Artur Mas e Iñigo Urkullu: en qué distan ahora sus discursos nacionalistas
Hubo un tiempo en el que Galeusca se presentaba en coalición al PE y ahora uno de sus partidos habla de independizarse de España y de Europa por la vía plesbiscitaria y otro de redefinir el «estatus» político
Artur Mas e Iñigo Urkullu: en qué distan ahora sus discursos nacionalistas
Hubo un tiempo, no hace tanto, que las aspiraciones de tres Comunidades contraídas en un acrónimo - Galeusca (Galicia, Euskadi y Cataluña)- se materializaban en una coalición para ocupar varios escaños en el Parlamento europeo. Fue en las elecciones comunitarias de 2004 cuando los ... nacionalistas gallegos, vascos y catalanes rememoraron aquellos pactos forjados desde 1923 y durante la primera mitad del siglo XX en pro de un objetivo político determinado. Y más rentable que si se hacía por separado. Cae en desuso esa alianza cuando se trata de plasmar un acuerdo en el ámbito español, aunque no han sido pocas las veces que partidos como CiU y PNV han escenificado públicamente su apoyo recíproco a través de una fotografía compartida de Iñigo Urkullu, como presidente de la EBB del PNV, y Artur Mas, como líder de CiU, por ejemplo, o de un discurso con aristas comunes para refrendar una postura frontal al Estado, representado por Madrid. Ahora, sin embargo, Cataluña y País Vasco han cambiado las tornas. En los últimos meses parece que las cosas o han cambiado o se han limado desde el lado vasco. Mientras Artur Mas ha radicalizado su mensaje desde las últimas elecciones autonómicas y más con el plebiscito soberanista como contrapartida innegociable de sus socios de gobierno de ERC, el acuerdo «a cuatro puntos» del ya convertido en lendakari Iñigo Urkullu con los socialistas de Patxi López y la retirada de la escena de los actores etarras han depurado el mensaje y las formas de los peneuvistas.
Una clara muestra se ha producido esta misma mañana, al arrancar el debate del Estado de la Región en el Parlamento de Vitoria. Ése donde antaño se vio sentado a un diputado como Josu Ternera blandiendo la democracia como quien conoce realmente su significado, y que luego vio un acuerdo casi «contra natura» de socialistas y populares vascos, hoy ha visto renacer la mitigación del afán escisionista en boca de un digno heredero de Sabino Arana . Ya se dijo cuando accedió a la Presidencia del PNV, y también cuando venció en las autonómicas del pasado octubre de 2012: el quinto lendakari elegido durante el periodo democrático vasco es un hombre que hace política como la hormiga del cuento, sin grandes soflamas, sin grandes estridencias, sin hacer demasiado ruido , pero que sigue su propio curso dando pasitos. En su discurso de investidura, en diciembre del año pasado, ya habló de recobrar «pactismos» y evitó la palabra soberanismo, escisión o desmembración a las bravas de una parte del Estado, la Comunidad que ahora comanda, y lo ha vuelto a esbozar en su mensaje a la región de este jueves.
Han virado las formas y sobre todo los lenguajes que se usan en Barcelona y VitoriaLo que también ha hecho Urkullu Renteria con probada diligencia es aprovechar ciertos aires de la tormenta catalana, que sopla por obra de Mas-Junqueras y que reavivó la última Diada «Nacional» de Cataluña. Por boca del lendakari vizcaíno, ahora ya no se debate sobre el soberanismo sedicioso que propiciaba aquel furibundo Xabier Arzalluz , sino que e s el momento de «acordar un nuevo estatus» para el País Vasco que logre conciliar «legalidad y legitimidad» y cuente con amplio respaldo político y social. Hay que prestar mucha atención al lenguaje empleado en cada caso, porque Urkullu no desperdicia la oportunidad de transmitir un mensaje, pero lo hace con cautela. Las palabras son siempre importantes, más si cabe en política, igual que los silencios. Y en la intervención del gobernante vasco no ha habido ocasión para mencionar el polemiquísimo «derecho a decidir» de moda en la sede del Parlamento catalán. Urkullu ha evitado mencionar los términos referendo, consulta, derecho a decidir, transición nacional (el proceso con el que «debutó» en su hoja independentista Artur Mas) y, por supuesto, ha eludido cualquier comparanza con el caso catalán.
