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La cuarta revolución industrial se tambalea en el déficit de productividad

Hiperregulacion, reducido tamaño del tejido empresarial, escasa inversión en I+D, falta de seguridad jurídica... los persistentes síntomas de la sempiterna dolencia de nuestra economía lastran un momento de transformación decisivo

España, quinto país de la UE con mayor caída de la productividad por ocupado desde 2018

Laura Montero Carretero

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España sufre desde hace décadas una enfermedad silenciosa que repercute de forma negativa en su prosperidad: la baja productividad. Resultado de dividir el Producto Interior Bruto (PIB) por el número de ocupados o las horas trabajadas, su comportamiento incide en la capacidad de crecimiento de ... la economía, en su competitividad internacional y en el nivel de vida de los ciudadanos. Como decía el premio Nobel Paul Krugman, a largo plazo este indicador lo es casi todo. Sin embargo, nuestro país no termina de dar con la tecla para aprobar, al fin, su gran asignatura pendiente y, de momento, tampoco aprovecha lo suficiente las oportunidades que brindan en este sentido las nuevas tecnologías, lo que a su vez le condena a un tejido empresarial peor preparado para afrontar los desafíos que plantea la cuarta revolución industrial.

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