El PP admite que Aguirre y Cifuentes dependerán de lo que decida Rivera

La lectura que se hacía del estudio era, no obstante, optimista: «El centro-derecha sigue siendo hegemónico en Madrid -sostenía un alto cargo consultado por ABC- y no tiramos la toalla de que en este último mes antes de las elecciones podamos todavía recuperar algo de apoyo, siempre que no haya más sustos similares al de Rato». La consigna oficial volvió a ser la misma: «Nosotros salimos a ganar y no nos planteamos otra cosa». Eso sí, tambien se reconoce que «nuestro gran enemigo es que hay muchos electores populares que consideran que el voto útil para lograr un cambio en el PP es apostar por Ciudadanos . Y eso es letal para nosotros». Cifuentes manifestó ayer que «las encuestas marcan tendencias y la de ABC subraya que el PP recibirá un apoyo mayoritario. Pero la única encuesta válida es la de los ciudadanos el 24 de mayo».

Lo que no se descarta en el partido es que finalmente «solo se pueda gobernar en una de las instituciones en virtud de los acuerdos con Ciudadanos o porque los partidos de izquierda puedan sumar más apoyos que el PP». Aguirre lo acaba de recordar: en Madrid no sería la primera vez que la izquierda se une para cambiar la decisión de los ciudadanos, como ocurrió en la Asamblea en 1991. Ese año, pese a que el PP ganó, se formó un Gobierno de izquierdas en el que IU respaldó al PSOE de Joaquín Leguina.

A la luz del sondeo de ABC, sería en el Ayuntamiento donde la suma de las tres fuerzas (PSOE, Podemos e IU) le otorgaría una mayoría absoluta justa -29 asientos en el Consistorio- una posibilidad pequeña, pero posibilidad al fin, de adelantar al PP. Aunque la lógica electoral invita a pensar que es la capital la que tiene una sociología «más conservadora», la cabeza de cartel municipal tiene claro que ya en 2011 esa dinámica cambió y la candidatura que ella encabezaba a la Asamblea cosechó un 51,7 de sufragios frente al 49,7% que recogió Gallardón en la Alcaldía.

Eso no quiere decir, aclaran en el PP, que la citada circunstancia vaya a repetirse ahora. Lo que en el partido se sopesa es que «la elección de Aguirre ha traído muchos apoyos al partido, pero seguramente va a movilizar voto moderado contra nosotros. De ahí que la izquierda sí sume apoyos suficientes en las municipales». No obstante, nadie ocultaba en la cúpula popular la necesidad de cambiar la cultura del partido, basada en mayorías absolutas inapelables. Ese contexto ha pasado a la historia y en esta formación lo saben. «Ver a Aguirre -sostienen- negociando con Rivera es algo insólito para lo que el partido ha de prepararse». En todo caso, para que dos pacten han de estar de acuerdo ambas partes. Y desde la fuerza de Albert Rivera , preguntado por ABC, la respuesta se repite: «Nosotros tenemos un decálogo contra la corrupción que es intocable». Tanto es así que el propio Rivera fue taxativo en respuestas a una entrevista de este diario: «Para pactar con Aguirre tendría que hacer una importante poda en el PP de Madrid». En Génova se malician, además, que los sufragios de Ciudadanos pudieran sumarse, como táctica de presión, al bloque de izquierda, en un movimiento parecido al que se está dando en Murcia.

En el PSOE los resultados eran considerados «como muy buenos». Según la encuesta, tanto en la Alcaldía como en la Comunidad «el partido resiste -en palabras de un alto cargo de Ferraz- en un momento de gran fragmentación del voto de izquierda». A la luz del estudio, la candidatura de Antonio Miguel Carmona perdería uno o dos concejales respecto a los resultados de Jaime Lissavetzky; y la de Ángel Gabilondo, apuesta personal de Pedro Sánchez que obligó a desplazar con cajas destempladas a Tomás Gómez , retendría solo 33 de los 36 escaños que obtuvo el exalcalde de Parla en 2011. Pobres frutos, en palabras de un diputado socialista de Madrid, contrario a la estrategia de Sánchez.

Entre los responsables de UPyD e IU, sin embargo, el desánimo sigue creciendo. La formación que creara Rosa Díez y que logró entrar por primera vez en las instituciones madrileñas, rompiendo el tradicional reparto a tres entre PP, PSOE e IU, se queda sin representación, según el trabajo demoscópico. Fuentes del Consistorio lamentan que «la labor que ha hecho David Ortega quede menoscabada por la mala gestión de Díez». La desazón en esta formación, según ha constatado este periódico, «es muy grande, pero vamos a seguir dando batalla», advierten.

Mientras tanto, en IU la incertidumbre es mayor, según confiesan sus dirigente federales, ya que la horquilla abarca desde «quedarnos fuera del poder a mantener la mitad de nuestra representación». Entre los dirigentes madrileños eran menos optimistas: «Está claro que la política de borrar nuestra identidad, para converger con Podemos, tiene estas consecuencias nefastas».