La embestida secesionista y las elecciones municipales, los ejes del curso político

Los acontecimientos de los últimos meses han revestido una trascendencia difícil de igualar, aunque la etapa que se abre partir de septiembre se anuncia no menos intensa, a tenor sobre todo de dos episodios ya previstos. El primero es la embestida independentista de la Generalitat de Cataluña y su consulta , que el Gobierno ha reiterado que no se celebrará. El segundo será el desarrollo en primavera de los comicios municipales y autonómicos, que tendrán lugar bajo la influencia de la recuperación económica, pero también del desencanto social.

Entre medias de estas dos citas, el calendario señala también otras fechas para los próximos meses, muchas de las cuales se prevén ya de la máxima relevancia.

Los jefes de Estado y de gobierno de los Veintiocho se reúnen para consensuar puestos clave de la UE que no pudieron cerrarse en la anterior sesión de junio, entre los que se cuentan los nombres de los sucesores del Alto Representante para la Política Exterior y del presidente permanente del Consejo Europeo. El interés para España es doble: en este encuentro se espera que se aborde la composición de la próxima Comisión Europea, en la que podría ocupar cargo el exministro Miguel Arias Cañete y se podría despejar también el camino del ministro de Economía, Luis de Guindos, aspirante a presidir el Eurogrupo.

Once de septiembre. Todo apunta a que esta vez, el Día Nacional de Cataluña, será menos «espectacular» de lo que presumió por anticipado el presidente de la Generalitat, Artur Mas. El número de voluntarios inscritos la semana pasada era de 115.000, muy por debajo de los 300.000 que se registraban en iguales fechas en 2013. El Gobierno catalán y sus socios intentan convertir este acto en una demostración de fuerza en favor de la consulta independentista que quieren celebrar.

El periodo de sesiones en el Congreso arrancará en septiembre con una agenda por delante que incluirá la discusión de los Presupuestos a finales de año y varios puntos controvertidos. Es el caso de la futura Ley de Seguridad Ciudadana, cuyo proyecto ya fue remitido por el Gobierno a la Cámara Baja antes de las vacaciones de verano, y también de la posible reforma de la Ley Electoral que hará posible la elección directa de alcaldes. Pendiente está también la modificación de la norma que regula el aborto.

El Tribunal Constitucional y el Congreso la han rechazado por su carácter ilegal, en sintonía con lo que en todo momento ha sostenido el Gobierno de Mariano Rajoy para advertir de que el pretendido referéndum inicialmente planteado para el 9 de noviembre no se celebrará. La cita está aún por convocar y el propio Ejecutivo catalán da por hecho que el TC la impugnará , en cuyo caso la vicepresidenta de Cataluña, Joana Ortega, avanzó la semana pasada por primera vez la posibilidad de un aplazamiento. Un revés podría llevar a Mas a convocar elecciones anticipadas en clave plebiscitaria.

La elección de Pedro Sánchez como secretario general de los socialistas supuso la suspensión de las anunciadas primarias abiertas para designar el candidato del partido a La Moncloa, que han quedado pendientes. Sigue el debate sobre si esa votación -que probablemente revalide a Sánchez y evite una bicefalia- debe producirse antes o después de los comicios municipales y autonómicos, que en el PSOE estarán precedidos de otro proceso de primarias diseñado ad hoc para determinar quiénes serán los aspirantes a las Alcaldías y las Presidencias autonómicas. El calendario del PSOE contemplaba activar esa maquinaria en septiembre, aunque con flexibilidad para que también pudiera hacerse a partir de octubre o noviembre.

No hay fecha fijada, pero los cálculos apuntan a que podrían celebrarse el 24 de mayo, lo que significaría que la campaña se iniciaría el viernes 8. El PP se juega la supremacía municipal y autonómica que obtuvo en 2011 y dentro de ella el mantenimiento, a priori difícil, de plazas emblemáticas como la Comunidad Valenciana o la de Madrid, incluida su Alcaldía. El PSOE se enfrenta a una prueba no menos importante, en la medida en que las urnas servirán como primer test para Pedro Sánchez y baremo de la recuperación que persigue el socialismo tras la era de Alfredo Pérez Rubalcaba. El examen será también para formaciones como Podemos, sorpresa de los comicios europeos, y su efecto en la emergencia de IU o UPyD.