Alexander Dimitrenko:«Explicar en Rusia que los catalanes habían fundado Rusia indignó a sus historiadores»
El empresario ruso está siendo investigado por una trama para financiar el proceso independentista
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Iniciar sesiónAlexander Dimitrenko es un empresario nacido en Rusia y afincado en Cataluña. El juez le ha citado a declarar como investigado el próximo 31 de mayo para esclarecer si se sirvió de una operación de compraventa de gas (que puso de relieve una conversación intervenida ... con Josep Lluís Alay , jefe de la oficina de Puigdemont) para financiar el proyecto independentista. En conversación con ABC, el empresario explica que entre 2018 y 2019 estableció contacto con la Generalitat para favorecer la llegada de una empresa rusa de informática y tecnología a Barcelona. Algunos cargos independentistas vieron en él a alguien capaz de abrirles las puerta del Kremlin y de Putin, y aunque él asegura ser «sólo un hombre negocios», el jefe de la oficina de Puigdemont, Josep Lluís Alay, alardeó en sus conversaciones e informes, para darse importancia entre los suyos, de haber establecido contacto con un espía ruso.
—Ha sido acusado de espiar en favor de los independentistas y de ponerlos en relación con el Gobierno ruso y con Putin. ¿Es usted un espía?
—A mí no me consta. Yo soy un empresario.
—Afirma dedicarse a la «tercera cultura». ¿Qué significa?
—Nací en Rusia, a los 18 años me instalé en Cataluña y me dedico a favorecer intercambios culturales y empresariales entre ambas comunidades.
—¿Qué es Skolkovo?
—Es un Silicon Valley que busca abrir delegaciones en distintos lugares del mundo. Los informáticos aprecian mucho Barcelona, es la California de Europa. Por el clima, los restaurantes.
—Quiso importarlo a Cataluña y estableció contactos en la Generalitat.
—Me fui moviendo hasta que llegué al jefe de la Oficina de Puigdemont.
—Esto era en 2018. Puigdemont ya se había fugado.
—Sí. A Alay le interesó el tema de Skolkovo y llamó al consejero de Políticas Digitales, Jordi Puigneró, y todo fue muy bien.
El papel de Rusia
«Los independentistas nunca estuvieron cerca de hablar con Putin o sus hombres de confianza»
—Y también muy rápido.
—Sí. Tanto que me llamaron de la embajada rusa para exigirme que frenara la operación porque iba a significar un enfrentamiento con España. Me enfadé mucho. No entendía por qué se tenía que politizar el negocio.
—Pero estaba equivocado.
—Totalmente. Era política.
—Invitó al jefe de la oficina de Puigdemont, Josep Lluís Alay, a Rusia.
—Como él me había ayudado con Skolkovo, quise devolverle el favor organizándole un viaje a Rusia. No es nada raro. Es así como funcionamos los empresarios. Favor por favor. Él es historiador y le cuadré una serie de conferencias y ponencias en distintas universidades. Eso a mí también me abría las puertas al mundo académico, que me quedaba un poco lejos.
Jefe de la oficina de Puigdemont
«Cuando Alay vuelve a Barcelona alardea de que ha hablado con un asesor de Putin, lo que es absolutamente falso»
—Le presentó a Edward Chesnokov, del ‘Pravda’.
—No. Fue al revés, me lo presentó Alay a mí. Yo no conocía a Chesnokov.
—Le preparó conferencias que acabaron mal. ¿Por qué?
—Fueron conferencias y reuniones. Lo que tenía que ser académico, sobre conflictología en relaciones internacionales, él lo convirtió en propaganda independentista y se hizo una agenda puramente política.
—¿Cómo recibió Rusia la idea de la independencia de Cataluña?
—Ir a Rusia a hablar de separatismo no es una buena idea. Hay que conocer un poco la historia de Rusia. Chechenia, los terroristas. Rusia no da la bienvenida a los independentistas. Todas las reuniones fueron problemáticas. Las conferencias en las que trataba de explicar que los catalanes prácticamente habían fundado Rusia indignaron a los historiadores de allí. Hubo unos percales importantes.
—¿Quién es Sergei Sumin?
—Es un exmilitar que Surkov, un asesor de Putin, le puso a un hijo suyo con problemas.
—Usted pone en contacto a Sumin y a Alay.
—Sí, pero para hacer negocios. Lo que pasa es que Alay se cree que es del servicio de inteligencia ruso, y cuando vuelve a Barcelona alardea de que ha estado hablando con un asesor de Putin, lo cual es absolutamente falso.
—Ahora el juez le ha imputado porque aparece como agente de los independentistas en sus anotaciones y conversaciones.
—Es una idea equivocada de Alay, que presumía con sus amigos de grandes contactos para darle más importancia al asunto. Sergei no es un espía, ni un asesor de Putin, ni nada más que un exmilitar que protege a un amigo mío de sus problemas. Además, le dice a la cara a Alay que su idea del independentismo es inútil y que quiere hacer una revolución divanera.
—¿Divanera?
—Sí, estirado en el sofá.
—¿Estuvo cerca Putin de favorecer la independencia de Cataluña para desestabilizar a Europa?
—Es el sueño húmedo de muchos. Pero rotundamente no. Ni los independentistas estuvieron nunca cerca de hablar con Putin o alguno de sus hombres de confianza.
—Primakov.
—Es un periodista, jefe de comunicación internacional de la Duma, el órgano legislativo de Rusia. Tiene un programa de televisión los jueves por la noche y envió a una de sus periodistas a Bélgica para entrevistar a Puigdemont. Esto es todo.
—¿Y los negocios?
—Alay conoció a un exespía ruso en los Estados Unidos que ahora es una celebridad en Rusia. Gracias a mí acordó traducir sus libros al catalán, español, inglés y francés. Ha agotado todas las ediciones. Fue un fantástico negocio. Le pedí una comisión y no me ha dado nada.
—También trató con Gonzalo Boye, el abogado de los expresidentes Carles Puigdemont i Quim Torra.
—Me dijo que si dejaba de explicar a la prensa el fraude independentista, me arreglaría lo de mi nacionalidad. ¿Quién es Boye para arreglar una cosa que está en la Audiencia Nacional?
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