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El PP ve «antidemocrático» el veto de Ciudadanos a Rajoy, Santamaría y Cospedal

Girauta dijo que no apoyará a nadie del «equipo» del candidato del PP, aunque sí dijo estar dispuesto a apoyar a Feijoo, Cifuentes o Casado

El candidato de Ciudadanos, durante un acto esta semana

SARA MEDIALDEA / ISABEL MIRANDA

La tensión ha crecido al máximo entre PP y Ciudadanos, cuando faltan siete días para que finalice la campaña electoral. No solo Albert Rivera pone un veto a Mariano Rajoy como candidato a la investidura, sino que su portavoz parlamentario, Juan Carlos Girauta, también cierra la puerta a que fuera Soraya Sáenz de Santamaría la candidata, ni a ningún otro miembro del «equipo» del presidente en funciones como María Dolores de Cospedal . Sí le parecen aceptables otros nombres, como los de Pablo Casado, Cristina Cifuentes, Alberto Núñez Feijóo, Ana Pastor o Alfonso Alonso.

En el PP aguantan a duras penas las ganas de responder en público, pero en privado lo explican abiertamente: «La posibilidad de que el que ha quedado cuarto en las elecciones diga quién es el presidente del gobierno es que no la vemos». Y algunos van más allá y se preguntan: «¿Quién se ha creído que es? En otro país del mundo esto sería tachado de comportamiento antidemocrático».

Los populares creen que esto ocurre porque las encuestas dan a Ciudadanos un resultado muy malo; de ahí su virulencia contra el PP, donde por otra parte están convencidos de que ya están recuperando votos que el 20-D se fueron con la formación naranja.

En el caso de Rivera, como en el de Pablo Iglesias, la dirección popular creen que son más productos televisivos que políticos; de ahí que ambos prefieran las intervenciones en televisión a los mítines. Especialmente Iglesias, que utiliza un lenguaje y unos mensajes mucho menos comprometidos en la pequeña pantalla que cuando tiene que posicionarse delante de su militancia.

Fuentes populares están convencidos de que sus resultados van a mejorar. Está detectando mejor ambiente en las calles durante esta campaña, y también entre la militancia. Ven su discurso como propositivo y positivo, mientras que a sus tres contrincantes -a los que Rajoy ya mete en el mismo saco- les ven «confundidos con sus ataques cruzados». Aunque la situación política sigue sin estar clara, en el PP empiezan a ver la luz al final del tunel, y alguno, como el eurodiputado Luis de Grandes, va un paso más allá y cree que «nos han perdonado».

La dirección del PP ve posible alcanzar el 30 por ciento de apoyos. Cómo se traducirá esto en votos es muy difícil de calibrar, porque depende de los «restos» de la Ley D’Hondt, aunque hay quien ve a los populares en una horquilla «entre los 127 y los 135 escaños». Por eso algunos dirigentes empiezan a plantear la necesidad de una reforma de la Ley electoral que le de un plus o prima de gobernabilidad al partido más votado , algo que ya propuso el diputado popular José Antonio Bermúdez de Castro en la Conferencia Política del PP de julio del año pasado.

Alguno de los «autorizados» por Rivera para gobernar respondió ayer. Fue el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, que evidentemente no quiso entrar al trapo de una maniobra de C’s no exenta de cierta ingenuiad. A preguntas de los periodistas en Vigo Feijóo dijo que no iba a «picar» el anzuelo de la formación naranja . Aseguró que ese tipo de mensajes va en la dirección de una «estrategia del divide y vencerás», que tachó de «muy antigua». Añadió que, si fuese Rivera el que hubiera obtenido el apoyo mayoritario de los ciudadanos y él le pidiera que se fuera, «estaría pidiendo algo que no parece democrático». «¿Aquel al que los españoles apoyan más es el primero que tiene que irse? Esto es lo contrario a la democracia», remachó el líder gallego.

El avance «informativo» de Girauta ha verbalizado lo que era un sentir dentro del partido, pero también apunta la existencia de un doble discurso en la formación. Dentro de Ciudadanos ya habría una clara preferencia por algunos miembros populares a quienes miran con buenos ojos como para apoyar en un gobierno. Una línea que hasta ahora se había negado de manera oficial, alegando que prefieren no hacer quinielas ni las primarias a un partido que «no las hace».

Ayer, tras la entrevista a primera hora de Girauta, Albert Rivera intentó volver al terreno de la ambigüedad. «No voy a vetar a nadie», dijo. Tampoco quiso responder sobre quién, a su juicio, sería presidenciable. «No voy a entrar en el juego», aseguró. «Qué quiere, ¿que les mate?». Rivera se justificó asegurando que cada vez que ha «hablado bien» de alguien del PP, «Rajoy le ha puesto una crucecita» . Reiteró, a su vez, que el único requisito para que Ciudadanos se siente en la mesa de negociación es que los miembros del equipo no estén «bajo la sospecha de la corrupción» , pero que si el PP «gana» tiene derecho como lista más votada a intentar formar gobierno.

Sin embargo a lo largo del desayuno informativo organizado por El Mundo, Rivera alabó a Cristina Cifuentes (uno de los nombres a los que apuntó Girauta), por ser una política «libre» y «valiente». También volvió a reclamar que tanto los votantes del PP como voces dentro del partido claman por la regeneración. Para cuando llegaba a Almagro a mediodía, Rivera ya respondía a los periodistas con una cita rescatada de la hemeroteca del partido: «No hemos venido a hacerles las primarias al PP».

La idea de que Ciudadanos reclama un cambio «de equipo» para sentarse a negociar viene de atrás, aunque hasta ahora nadie del partido había dado nombres de posibles sustitutos abiertamente ni había vetado a la vicepresidenta en funciones o a la secretaria general del PP, Maria Dolores de Cospedal. Por ejemplo, en el Foro ABC de junio, Rivera afirmó que lo que hacía falta a España era un cambio «de Gobierno, de personas [en plural] y de políticas» porque la continuidad solo llevaría a seguir alimentando el populismo. En aquella ocasión mentó a Montoro como una de esas personas que no deberían estar en el nuevo equipo, en este caso para evitar la continuidad en las políticas del actual Ejecutivo.

Tampoco es la primera vez que Girauta se salta el discurso oficial. En abril, en plenas negociaciones con el PSOE, llegó a decir que Ciudadanos debería estar dentro de un Gobierno con los socialistas cuando aún nadie había hablado de ministerios o de vicepresidencias oficialmente. Girauta no especificó qué carteras les interesaban, pero sí avanzaba con sus palabras sí un escenario que contemplaba a nivel interno.

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