La banca advierte de que los test de estrés no serán suficientes

Las pruebas, hechas a 91 entidades de la Unión Europea, 27 de ellas españolas, miden la capacidad de estas para hacer frente a una hipotética situación de más deterioro de la economía. El peor escenario dibujado por el Comité Europeo de Supervisores Bancarios (CEBS), responsable de los test junto junto a los supervisores nacionales, prevé una contracción de la economía del 2% en la zona euro durante este año y del 1,3% en 2011. Pero, por ejemplo, los expertos denuncian que no cuantifica cómo afectará a los bancos el procentaje de deuda pública que acumulan en sus carteras, uno de los mayores problemas a los que se enfrenta hoy el sector.

El aprobado general, en el que han insistido en las últimas semanas todos los mandatiarios internacionales, no basta. Ayer, durante la presentación de los resultados trimestrales del banco, el consejero delegado de Bankinter, Jaime Echegoyen, defendió esos ejercicios de solvencia pero lamentó que no tengan en cuenta las peculiaridades de cada entidad. Echegoyen abogó entonces por valorar la calidad de los activos de cada banco. Aplicar reglas generales, dijo, «es como juzgar un libro por su número de páginas».

Echegoyen no duda de que, en todo caso, permitirán despejar las «nubes» que amenazaban al conjunto de la banca española, «a pesar de su solvencia», recalcó. Aun así, se mostró muy cauto a la hora de valorar las oportunidades que generen y dejó entrever que no serán la panacea perseguida. «No van a abrir del todo las ventanas del mercado, pero sí las abrirá un poco y permitirán que comience a soplar algo de aire», dijo.

Todavía más crítico fue el presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán. Para la patronal, la publicación y aprobación de esas pruebas será «una buena noticia» pero no devolverá a España toda la confianza que se ha dejado en el camino de la crisis. Díaz Ferrán cree que el problema no es la situación de la banca sino que «lo importante es la deuda global que tienen el Estado, las familias y las empresas». Y aventuró que la verdadera solución llegará de un ajuste más «serio y duradero» por parte del Gobierno de Rodríguez Zapatero.

En ese sentido, los bancos y cajas que ya han presentado resultados también apuestan, como Diaz Ferrán, por la solvencia del sector. Desde Bankinter aseguran que el banci aprueba incluso en una situación de estrés «infinito». Banesto presumió la semana pasada de tener exceso de capital para afrontar lo que venga y Banco Sabadell también sacó ayer pecho. Su presidente, Josep Oliu, se mostró «plenamente confiado» en que su entidad superará los test de estrés, entre otras razones, porque se ha sometido internamente a los escenarios más severos. Oliu constató además que «van a ser importantes» para demostrar la resistencia financiera de las entidades españolas.

Las entidades reducen beneficios pero aseguran disponer de capital suficiente para afrontar posibles situaciones de tensión. Algo que parece no importar demasiado a los mercados: ayer, víspera de la ansiada publicación de los test de estrés, la agencia de «rating» Fitch rebajó la calificación de Caja Madrid de «A+» a «A» debido, sobre todo, al deterioro de su calidad crediticia, a su exposición al sectror inmobiliario y de la construcción y al aumento de la morosidad.

Como fuere, todos se preparan para lo que pueda pasar. Aunque la banca y los líderes europeos hablan de confianza, todos se preparan ya para una posible recapitalización de última hora. La ministra de Economía francesa, Christine Lagarde, envió el miércoles un mensaje al sector en ese sentido, apremiando a las entidades a que lleven a cabo una inyección de capital «rápida» en caso necesario. Quizá por eso, la hora elegida para dar a conocer los resultados, las seis de la tarde de hoy, coincide con el cierre de todos los mercados. Esa estrategia permitiría a los gobiernos europeos disponer de más tiempo —todo el fin de semana— para favorecer esas posibles operaciones de recapitalización.

Reina la tranquilidad, pero los expertos advierten algunos puntos negros en el mapa financiero: los bancos alemanes, griegos, portugueses e irlandeses. Y también las cajas de ahorros españolas, que, dicen, necesitarían 36.200 millones de euros para ser, de verdad, solventes.