Abascal recupera su tono más duro contra el PP: «Ya no es la derechita cobarde; es de centro-izquierda»

En un acto llamado 'Empezando por lo que importa', Vox ha escogido Murcia, donde fue el partido más votado en las últimas elecciones generales, para su puesta de largo hacia los comicios del 28-M. Han intervenido todos los candidatos a cada comunidad autónoma, el cofundador del partido José Antonio Ortega Lara, el secretario general, Ignacio Garriga, y el alcaldable de la formación en la capital murciana, Luis Gestoso. Todos ellos han hecho de teloneros de Abascal, que ha empezado a hablar cerca de las dos de la tarde, con sus correligionarios, unos 10.000 según la formación, ocupando ya sus asientos de la plaza antes del mediodía.

Abascal, siempre lanzado contra los medios de comunicación, ha sido esta vez especialmente beligerante contra ellos. A la toda la prensa en general, «a diestra y siniestra», y a la «prensa del PP» en particular, las ha acusado, directamente, de intentar «hundir a Vox» mientras otros, PSOE, Unidas Podemos y sus socios, hacen lo mismo con España. Después le ha tocado al Gobierno de coalición, «el peor en ochenta años» —ha vuelto a decir—, con una frase que sitúa al actual Ejecutivo, en opinión del líder de Vox, en peor consideración que los distintos gabinetes de la dictadura franquista.

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No obstante, su discurso ha servido sobre todo para marcar distancias con el PP de forma considerable. «Celebro que ya no haya derechita cobarde, ahora son un partido de centro-izquierda». Esa pulla, reseñable por el mote con el que bautizó Abascal años atrás a los populares, no ha sido sino uno entre una avalancha de ataques a los posicionamientos de Génova, con el último ejemplo en su aplauso a la ley de plazos del aborto: «El PP es el PSOE con diez años de retraso».

Sin duda, el presidente de Vox ha leído la prensa con esmero estos últimos días, a pesar de su animadversión hacia ella. Dos entrevistas en distintos medios de la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, y de su portavoz de campaña, Borja Sémper, le han servido para cargar con dureza contra la «moderación» de la que hacen gala.

Sémper afirmó en 'El Mundo' que moderación es sinónimo de que no le importe a nadie a quién vota o reza el vecino. «¡Pues si votan a Bildu, nos importa. Si rezan desde posiciones extremas a un dios que promueve la yihad, nos importa. Basta de zarandajas!», ha clamado Abascal, ante un público entregado que solo le interrumpía, de vez en cuando, para gritar «presidente, presidente».

A Gamarra, que en 'El Español' afirmó que se siente más lejos de Vox que del PSOE, le ha contestado Abascal con ironía, remarcando que entonces estará más cerca de Bildu, de Podemos, «de los que sueltan violadores» y «de los que indultan a golpistas». «Lo peor frente a lo peor es la nada del PP (...). Que convoca Vox la moción de censura, ellos dicen que es un esperpento y que somos peores que el Gobierno. Eso sí, llega la gala de los Goya y allí sí están».

«Al PP se le ha acabado el crédito, ha engañado a los electores elección tras elección», ha seguido Abascal, quien ha acusado a los populares de querer ser «los herederos» del PSOE: «Piensan lo mismo». Eso sí, irónicamente ha apostillado que tendrá que ponerse de acuerdo en algún momento con ese «centro-izquierda» porque Pedro Sánchez ha llevado a los socialistas a «la extrema izquierda».

Antes, Abascal había repartido su habitual ristra de arremetidas contra el Ejecutivo de coalición, con especial énfasis en sus diatribas contra las leyes sociales del Gobierno. La 'ley del solo sí es sí', ha enumerado, es «culpable de rebajar penas de pederastas y violadores»; después hay «leyes totalitarias», como la Ley de Memoria Democrática, que según él buscan decir a los españoles qué deben pensar sobre sus abuelos; y por último ha cargado contra la ley trans, que se aprobará el jueves definitivamente en el Congreso.

«Nadie nos va a hacer odiar a nuestros abuelos luchasen en el bando que luchasen —en la Guerra Civil— (...). Las mujeres ya no se sienten seguras ni en las cárceles si un señor que es un violador dice que se siente mujer», ha dicho, en alusión, respectivamente, a la Ley de Memoria Democrática y a la ley trans.

Pensando en Murcia, donde Vox tiene grandes aspiraciones, Abascal ha reivindicado un plan hidrológico nacional que, ha advertido, unos y otros prometen en la oposición y luego nunca llega: «El agua tiene que llegar hasta el último rincón de España como sea». También ha hecho referencias a la inmigración irregular, que ha vuelto a vincular con delincuencia, y ha aseverado que en Murcia sus ciudadanos saben distinguir entre «la inmigración ilegal que delinque» y «la legal que viene a trabajar». Al final del acto, como en las grandes ocasiones de Vox, ha sonado el himno de España, en una plaza repleta de simpatizantes.