Fernández Díaz, sobre la amenaza yihadista: «No hay motivo para la alarma»

En declaraciones a TVE, Jorge Fernández Díaz ha recordado que tras los recientes atentados en Francia, Túnez y Kuwait el nivel de alerta se elevó de tres a cuatro sobre un total de cinco y ha añadido que se mantendrá hasta que los servicios de la lucha contra el terrorismo lo consideren.

Ha explicado que se trata de un «nivel de riesgo elevado de comisión de un eventual atentado» que supone que todos los servicios de prevención e investigación están actuando al máximo para minimizarlo sabiendo que el «riesgo cero» no existe, pero «no hay motivo para la alarma», ha insistido.

El ministro ha descartado que el atentado cometido en Túnez fuera dirigido de forma específica contra intereses de España al haber tenido lugar en un hotel de una cadena española y ha estimado que el objetivo en este caso era boicotear el proceso democratizador del país tunecino golpeando a su sector turístico.

Fernández Díaz ha advertido de la dificultad de luchar contra este tipo de terrorismo teniendo en cuenta que por ejemplo el ochenta por ciento de los casos de radicalización se realizan a través de internet y de las redes sociales con reclutamientos en pocos meses.

Ha subrayado que la labor de las Fuerzas de Seguridad ha posibilitado que sólo en los seis primeros meses de este año hayan sido detenidas cuarenta y ocho personas, la mayoría en España y algunas cuando iban a combatir a zonas de conflicto o cuando retornaban a territorio español o a otros países.

El ministro ha apuntado algunos datos como los facilitados por Europol que cifra en cuatro mil las personas de la Unión Europea (UE) que se han integrado en organizaciones terroristas para combatir en Siria, Irak y Libia, cifra que se eleva a veinte mil de noventa países de todo el mundo según Interpol

En cuanto a los combatientes retornados ha apuntado que según Europol son 1.300, de veintiocho países de la UE, los que han regresado. A todos ellos hay que sumar, según ha explicado, los «actores solitarios que se radicalizan también en prisiones y en centros de culto» y los que ahora preocupan especialmente a las Fuerzas de Seguridad, «los desplazados frustrados», que no han podido ir a una zona de conflicto y que están preparados para atentar.