Italia vuelve a rectificar y anula los cambios en las pensiones

En plenas vacaciones de «ferragosto», con la especulación de los mercados desatada y la prima de riesgo en récord histórico por encima de los 400 puntos básicos, Berlusconi tocó a rebato y en un Consejo de Ministros extraordinario aprobó medidas un plan de ajuste adicional de 45.000 millones de euros, que contemplaba, entre otras medidas, la eliminación de 39 provincias , la reunificación de ayuntamientos (suprimiendo más de 1.900) y la eliminación de 50.000 cargos públicos. Pero este plan fue ampliamente modificado tras una reunión de siete horas que mantuvieron el lunes Silvio Berlusconi y su aliado Umberto Bossi, líder de la Liga Norte. Por ejemplo, los pueblos con menos de 1.000 habitantes ya no se suprimen, sino que deberán unir sus servicios. Tampoco se eliminan las provincias, ni se reduce a la mitad el número de parlamentarios por el momento; su reforma se demorará al menos dos años porque deberán aprobarse leyes de reforma constitucional. En esa reunión en la residencia privada de Berlusconi en Milán se decidió también introducir una reforma en las pensiones : no reconocer el periodo de servicio militar y los años de universidad como años de trabajo efectivo para tener derecho a la jubilación, a la que se accede tras 40 años trabajados.

No obstante, pocas horas después, la Liga Norte rectificó y exigió cancelar esta última medida, al grito de «las pensiones no se tocan». El problema es que las cuentas no le salen al Gobierno, que se ve obligado a encontrar nuevos ingresos o recortes para mantener el saldo del plan de ajuste. Le faltan unos 6.000 millones de euros . Se contempla la hipótesis de subir el IVA en un punto, como en un principio proponía Silvio Berlusconi, pero la idea suscita grandes protestas entre los sindicatos e incluso entre algunos miembros del Gobierno.

El ajuste no termina de convencer a Bruselas ni al Banco Central italiano (Bankitalia), porque no afronta reformas estructurales ni ayuda al crecimiento de un país que, según Bankitalia, «está paralizado». Frente a esta confusión, con una mayoría gubernamental dividida, la oposición lanza un ataque feroz: «Esto es una farsa y un caos» , denuncia el PD. Mientras, el sindicato mayoritario Cgil está en pie de guerra y confirma una huelga general para el próximo 6 de septiembre, por considerar que, «como siempre, se castiga a los más débiles».