La CE calcula que España tendrá que ajustar 7.500 millones extra en 2011
El bono nacional se dispara tras el aviso de Bruselas: el PIB crecerá la mitad de lo previsto por Salgado, y sin plan B no se logrará la meta de déficit
MARIBEL NÚÑEZ, YOLANDA GÓMEZ y MARIBEL NÚÑEZ, YOLANDA GÓMEZ
La Comisión Europea considera que España crecerá la mitad de lo que prevé el Gobierno el próximo año y, por tanto, tendrá que recortar el déficit público alrededor de un 0,75% extra —7.500 millones de euros—, según ha podido saber ABC de fuentes ... comunitarias. Según las Previsiones Económicas de Otoño presentadas ayer por el Ejecutivo comunitario el déficit público de España alcanzará el 6,4% del PIB el próximo año, frente al 6% previsto por el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero (ver gráfico a la izquierda). Y son precisamente estas cuatro décimas las que marcan la diferencia ya que de ellas depende que los ciudadanos españoles tengan que enfrentarse el próximo año a otra cura «extra» de adelgazamiento en forma de recorte de gasto público y aumento de impuestos.
A pesar de estas dudas, más que nada por el optimismo de las previsiones realizadas en Madrid, Bruselas cree que «la estrategia fiscal española va en la buena dirección y se ajusta a las recomendaciones de la Unión Europea».
En materia de empleo, el problema más grave que tiene que afrontar la economía española, sucede otro tanto ya que nuestro país seguirá destruyendo puestos de trabajo en 2011, un 0,3%, frente a la caída de un 2,3% prevista para 2010. La tasa de paro continuará subiendo, una décima en concreto, hasta llegar al 20,2% de la población activa. Sin embargo, fuentes del Ejecutivo comunitario creen que pese a que en media anual el empleo caerá en España en 2011 a partir del tercer trimestre habrá una leve mejoría en este campo. La media para la Eurozona se sitúa en el 10%, con lo que nuestro país será el campeón absoluto del paro en Europa también el próximo año.
Ni que decir tiene que la crisis está haciendo mucha más mella en España que en los países de nuestro entorno ya que 2010 se cerrará con una contracción del PIB del -0,2% (una décima menos de lo que estima el Gobierno español), mientras que Alemania crecerá un 3,7%, Francia un 1,6%, Italia un 1,1% o Reino Unido con un 1,8%. La Eurozona crecerá este año un 1,7% y el que viene un 1,5%.
Las razones de esta clara división de la recuperación económica en una Europa en dos velocidades, y el hecho de que España se haya quedado en el furgón de cola, radica según Bruselas en el hecho de que la crisis en nuestro país ha tenido y tiene el componente «local» de la burbuja inmobiliaria que, pese a todo, aún no ha acabado de ajustarse en materia de precios en todas las comunidades autónomas. De hecho, la previsión es que la inversión en el sector de la construcción continúe cayendo en los próximos meses.
En el lado menos pesimista el comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn, aseguró ayer que todas las reformas puestas en marcha por el Gobierno español (reestructuración de cajas, reformas laboral y de pensiones, entre otras) combinadas con el proceso de consolidación fiscal darán resultado a medio plazo y contribuirán a aumentar el potencial de crecimiento de la economía española mediante la distribución de la fuerza de trabajo hacia otros sectores diferentes del de la construcción.
Pero pesaron más los números que las buenas palabras, y las previsiones de la Comisión Europea cayeron como un jarro de agua fría en el ánimo de los inversores.
Ni la reunión de Zapatero con los principales empresariosl país el sábado, ni la puesta en marcha del rescate de Irlanda convenció a unos mercados, que si bien se tomaron un ligero respiro en la apertura del mercado —que relajó el diferencial de la deuda y permitió un alza del Ibex en las primeras horas de contratación— acabaron castigando de nuevo a España.
El riesgo país volvió a marcar ayer máximos desde la entrada en vigor del euro al superar los 272 puntos básicos. Además, la rentabilidad del bono español llegó a superar el 5,41%, lo que encarece el coste de la financiación para el Tesoro, al situarse en el nivel más alto de los últimos ocho años y medio —desde junio de 2002—. Y es que hasta ahora, el diferencial era elevado pero no solo porque subía el precio de la deuda española, sino también porque se abarataba la alemana. En los últimos días, sin embargo, también se está encareciendo el precio del bono alemán, que ayer se acercaba al 2,80%.
También la Bolsa, que en la apertura llegó a subir casi un punto, cerró con un nuevo retroceso, en esta ocasión del 2,33%, que deja el Ibex-35 en los 9.324 puntos, el mínimo desde el pasado mes de mayo. Los títulos de los grandes bancos volvieron a ser los valores más castigados. El BBVA perdió un 4,32% y el Santander un 3,86%. Con este nuevo retroceso, en el último año las acciones del Santander han acumulado unas pérdidas del 36% y las del BBVA un 43%.
Los números rojos también dominaron en el resto de plazas del Viejo Continente. Abultadas fueron las pérdidas en Italia. El FTSE de Milán retrocedió un 2,7% tras la resolución de la subasta de deuda en Italia, que se saldó con una escasa demanda y un incremento de tipos. De ahí que la prima de riesgo de la deuda italiana se acerque ya peligrosamente a los 200 puntos básicos.
También el CAC parisino cayó más que el Ibex, un 2,46%. El DAX alemán retrocedió un 2,2%, y el FTSE 100 de Londres un 2,1%. En este entorno, no es de extrañar que el euro volviera a debilitarse, y cotizara a 1,3105 dólares.
