Ajuste de cuentas
Falsas analogías
Sánchez emplea la excepción ibérica para justificar su intervención en el mercado de vivienda: una patraña más
Los precedentes (28/7/25)
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Iniciar sesiónPedro Sánchez ha invocado la 'excepción ibérica' de la electricidad como justificación para que el Estado intervenga en el mercado de la vivienda. La analogía, sin embargo, es profundamente errónea y, por eso, en vez de arreglar las cosas, su Gobierno no hace más que ... empeorarlas. El mercado eléctrico y el inmobiliario no sólo obedecen a lógicas distintas, sino que enfrentan problemas de naturaleza muy disímil.
Primero, el sistema eléctrico ya es un sector fuertemente intervenido. Los precios no reflejan la libre competencia, sino que son un homenaje al intervencionismo: un complejo entramado de tarifas reguladas, peajes, primas a las renovables, límites al déficit y subsidios cruzados. La llamada 'excepción ibérica' se insertó en esa lógica, actuando sobre el coste marginal de producción para evitar que la subida del gas disparara el precio total. Nunca faltó electricidad ni gas: el problema fue el precio del gas por el 'shock' energético global.
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En la vivienda, por el contrario, el problema es estructural y físico: hay déficit de casas. El flujo de construcción es insuficiente frente a la demanda anual, y el parque disponible en muchas ciudades es claramente escaso. Los obstáculos son múltiples: normativas anacrónicas, trabas administrativas eternas (Chamartín o Campamento), falta de mano de obra cualificada, encarecimiento de costes laborales y materiales, y la práctica desaparición del promotor medio desde la crisis de 2008.
Además, fijar precios en un mercado como la vivienda -donde la oferta tarda años en ajustarse y donde el activo es a la vez inversión y bien de uso- suele generar efectos adversos que ya hemos comprobado: retrae la oferta, desplaza la demanda hacia canales opacos, desincentiva el mantenimiento y favorece a los ya instalados frente a quienes buscan entrar.
La 'excepción ibérica', con todos sus fallos -subsidio del contribuyente español a Francia y Portugal, impacto desigual entre consumidores, incentivos perversos que redujeron la inversión en renovables-, se aplicó como medida coyuntural en un contexto de emergencia energética por la guerra en Ucrania. Fue una intervención de corto plazo, pensada para contener un shock externo.
La vivienda, en cambio, requiere reformas profundas y sostenidas: desbloqueo de suelo, colaboración público-privada eficaz, incentivos fiscales reales, mejoras en la formación profesional, y seguridad jurídica para atraer inversión. Decir que es una «apuesta ideológica neoliberal» negarse a intervenir con las mediocres medidas que el Gobierno propugna para deprimir aún más la oferta es un gesto propagandístico y no una política pública seria. La analogía entre electricidad y vivienda es, simplemente, un espejismo retórico de un político irresponsable que sabe perfectamente -como demuestran los whatsapp que intercambió con Ábalos cuando este resistía las propuestas alocadas de Podemos- cómo hacer daño al mercado de la vivienda. jmuller@abc.es
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