a bordo del a380

Un vuelo de gigante

ABC sobrevuela los Alpes en el estreno del nuevo Airbus 380 de Lufthansa, con capacidad para 520 pasajeros

RUYMÁN J. JIMÉNEZ

Video.

Durante muchos años, antes de la llegada de los buscadores por internet, las ofertas de última hora y las compañías de bajo coste, tomar un avión era un verdadero acontecimiento, casi tan importante como las experiencias que se vivirían en el lugar de destino del ... vuelo, pero la democratización sufrida por el sector aéreo durante el siglo XXI convirtió la experiencia de volar en un engorroso trámite. Sin embargo, en pleno 2010, el vuelo inaugural del nuevo Airbus A380 de Lufthansa ha logrado devolver esa magia perdida a sus alrededor de 520 pasajeros.

El pasado miércoles 28, el aeropuerto de Munich se vistió de largo para recibir al segundo A380 de la compañía germana que, después de ser bautizado con el nombre de «München» (Munich en alemán) por la esposa del alcalde de la localidad, inauguró sus operaciones con dos vuelos panorámicos sobre los Alpes.

Con 73 metros de largo, algo más de 24 de altura y casi 80 de envergadura, el A380 es un avión que impresiona. Por ello, localizar las cuatro puertas por las que se realizaba el embarque era tarea sencilla: bastaba con seguir las exclamaciones de asombro de los pasajeros que recorrían la terminal y los flashes de las cámaras de fotos. Exclamaciones y flashes que continuaban mientras recorrían el finger y una vez dentro del avión, constatando el ambiente marcadamente festivo de este vuelo.

Los billetes se agotaron una hora y media después de salir a la venta

«¿Seguro que ésta es la clase económica?», se preguntó algún pasajero al llegar a su asiento y ver que disponía de una pantalla táctil individual desde la que escoger entre ver alguna película, escuchar música o conectar con una de las tres cámaras exteriores con las que cuenta el aparato. Éste fue, sin duda, fue el programa estrella de este vuelo inaugural, que agotó sus billetes apenas una hora y media después de salir a la venta y cuyo importe irá destinado a financiar los programas desarrollados por la ONG de la compañía.

Con puntualidad germana, el A380 se dirigió hacia la pista en medio de la expectación de todos los empleados del aeropuerto de Munich, desde donde fue despedido por dos camiones de bomberos que formaron un arco con sus chorros de agua. Para corresponder el saludo, el comandante hizo oscilar las alas del aparato nada más elevarse del suelo.

«Fácil de pilotar»

Porque, a pesar de lo que pudiera pensarse dado su gran tamaño, el A380 es una aeronave «fácil de pilotar» y «suave» en sus reacciones, según aseguró el comandante Langer, uno de los pilotos de la compañía destinados a este tipo de aparatos. Langer, aseguró además que la adaptación necesaria para hacerse con los mandos de este aparato no es excesivamente larga para quien ya esté acostumbrado a pilotar aviones fabricados por Airbus.

El A380 realizó un vuelo rasante sobre la pista de operaciones del aeropuerto de Salzburgo

Y algo de verdad debe de haber en sus palabras, ya que alrededor de media hora antes del horario previsto para el aterrizaje, el aparato comenzó a descender. A medida que se acercaba al aeródromo, el comandante anunciaba por la megafonía la altura que le separaba del suelo, hasta situarse entre 20 y 10 metros. A esa distancia efectuó un vuelo rasante sobre la pista de operaciones del aeropuerto Wolfgang Amadeus Mozart de la ciudad austriaca de Salzburgo.

Entretanto, en el interior del silencioso aparato los 21 miembros de la tripulación de cabina, a los que se suman los tres pilotos y tres asistentes de vuelo de nacionalidad japonesa, ya que el avión unirá tres veces por semana las ciudades de Frankfurt y Tokio, se desvivían por convertir el vuelo en una experiencia inolvidable, con el reparto de pines con la forma del A380, conmemorativos de este vuelo inaugural, o un tentempié empaquetado para la ocasión en una bolsita de tela con el logotipo de la compañía. Además, no dejaban de sonreír y posar cada vez que un pasajero les pedía que se fotografiaran en su nuevo avión.

Aunque en algunos momentos del vuelo, que se desarrolló entre los 2.00 y 6.000 metros de altura aproximadamente, las nubes dificultaron el disfrute del impresionante paisaje alpino que sobrevolaba el aparato, dentro de la cabina la fiesta era total, tal y como corresponde a una ocasión histórica.

Tras una hora y casi cuarenta minutos que supieron a muy poco, el A380 aterrizó en el aeropuerto de Munich. Mientras los pasajeros desembarcaban, el personal de tierra de Lufthansa les miraba con envidia. No en vano, muy pocas personas pueden decir que han vivido la inolvidable experiencia de realizar un vuelo rasante en la mayor aeronave de pasajeros que surca los cielos en la actualidad.

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