia no lo impide, el próximo 15 de marzo será excarcelado y el pederasta «no se quedará parado», advierte Ercarna.

Fue Valentín Tejero el Santiago del Valle de los noventa , cuando los casos de Leticia Lebrato y Olga sobrecogieron a España como los de las niñas Mari Luz Cortés y Marta del Castillo en el siglo XXI. Encarnación no quiere ni oír hablar de eso, tampoco de volver a ver difundidas las fotografías de su hija, que la desarman, y poner nuevamente a su familia en el brete de no superar la tragedia y seguir andando. Pero ella murió ese día, confiesa. «A todas las madres que nos arrebatan un hijo así se nos lleva una parte con ellos. En mi caso, hay cuerpo, pudimos enterrarla, pero no imagino por cuánto se multiplica el dolor para los padres de Marta, en Sevilla. ¿Cómo pueden esos muchachos no decir dónde está el cuerpo?».

de las heras

Ése es el segundo crimen que se cometió en Sevilla en enero de 2009, según Encarna, que entre lágrimas resume esas horas que pasaron después de que Valentín Tejero convenciese a su niña de que iban a colgar unos carteles de anuncio en el pueblo. Para ella, fue como un juego. Él, de 35 años, disfrutaba de otro regalo: un permiso carcelario de seis días, ya que cumplía el tercer grado en la cárcel vallisoletana de Villanubla por dos violaciones y numerosos abusos sexuales anteriores. Cuando se acabaron los carteles, el delincuente le dijo que tenía más en el coche, le dio una bofetada y ella cayó rendida hasta las 1.30 horas de la madrugada.

«Ese tipo la destrozó»

La crónica negra de 1992 que no ha desteñido ni un ápice en dos décadas sitúa a unos 90 kilómetros, en el pinar de Tudela de Duero, a Valentín Tejero sometiéndola a tocamientos y vejaciones de toda magnitud. «La penetró “por todos lados”, abusó de ella de todas las formas que quiso», se duele la madre de la víctima, quiso estrangularla, metió su cuerpo en un hoyo y cuando la iba a sepultar, detectó que aún movía levemente un brazo, así que no dudó en coger una barra de hierro y golpearla en la cabeza hasta su fallecimiento. «Ese tipo la destrozó» , repite Encarnación constantemente en la conversación, recurriendo a los dos términos más eufemísticos que encuentra para calmar su desconsuelo. Eso dice también la autopsia. Los informes presentados en el juicio señalan que cubrió el cadáver con tierra, pasó con su imponente coche por encima de la fosa para asentar el terreno y se fue.

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Dos días después su vehículo le delató y él «cantó» dónde estaba la niña y qué le había hecho. Fue condenado a pasar otros 52 años de su vida en la cárcel de Herrera de la Mancha, sita en Manzanares (Ciudad Real), sin que la Sala de la Audiencia de Valladolid que lo juzgaba observase ningún indicio de psicosis, demencia, retraso mental ni enfermedad. «Es un inadaptado» , critica los informes la madre, que no se prodiga en entrevistas desde lo acontecido.

Un caso no exento de polémicas

El pederasta asesino ha cumplido veinte años entre rejas, aunque su caso no ha permanecido a la sombra de polémicas por los vericuetos jurídico-políticos del caso. El primer juez que le dio el permiso en el que perpetró el crimen de Olga fue Ignacio Sánchez Yllera , a quien la exvicepresidenta del Gobierno María Teresa Fernández de la Vega fue a nombrar como su jefe de gabinete del Ministerio. Nunca fue expedientado a pesar de los informes psicológicos del penal en contra y también del educador de la cárcel. La Asociación Clara Campoamor se movió con Encarnación y los suyos para pedir a José Luis Rodríguez Zapatero que no se ascendiese a un hombre que, con su decisión, les causó tanto dolor. Lo consiguieron.

También quisieron rebajar la pena al desalmado, por su buena conducta aparente y, de hecho, la juez de Vigilancia Penitenciaria de Castilla-La Mancha le concedió en 2004 el segundo grado. Otro obsequio que le denegó la Audiencia de Valladolid un año después para que Valentín Tejero no disfrutase de los preceptivos 36 días de permisos ordinarios al año y los volviese a «aprovechar en su desahogo», como se argumentó la primera vez. De nuevo, batalla mediática y legal para que se impidiese poner en la calle a alguien que pocos cuestionan es carne de delito. Habla la amargura por boca de Encarnación: «Parece que hasta que no delinquen de nuevo y violan a otra niña no se determina que es reincidente , pero además en este caso es que lo ha hecho varias ocasiones». La madre de Olga tiene su particular disputa en casa porque ella opina que solo la cadena perpetua o la pena de muerte pondrían freno a un violador así y su marido «no cree lo mismo».

«Hasta que no delinquen de nuevo no se determina que es reincidente, pero él lo hizo»

En lo que sí están de acuerdo todos y es por ello por lo que libran su enésima guerra es en pedir el cumplimiento íntegro de la pena para Valentín Tejero, que tiene 55 años y que debe ver la luz de nuevo el próximo mes. Encarnación y los suyos están recurriendo a toda la maquinaria legal disponible para pedir a la Sección Segunda de lo Penal de la Audiencia de Valladolid, que se encuentra revisando su posible excarcelación, que aplique la «doctrina Parot» , aquella por la que no se le concederían beneficios penitenciarios sobre el máximo de 30 años de cumplimiento de condena que dicta la ley, sino que se aplicarían sobre la pena global de 52 años. La sección que preside Feliciano Trebolle recibió un escrito del centro castellano manchego donde está interno Tejero, en el que se pide al tribunal sentenciador que haga el cálculo para la liquidación de la condena y plantea tres fechas: el próximo 15 de marzo, el 11 de julio de 2025 o el 8 de abril de 2031 .

Otros precedentes con «la Parot»

La familia de Olga y su defensa rememoran otros casos anteriores como el del preso Pedro Luis Gallego , más conocido como «el violador del acensor» y asesino de la joven burgalesa Marta Obregón en 1993 y de Leticia Lebrato en 1992 , así como autor de 18 violaciones más, que en 2008 estuvo a punto de salir, tras cumplir 16 años de una sentencia que se fijó en 273. Su excarcelación fue aplazada hasta 2022 por decisión de la Audiencia de Burgos, ratificada por el Supremo, con la «Parot» como recurso.

«Si este tipo volviese a la calle y abusara de la hija de un juez o político, todo cambiaría»

Los Sangrador Caballero creen que tras la modificación del Código Penal en 1995 que benefició al criminal, y tras la salida de la cárcel que aprovechó para dar vía libre a sus más bajos instintos, la Justicia se lo debe . Tras producirse la tragedia, el vicepresidente del Consejo General del Poder Judicial, José Luis Manzanares , defendió que «además de la resocialización de los delincuentes, habría que acordarse de los derechos de los que no lo son». La familia de Olga confía en un endurecimiento de las penas para algunos delitos atroces, aunque tras el costoso proceso en el que se han dejado la economía familiar y parte de la vida también mantienen que se protege más al criminal que a la víctima . Y, después de impedir que Valentín Tejero vuelva a poner en peligro a otras niñas, sería lo segundo que piden cambiar. «Si este tipo volviese a la calle y violase a la hija de un juez o un político importante, entonces les tocaría la fibra y cambiarían las cosas», se desencaja en su drama la madre de Olga Sangrador.

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