¿Y si los diputados tienen un mes de «vacaciones» al año en vez de tres?

El actual reglamento está en vigor desde 1982. Posada ha recordado que es un buen documento, aunque puede mejorarse. Su intento de reforma, último de los muchos que se han puesto sobre la mesa en los últimos años, se ha planteado por la intención de muchas de las formaciones de oposición de regular que el presidente del Ejecutivo pueda ser interpelado en el hemiciclo, esto es, que se le pueda hacer comparecer con normalidad para someterse en profundidad a lo que corresponda más allá de lo que permiten los rígidos tiempos de las sesiones de control al Gobierno semanales.

Posada ha indicado que, a su juicio, es procedente minimizar las vacaciones de los diputados, puesto que hasta ahora contaban con los meses de enero y julio para poder «visitar a fondo sus circunscripciones», pero que con las actuales tecnologías se puede entender que esas comunicaciones con la ciudadanía son mucho más fáciles.

Entre otras propuestas, también se analizará en la ponencia que se reúne hoy multar a los diputados que se ausenten del Congreso sin causa justificada, o permitir preguntas «sorpresa» en la sesión de control.

Izquierda Plural, por ejemplo, propone acercar la Cámara a la ciudadanía con jornadas de «puertas abiertas» periódicas en las que los parlamentarios se sometan al control directo del pueblo. Pide también que se amplíen las competencias de la Comisión de Peticiones para que deje de ser un «mero buzón de reclamaciones» o que el salario de un diputado nunca pueda ser superior al de un director general de la administración, informa Efe.

UPyD es otro de los grupos que ha hecho público un extenso documento con 32 propuestas para mejorar el funcionamiento del Congreso y mejorar la transparencia de la gestión pública. La formación que lidera Rosa Díez pretende que se establezca anualmente la celebración del debate sobre el estado de la nación y, para dinamizar los debates, que se pueda dar la palabra a cualquier diputado para realizar cualquier pregunta aclaratoria, o permitir preguntas «sorpresa» al Gobierno en las sesiones de control.

Los socialistas, por su parte, quiere que se refuercen los mecanismos de control al Gobierno, con más preguntas en la sesión de control -principalmente al jefe del Ejecutivo- y que se amplíe el tiempo destinado a ellas, así como la posibilidad de realizarlas sin notificación previa.

El PP ya ha expresado su disposición para llegar a un acuerdo con los demás partidos, pero no para cambiar «el sistema de mayorías» que rige en el Congreso y en todos los parlamentos del mundo. También considera que si finalmente se llega a un consenso para cambiar el reglamento, las modificaciones deben entrar en vigor ya en la siguiente legislatura.

Uno de los asuntos espinosos que frustró el último intento de reforma del Congreso en el año 2007 fue el uso de las lenguas cooficiales en las sesiones del Congreso. Cuestión que nadie duda de que volverán a reclamar los partidos nacionalistas durante la negociación que se inicia hoy.