Rajoy y Urkullu se reúnen en secreto para perfilar un acuerdo económico

Pero según ha podido saber este diario, el clima fue bastante más «conciliador» que con el líder de CiU dadas las -hasta la fecha- engrasadas relaciones que mantienen los dos máximos dirigentes de PP y PNV, que comparten buena parte de su receta económica anticrisis. A ello ayudó también el que Urkullu dejara fuera de la mesa su plan de convocar una consulta soberanista antes de 2015, que él mismo venía de anunciar en Vitoria 24 horas antes.

Pero el guión, como ocurrió en la reunión de enero, primera desde que Urkullu accedió a Ajuria Enea, volvió a escribirse en letra económica, con los gobiernos central y vasco especialmente preocupados por una crisis que, en el caso del País Vasco, asoma con efecto retardado y aprieta más ahora que en el general de España, sobre todo en términos de destrucción de empleo. El lendakari Urkullu, que ya había expresado públicamente su interés en mantener un «hilo caliente» con el presidente Rajoy, también para la cuestión de ETA, acudió a Madrid para conocer de primera mano las previsiones económicas que baraja el Ejecutivo y comprobar en qué medida el País Vasco -en la cabeza de las comunidades disciplinadas- puede beneficiarse de la flexibilización del objetivo de déficit público por parte de la UE.

En su carpeta, además de reclamar mayor capacidad de endeudamiento, Urkullu también se apuntó la misión de terminar de encarrilar la liquidación del «cupo» vasco (la cantidad que aporta el Estado al País Vasco por las transferencias asumidas), negociación hasta ahora bloqueada. Fuentes del PNV de toda solvencia aseguraron ayer a este diario que «habrá acuerdo de aquí al verano» y aunque todavía siguen sin fecha para convocar la Comisión Mixta del Concierto Económico, «la discrepancia política ha dejado paso ya a un mero acuerdo técnico». Desde el Ejecutivo central daban también por hecho el pacto ante una cuestión recurrente con el Ejecutivo vasco que se revisa cada cinco o siete años y que, recuerdan, «el último que resolvió fue el Gobierno de Aznar», por lo que no debe ser considerada como una cesión.

A partir de ahí, y como ya hizo con el presidente Mas a finales de marzo, Rajoy ahondó ante el dirigente vasco que el esfuerzo debe ser compartido, sin agravios entre comunidades ni atajos, y se refirió al nuevo plan de pago a proveedores como una de las medidas que facilitará a las regiones cumplir con sus objetivos de déficit.

La actualización de la llamada ley quinquenal del Cupo, cuyo desfase el PNV cifra en 500 millones, es una herramienta decisiva para el equipo de Urkullu, que está obligado a un duro ajuste financiero en sus cuentas públicas (1.200 millones de gasto menos) y que asume ya deberá prorrogar las heredadas al no hallar apoyos en un Parlamento de Vitoria donde el PNV solo cuenta con 27 de 75 escaños.

Pese a que la cita se produjo un día después de que el lendakari expusiera públicamente su programa de Gobierno, en el que incluyó de rondón su plan soberanista -con un referéndum antes de 2015 para alcanzar un «nuevo estatus jurídico-político»- esta cuestión no estuvo sobre la mesa, según las diversas fuentes consultadas.