Pedro Sánchez quiere que una mujer presida el PSOE

Tradicionalmente, la Presidencia del PSOE fue un cargo honorífico, pero la llegada de José Antonio Griñán en 2012 -un gesto del vencedor del 38 Congreso, Alfredo Pérez Rubalcaba, para que el entonces presidente andaluz no apareciera como perdedor a mes y medio de enfrentarse a las urnas-, alteró el equilibrio de poderes. Porque, sin duda, la tensión que han mantenido Griñán y Rubalcaba en los dos últimos años de «cohabitación» en Ferraz ha pesado en la decisión de Susana Díaz de no repetir experiencia. Antes del almuerzo, ella dejó claro en la SER que no venía a pedir al secretario general ninguna «cuota». «Pedro no va a tener por parte de Andalucía ninguna petición ni exigencia, sino toda la colaboración y ayuda, porque va a tener que gestionar un momento difícil y fundamental para el futuro de muchos ciudadanos en este país».

Sánchez dijo ayer tarde a los periodistas que ya tiene pensado quien va a ser su secretario de Organización. Suenan múltiples nombres -Mario Jiménez, Antonio Hernando y otros-, pero en las últimas horas ha cobrado mucha fuerza el del secretario general de La Rioja y diputado César Luena. De momento, lo único cierto es que Sánchez no nombrará un vicesecretario general; y que habrá una Secretaría de Cambio Climático y se mantendrá la de Emigración, según les dijo ayer el futuro secretario general a los delegados de las federaciones del exterior que vienen al congreso. Un cónclave que tendrá como lema «Cambiando...» y cuyo presupuesto, algo superior a los 350.000 euros, es uno de los más austeros de cuantos organizaron los socialistas en democracia.