Revisión de la arquitectura constitucional
Los peneuvistas abogan por redefinir las líneas del Estado , sí, y retoman el debate sobre la necesidad de modificar en parte el Estatuto de Guernica por un nuevo marco jurídico-político. En esto, que ya desgranó recientemente el portavoz del Gobierno vasco, Josu Erkoreka , sí coinciden con la vertebración que proponen, por ejemplo, los socialistas catalanes de Pere Navarro . Para ellos, hay que cambiar la Constitución -también lo subrayó el pasado sábado Alfredo Pérez Rubalcaba -, aunque sin reestructurar el mapa territorial de la manera tajante que propone la coalición ERC-CiU si saliese el «sí» como ganador en su consulta plesbiscitaria, a la escocesa respecto de Reino Unido, a la puertorriqueña respecto de Estados Unidos o, como proclaman desde Barcelona, la vía Kosovo de 2008 en los Balcanes. El lendakari no ha aportado ninguna información sobre qué piensa hacer para cambiar ese marco legal, si bien ha echado mano del altavoz que retumba desde la ciudad condal para defender que en la actualidad hay un nuevo contexto político y que éste ofrece una chance para acometer esa reforma territorial «pendiente» , según su prisma. En el País Vasco, se aliña siempre el debate con una palabra inevitable, el terrorismo etarra, e igual que subrayara en su investidura, el mandatario de Baracaldo ha repetido que fuera ETA de la escena presente, toca hacer política y afrontar el futuro con nuevos pasos. ETA fuera, la crisis económica dentro, ésta última ha evidenciado, a tenor del peneuvista, que el Estado de las Autonomías es «débil». «Se ha agotado el café para todos y nos corresponde realizar una nueva propuesta y plantear un nuevo modelo de relación para el futuro, es el momento y el lugar», ha aprovechado para reivindicar.
Un afán nacionalista contenido
Sin aclarar, como decimos, en qué se basaría para él ese nueva relación con Madrid y cómo se encajaría en la ley, a juicio de Urkullu se han adherido «elementos» que obligan también a modificar el Estatuto de Guernica , de hace 35 años, y la Carta Magna, de 1978, y entre esos acontecimientos ha citado la pertenencia a la Unión Europea y al euro (que ni se replantea el lendakari, como sí parece hacer Mas), y el reconocimiento de la UE del concierto económico y la autonomía fiscal vasca. Urkullu deja en el tejado del Parlamento de Vitoria que apruebe «la hoja de ruta» para ese proceso de reforma política.
Urkullu acuña un nuevo estatus político que no expone, y reclama más autogobiernoPara terminar de completar el «diccionario remozado» de este nacionalismo contenido del PNV, Urkullu lo ha sintetizado todo en dos frases: « nuevo estatus político» e «insatisfacción vasca por el nivel del autogobierno» , en aras de revisar la arquitectura institucional que es lo que reclama pero no desarrolla ni exhibe. Al mismo tiempo en Barcelona, Artur Mas emplea un nomenclátor diseñado con su «alter ego» republicanista y acuña expresiones vacías en el encaje constitucional español como Estado libre asociado, transición nacional hacia la independencia como «modus operandi», federalismo asimétrico. .. También arremete contra el unionismo de todos los que quieren que el Estado se quede con sus 17 Comunidades tal y como está (lo que antes se desprestigiaba como centralismo , ahora ha trocado por un unionismo arrogante y devastador, a juicio del dirigente convergente)... No modula ya sus formas antes sofisticadas, y no tiene remilgos en equiparar marchas como las de la Vía Catalana con los seguidores de Martin Luther King . La autoderminación que no figuraba en su vocabulario antes de presentarse a las elecciones autonómicas de 2012 se repite como un mantra este 2013 y habla de la separación de Cataluña del resto del Estado como la seña de identidad inevitable, pese a todos los pesares que ocasionaría a una Cataluña marginada y aislada . La suya.
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