Pese a estos ataques, el director del Servicio de Estudios del Banco de España, José Luis Malo de Molina, descartaba ayer que España necesite un rescate y auguraba la próxima vuelta a la calma de los mercados.
La Comisión Europea considera que España crecerá la mitad de lo que prevé el Gobierno el próximo año y, por tanto, tendrá que recortar el déficit público alrededor de un 0,75% extra —7.500 millones de euros—, según ha podido saber ABC de fuentes comunitarias. Según las Previsiones Económicas de Otoño presentadas ayer por el Ejecutivo comunitario el déficit público de España alcanzará el 6,4% del PIB el próximo año, frente al 6% previsto por el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero (ver gráfico a la izquierda). Y son precisamente estas cuatro décimas las que marcan la diferencia ya que de ellas depende que los ciudadanos españoles tengan que enfrentarse el próximo año a otra cura «extra» de adelgazamiento en forma de recorte de gasto público y aumento de impuestos.
A pesar de estas dudas, más que nada por el optimismo de las previsiones realizadas en Madrid, Bruselas cree que «la estrategia fiscal española va en la buena dirección y se ajusta a las recomendaciones de la Unión Europea».
En materia de empleo, el problema más grave que tiene que afrontar la economía española, sucede otro tanto ya que nuestro país seguirá destruyendo puestos de trabajo en 2011, un 0,3%, frente a la caída de un 2,3% prevista para 2010. La tasa de paro continuará subiendo, una décima en concreto, hasta llegar al 20,2% de la población activa. Sin embargo, fuentes del Ejecutivo comunitario creen que pese a que en media anual el empleo caerá en España en 2011 a partir del tercer trimestre habrá una leve mejoría en este campo. La media para la Eurozona se sitúa en el 10%, con lo que nuestro país será el campeón absoluto del paro en Europa también el próximo año.
Ni que decir tiene que la crisis está haciendo mucha más mella en España que en los países de nuestro entorno ya que 2010 se cerrará con una contracción del PIB del -0,2% (una décima menos de lo que estima el Gobierno español), mientras que Alemania crecerá un 3,7%, Francia un 1,6%, Italia un 1,1% o Reino Unido con un 1,8%. La Eurozona crecerá este año un 1,7% y el que viene un 1,5%.
Las razones de esta clara división de la recuperación económica en una Europa en dos velocidades, y el hecho de que España se haya quedado en el furgón de cola, radica según Bruselas en el hecho de que la crisis en nuestro país ha tenido y tiene el componente «local» de la burbuja inmobiliaria que, pese a todo, aún no ha acabado de ajustarse en materia de precios en todas las comunidades autónomas. De hecho, la previsión es que la inversión en el sector de la construcción continúe cayendo en los próximos meses.
En el lado menos pesimista el comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn, aseguró ayer que todas las reformas puestas en marcha por el Gobierno español (reestructuración de cajas, reformas laboral y de pensiones, entre otras) combinadas con el proceso de consolidación fiscal darán resultado a medio plazo y contribuirán a aumentar el potencial de crecimiento de la economía española mediante la distribución de la fuerza de trabajo hacia otros sectores diferentes del de la construcción.
Pero pesaron más los números que las buenas palabras, y las previsiones de la Comisión Europea cayeron como un jarro de agua fría en el ánimo de los inversores.
Ni la reunión de Zapatero con los principales empresariosl país el sábado, ni la puesta en marcha del rescate de Irlanda convenció a unos mercados, que si bien se tomaron un ligero respiro en la apertura del mercado —que relajó el diferencial de la deuda y permitió un alza del Ibex en las primeras horas de contratación— acabaron castigando de nuevo a España.
El riesgo país volvió a marcar ayer máximos desde la entrada en vigor del euro al superar los 272 puntos básicos. Además, la rentabilidad del bono español llegó a superar el 5,41%, lo que encarece el coste de la financiación para el Tesoro, al situarse en el nivel más alto de los últimos ocho años y medio —desde junio de 2002—. Y es que hasta ahora, el diferencial era elevado pero no solo porque subía el precio de la deuda española, sino también porque se abarataba la alemana. En los últimos días, sin embargo, también se está encareciendo el precio del bono alemán, que ayer se acercaba al 2,80%.
También la Bolsa, que en la apertura llegó a subir casi un punto, cerró con un nuevo retroceso, en esta ocasión del 2,33%, que deja el Ibex-35 en los 9.324 puntos, el mínimo desde el pasado mes de mayo. Los títulos de los grandes bancos volvieron a ser los valores más castigados. El BBVA perdió un 4,32% y el Santander un 3,86%. Con este nuevo retroceso, en el último año las acciones del Santander han acumulado unas pérdidas del 36% y las del BBVA un 43%.
Los números rojos también dominaron en el resto de plazas del Viejo Continente. Abultadas fueron las pérdidas en Italia. El FTSE de Milán retrocedió un 2,7% tras la resolución de la subasta de deuda en Italia, que se saldó con una escasa demanda y un incremento de tipos. De ahí que la prima de riesgo de la deuda italiana se acerque ya peligrosamente a los 200 puntos básicos.
También el CAC parisino cayó más que el Ibex, un 2,46%. El DAX alemán retrocedió un 2,2%, y el FTSE 100 de Londres un 2,1%. En este entorno, no es de extrañar que el euro volviera a debilitarse, y cotizara a 1,3105 dólares.
Pese a estos ataques, el director del Servicio de Estudios del Banco de España, José Luis Malo de Molina, descartaba ayer que España necesite un rescate y auguraba la próxima vuelta a la calma de los mercados.
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