La amenaza que vive entre nosotros

La Policía Nacional detuvo en Cebreros (Ávila) a un joven de unos 26 años, de origen marroquí y de nombre Abdul, al que todos conocen por el apodo de «Tatá». Vivía con su mujer y dos hijos pequeños en esta localidad. Actualmente estaba en paro, aunque había trabajado en programas de empleo para el Consistorio. Una conocida, sorprendida por el arresto, afirmó que el detenido siempre ayudó a su familia: les daba pan y leche y hasta pagó alguna factura del gas.

Mohamed A., de 30 años, vive en L’Hospitalet de Llobregat con sus padres y tres hermanos. Ayer, al ser conducido al coche policial y ante la nube de periodistas voceó en árabe «Allahu Akbar» (Alá es grande), una expresión de fe del islamismo de la que el yihadismo se ha apoderado como grito de guerra. Según contaron algunos vecinos, Mohamed y su familia «son muy buenas personas y trabajadores», aunque el joven arrestado «se casó, estuvo un tiempo en Marruecos y de allí volvió cambiado». Vestían con chilaba y lucía una larga barba. En Cataluña, también fue arrestado un hombre en Manlleu, del que no trascendieron detalles.

De entre los seis detenidos de Cataluña, dos son mujeres. En Figueres (Gerona) fue arrestada una joven de 18 años que estudia la carrera de Medicina en la Universidad de Gerona. Vivía desde hacía doce años con sus padres y dos hermanos de 10 y 12 años en la calle Cresques de Figueres. En Malgrat de Mar (Barcelona), se detuvo a la otra mujer, de la que los vecinos sabían bien poco. La arrestada, que vivía con su marido, iba ataviada con un burka (velo integral islámico) de color azul cuando fue introducida en el coche patrulla.

Aunque sus circunstancias personales podrían diferir, un denominador común del perfil de los arrestados ayer es su juventud. Y que llevan viviendo muchos años en España, si es que no han nacido aquí. Es el caso, por ejemplo del arrestado en Tarrasa (Barcelona), que tiene 23 años, es de origen marroquí y vivía con sus cuatro hermanos. Estaba en paro.

El detenido más joven es Ismael Boufarcha, de 18 años. Fue arrestado en su casa, en Piera (Barcelona), que comparte con su madre, María Giménez, una española convertida al islam, su padre, marroquí, y sus diez hermanos. Dos de sus hermanas son cristianas. La vivienda donde residía es también la sede de la Asociación Cultural Nibras, donde su familia da clases de árabe, del Corán y de refuerzo en asignaturas como castellano a niños y jóvenes. La madre de Ismael y una de sus hermanas salieron al paso ante los periodistas para defenderle. Explicaron que el arrestado estudia el Islam, pero no es yihadista, y que sólo se dedica al baloncesto y a estudiar informática. Con todo, admitieron que Ismael, «porque es un niño», «pudo ser atraído» por el radicalismo yihadista. A través de la red participaba en debates sobre temas como el uso del burka.

Para la mayoría de los vecinos de Fuente el Fresno (Ciudad Real) la detención «se veía venir. Era conflictivo». La historia de Jonás es la de un joven español, con raíces marroquíes, que se convirtió al yihadismo. Un proceso que no pasó desapercibido y cuyo origen sitúan en el accidente de tráfico que le costó la vida a su único hermano.