Sosa Wagner, la apuesta de UPyD para las elecciones europeas 2014
El eurodiputado anticipa una «revolución» en el Parlamento Europeo si se incrementan los apoyos a su partido
l.r.
« Necesitamos restaurar el honor del pepino ». Para bien o para mal, Francisco Sosa Wagner dio la vuelta al mundo con esta frase en el año 2011 . El momento y los motivos estaban más que seleccionados ya que aquellas palabras las ... pronunció en el Parlamento, con dicha hortaliza en la mano, y en el punto álgido de la crisis de la E. Coli .
Por aquel momento, al ser un eurodiputado no adscrito, sin contar con el paraguas de ningún grupo parlamentario, su intervención logró que tanto él como su partido, Unión Progreso y Democracia , adquirieran notoriedad. Ahora, este 2014, UpyD lo ha elegido como cabeza de lista para las próximas elecciones europeas de mayo.
Una vez se hizo pública su candidatura, manifestó su entusiasmo : «Si se cumplen los pronósticos y UPyD amplía su representación en los próximos comicios se puede producir una revolución . Teniendo en cuenta lo que he hecho yo, si hay varios eurodiputados se pueden hacer muchas cosas. Se puede producir una revolución en el Parlamento Europeo».
Sosa Wagner (Alhucemas, Marruecos, 1946) estuvo alejado de la política y dedicado a la enseñanza y a la literatura hasta que volvió al mundo político de la mano de la formación de Rosa Díez.
Su mundo literario
Catedrático de Derecho Administrativo en la Facultad de Derecho de la Universidad de León, su carrera política la inició en el Partido Socialista Popular (PSP), partido encabezado entonces por el profesor Enrique Tierno Galván, y que más tarde se integraría en el PSOE. Entre diciembre de 1982 y enero de 1987 ocupó la Secretaría general técnica del Ministerio para las Administraciones Públicas, con Felipe González al frente del Gobierno.
Fue miembro de la Comisión de Expertos que diseñó el modelo autonómico español y secretario General Técnico del Ministerio para las Administraciones públicas (entre diciembre de 1982 y enero de 1987).
Es autor de numerosos artículos y conferencias en las que teoriza sobre la necesidad de la cohesión territorial de España y de un estado fuerte capaz de garantizar la equidad entre ciudadanos. En 1992, recibió el premio Miguel Delibes por su novela «Es indiferente llamarse Ernesto» y, un año más tarde, fue galardonado con el Café Bretón, por su libro de cuentos «Escenas históricas pero verdaderas».
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