Ruz, un juez sobrecargado
Pese al gran volumen de trabajo de su juzgado, no necesita más plantilla, pero sí más especializada y con menos rotación
juan fernández-miranda
En el libro de presos del juez Pablo Ruz se pueden leer 32 nombres. Son las personas que esta noche han dormido en prisión provisional por decisión suya. Algunos son de sobra conocidos, como Luis Bárcenas, pero otros son presuntos delincuentes de identidad anónimo. No ... son demasiados, puesto que en otras épocas ha llegado a ser más de doscientos, pero son suficientes para que el libro esté permanentemente sobre el escritorio y bajo la constante supervisión del magistrado.
El Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional es especial y lo es desde siempre. Tiene un particular magnetismo para atraer casos mediáticos. Es este un hecho que se puede constatar con un ejercicio sencillo: repasar las páginas de los periódicos, escuchar los boletines de las radios y visionar los informativos de televisión. Si hay un juez cuyo nombre es escrito y locutado una y mil veces, ese es el inquilino del Juzgado 5. Y ese juez es hoy Pablo Ruz.
Durante muchos años el titular de este juzgado fue Baltasar Garzón, el paradigma del juez estrella. En esa época, que se prolongó durante un periodo de 24 años, la sobreexposición mediática del Juzgado 5 se achacaba a la personalidad expansiva y protagonista de su titular.
Pero ahora que el juez es otro y su carácter es, en muchos aspectos, opuesto, el juzgado sigue atrayendo los casos más mediáticos. Sirva como muestra el fichaje de Neymar por el Fútbol Club Barcelona. En semanas como esta, en el juzgado de Ruz hay más jaleo que el habitual. Toca guardia, por lo que a los quehaceres normales hay que sumar una disponibilidad de veinticuatro horas durante siete días.
Incesante trasiego
En la segunda planta del edificio de la Audiencia Nacional en la calle Prim hay un enorme movimiento: declaran unos testigos saharauis, llega un informe sobre Gürtel, declara un colaborador de ETA, llega un escrito de Bárcenas que reclama su puesta en libertad… Los funcionarios se turnan para cubrir las tardes, pero el secretario judicial y el juez no tienen con quién, así que deben multiplicar sus horas en el despacho. Pero aunque el ritmo es alto, el clima de trabajo es agradable, lo que facilita las cosas. Los funcionarios respetan mucho al juez: es accesible, educado y predica con el ejemplo. Pese a que su exigencia es máxima, y los sobreesfuerzos permanentes, a nadie se le cae el boli cuando se cumple la jornada laboral. De lo contrario, el trabajo no saldría adelante.
Pero guardias aparte, en el juzgado hay mucho trabajo. Por eso, la plantilla habitual ha sido reforzada desde diversas instancias. A los 17 funcionarios (seis gestores, ocho tramitadores y tres de auxilio) se suman tres personas asignadas por la Audiencia Nacional y otra por el Ministerio de Justicia.
Además, solo para el caso Gürtel, Ruz cuenta con un extra de cinco personas. En total, si se suma al juez y al secretario, 28 personas, un 47 por ciento más de lo previsto. Estos refuerzos también llegaron cuando se investigó el escándalo de Fórum. Sus 269.000 perjudicados absorbían ingentes recursos. El reverso de la gran implicación de la plantilla es que pocos funcionarios aguantan el ritmo demasiados años.
Desde la llegada de Ruz, hace cuatro años, el número de empleados que permanecen allí se cuenta con los dedos de una mano. Al no existir un incentivo que compense un destino sin horarios, los funcionarios acaban encontrando acomodo en otras latitudes. Y ese es el principal problema al que se enfrenta el juez, pues la creciente complejidad de los asuntos exige la máxima especialización. Fuentes de su entorno aseguran que lo que a él le gustaría es que sus funcionarios -y otros en situaciones similares en la Audiencia Nacional- fuesen tratados «con más mimo», de modo que hallaran un incentivo para permanecer en la casa. Tal vez así rotarían menos y el juzgado ganaría en experiencia. Porque -dicen las mismas fuentes- no hace falta más plantilla, pero vendría bien que fuera más especializada.
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