Sin rastro de pruebas del «tercer hombre» en el crimen de Asunta

La Guardia Civil se muestra contundente. «La lógica de la investigación apunta a la posibilidad de que una tercera persona trasladara el cadáver, pero eso es algo que hemos barajado desde el principio. Sin embargo, en la pista forestal donde se halló el cuerpo no ha aparecido ni una sola evidencia de esa participación. Ni huellas, ni ADN ni ningún tipo de restos que permitan aseverar ese extremo . Ni siquiera en la cuerda naranja que se utilizó para atar a la niña. Aun así, aunque una tercera persona hubiera participado, los dos sospechosos son los que son», señalan fuentes de la investigación.

Piezas del complejo puzzle

Está demostrado que la ingesta forzada de Lorazepam causó de forma directa la muerte de la pequeña Asunta y está demostrado que esas pastillas se las dieron a la hora de la comida (los autos de prisión de Porto y Basterra no dejan dudas sobre este punto aunque no especifiquen horas); ambos han reconocido además que comieron los tres juntos y el propio Alfonso Basterra en su entrevista al citado periódico explica que madre e hija salieron de su casa a las 17.20 horas de ese sábado.

¿Cómo se depositó el cadáver en un camino de Cacheiras?Las horas de la muerte y de la ingesta de Orfidal (comprado por el padre y que la madre asegura ahora que no tomaba) están cuadradas. El puzzle más complicado de encajar es el de cómo y en qué momento se depositó el cadáver en un camino de Cacheiras (Teo), al menos sin conocer todas las declaraciones y evidencias que han recabado los investigadores y el juez.

Las dos posibilidades son que Rosario Porto transportara desde su finca el cuerpo de la pequeña en el maletero u oculto en la parte trasera del coche antes de las diez y media de la noche (un vecino la vio salir sola al volante antes de las nueve de la finca familiar) y que nadie descubriera el cadáver hasta pasada la una y cuarto de la madrugada . O bien que volviera sola a su piso de Doctor Teixeiro de Santiago y mientras su exmarido y ella denunciaban en comisaría, a las 22.30 horas, otra persona se hubiera hecho cargo del cadáver y lo hubiera abandonado poco antes de que fuera hallado.

La hipótesis del allegado

Esta segunda posibilidad solo tiene sentido para los investigadores si ese tercero es un allegado a Rosario al que hubiera pagado o con quien tuviera una relación muy estrecha. Ante la falta de pruebas, los investigadores siguen realizando gestiones por si ese hombre da un paso en falso. La hipótesis del tercero se convierte para los padres encarcelados en una vía de salida, puesto que ambos se han declarado inocentes tanto ante el juez como en sus manifestaciones públicas. Fuentes del entorno de Porto subrayan que ella no sospecha de nadie, y que resulta pueril que alguien que no haya participado en un crimen se preste a trasladar un cadáver.

«Reacciones anormales tras el crimen de una hija»Las enigmáticas frases que se cruzaron los detenidos en los calabozos de la Comandancia de la Guardia Civil de La Coruña y que fueron grabadas en audio con autorización mediante auto del juez José Antonio Vázquez Taín han alimentado también todo tipo de especulaciones. Rosario habla de «jueguecitos» de su exmarido y le pregunta si le ha dado tiempo a deshacerse de eso, mientras él, desde la celda de enfrente, en un susurro, la conmina a callar porque sospecha que les pueden estar escuchando. Hablaron más, también ella la noche anterior cuando se dirigió varias veces a los agentes; todas esas grabaciones están en poder del juez. A ojos de los investigadores resultan muy clarificadoras, independientemente de que se puedan utilizar en su día.

Cuando se autorizaron esas grabaciones, los agentes tenían ya más que fundadas sospechas sobre el comportamiento de unos padres, con reacciones anormales tras el crimen de una hija. La niña apareció en la madrugada del domingo y ese mismo día por la tarde, mientras a la pequeña se le practicaba la autopsia, Alfonso Basterra llamó a los periódicos gallegos para que no publicaran mucho sobre el crimen y, sobre todo, pidió que no dieran el nombre de su mujer. Porto, mientras, acudió a los Juzgados para hablar con un fiscal conocido suyo y con un juez.

Actitudes sospechosas

Al día siguiente en el tanatorio, Basterra se interesó por un abogado y Porto se desahogó con unas amigas contándoles el fastidio que le provocaba pensar que en las próximas semanas sería pasto de programas de televisión y lamentaba la mala suerte de que el caso le hubiera correspondido al mediático juez Taín. Basterra, además, respondió a otro amigo que rezara por Rosario. Ninguno de estos comentarios pasó desapercibido para los investigadores, pendientes desde el minuto cero de cualquier detalle.

Ahora, en la recta final de la instrucción, las defensas de ambos siguen trabajando a ciegas, al tiempo que se ha permitido la personación de dos abogados de la Asociación Clara Campoamor como acusación. El abogado de Porto, José Luis Gutiérrez Aranguren, sostiene que puesto que su cliente es inocente se ha de buscar a otra persona, aunque esta misma semana ha explicado que la madre estuvo a punto de declararse culpable ante la situación que está viviendo. Desde su punto de vista, el móvil económico no tiene ningún sentido. «No es una persona insolvente ni mucho menos. Con su patrimonio podía obtener liquidez en cualquier banco. Tenía dinero en casa, pero mucho menos del que se dijo».

La vía del testamento

Las defensas han comprobado que el único testamento válido nombra a Porto única y universal heredera y no contiene mención alguna a Asunta. Aranguren asegura, además, que su cliente «no tiene negocios en Marruecos. Fue contratada como abogada para solucionar unos problemas de su cliente relacionados con negocios de éste, y el trabajo ya había finalizado. No hay más vínculos con ese país». Los investigadores continúan buscando esos posibles vínculos.