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La obsesión por su cuerpo delató al monstruo de Ciudad Lineal

La Policía controló 35 gimnasios de la zona en la que actuaba: en uno de ellos detectaron al pederasta

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CRuz MOrcillo/ Pablo Muñoz

«Jefe, es él». La última semana de agosto los policías empezaron a ver luz. Dos agentes pararon a un musculado con una verruga en su pómulo izquierdo a la salida del gimnasio SmartGym, en el corazón del distrito de Hortaleza. Era uno de los 35 gimnasios en los que se acababa de colocar vigilancia policial ... . Lo miraron de arriba abajo y le pidieron su DNI; control rutinario. «Puede marcharse», le ordenaron, para no levantar sospechas. Otros dos compañeros de paisano lo siguieron con cautela. Dio vueltas y vueltas a pie sin rumbo, fingió caminar distraído mirando su espalda, entró y salió de varios lugares y hasta casi cuatro horas después no se dirigió a su coche, un Audi A4 que había estacionado cerca del gimnasio. «Jefe, se llama Antonio Ángel Ortiz Martínez. Le revientan los brazos, rubio, el pelo casi rapado, la marca de la cara... Vamos para allá».

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