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Las ‘big tech’ se hacen fuertes en la nube, un negocio que toca el cielo

El Covid ha disparado la inversión en una tecnología clave en la digitalización y con cada vez más peso en la cuenta de resultados de los gigantes tecnológicos

María José Pérez-Barco

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Los servicios en la nube, el ‘cloud computing’, se han convertido en una mina de oro en el mundo de los negocios. Bien lo saben las grandes tecnológicas americanas y asiáticas, que han visto cómo engordaban sus ingresos a cuenta de una tecnología que parece estar en un limbo de ciberespacio, pero que ha sido una tabla de salvación para muchas empresas. Gracias al cloud miles de compañías se han mantenido operativas durante los meses más duros del confinamiento y durante toda la pandemia, adaptándose a nuevas prácticas de trabajo, a nuevas dinámicas de venta online y estrategias comerciales, a nuevas formas de atender al cliente o de gestionar la cadena de suministros. Ahí están los datos. Sólo en el primer trimestre de este año el gasto en computación en la nube alcanzó una cifra récord a nivel mundial: las organizaciones invirtieron 41.800 millones de dólares (casi 34.500 millones de euros) en esta tecnología, un 35% más que en el mismo periodo del año anterior, según la consultora Canalys. Y todo apunta a que así seguirá siendo, pues cloud es la estrategia esencial para la transición a una economía digital.

En ese enorme mercado compiten con ferocidad tres gigantes tecnológicos, mientras otras compañías van tomando posiciones y un tejido de pequeñas empresas y startup empieza a crecer tímidamente. Amazon Web Services (AWS) fue líder entre los proveedores de servicios de computación en la nube en el primer trimestre de 2021, según Canalys. A nivel mundial, tiene en sus manos el 32% de la cuota de mercado. Es un filón para el gran ecommerce americano, que fue el primero en apostar por esta tecnología en 2006. En 2020, la compañía fundada por Jeff Preston Bezos aumentó sus ingresos un 38%, de ellos el 12% provenían AWS, que se convirtió así en la división con mayores beneficios tras el retail.

Le sigue Microsoft, con una cuota del 19% en el primer trimestre de este año, según Canalys. Todo su negocio en la nube reportó un 34% más en ventas en los tres últimos meses de 2020. Y exclusivamente su plataforma Cloud Azure creció un 50%. Google Cloud es el tercero en discordia, con una cuota del 7% en el primer trimestre (según Canalys), y también con un incremento de ventas del 45% en sus servicios de computación en la nube, según los últimos datos que este año ha presentado la compañía californiana.

Alibaba no compite

Mención aparte merece el gigante chino Alibaba Cloud que sería el cuarto jugador en el tablero (tuvo un crecimiento interanual del 50%). Sin embargo, aunque líder en su país, cuenta con una gran desventaja: fuera de China no tiene la fuerza suficiente para entrar en la pugna de los tres gigantes americanos.

Por otro lado, están otras compañías que no consiguen esas magnitudes en el mercado pero que no quieren quedarse rezagadas en servicios cloud. Son los casos de IBM Cloud, Sap, Atos, Salesforce, Oracle... Incluso grandes tecnológicas españolas están formando alianzas con los ‘big tech’ estadounidenses para conseguir su espacio. Por ejemplo, Telefónica ha firmado acuerdos con Microsoft y Google. Y ya hay casos como la compañía española Gigas, que desde su creación en 2011 como una startup proveedora de cloud se ha convertido ya en una empresa que factura 60 millones de euros y cuenta con oficinas en ocho países.

Amazon, Microsoft y Google tienen una cuota conjunta en el mercado español de 26%

¿Qué hace al cloud tan atractivo tanto para los gigantes como para otros grandes y los más pequeños? Nadie duda de que es el futuro de la digitalización. Es la estrategia imprescindible para llevar a cabo la profunda transformación digital que requiere cualquier empresa que no se quiera quedar atrás en la nueva economía. Y también es una herramienta indispensable en el día a día de cualquier usuario. L a nube proporciona servicios concretos desde el correo electrónico, copias de seguridad, aplicaciones ofimáticas y diferentes software, hasta ver videos en estreaming o acceder a redes sociales. Es una tecnología que permite recolectar, almacenar y procesar datos. Y en grandes cantidades, algo esencial en el Internet de las Cosas, para la industria 4.0, para grandes compañías o administraciones públicas que manejan ingentes cantidades de información, para la aplicación de técnicas de big data, Inteligencia Artificial y analítica de datos... La nube, además, da soporte tecnológico a miles de pymes y startups. Sirva un ejemplo que ilustra Josep Jorba, profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC): «En el comercio electrónico, muchas tiendas digitales tienen problemas en sus sistemas IT en determinadas campañas como las rebajas porque existe una alta demanda de acceso. Puntualmente pueden mover esa demanda a cloud y pagar ese extra de servicio solamente cuando se utilice».

Todos esos servicios, herramientas y aplicaciones informáticas, bases de datos... se encuentran en servidores en remoto dentro de grandes centros de datos (data center) repartidos por todo el mundo que están interconectados. No están ni en nuestros portátiles, ni PC, ni UBS... Basta cualquier dispositivo conectado a internet para acceder a ellos en cualquier momento y desde cualquier lugar.

Ahora bien, existen tres tipos de nube: privada, pública e híbrida. En la primera los recursos informáticos en la nube son utilizados exclusivamente por una empresa u organización. «La propia empresa o un proveedor externo monta un grupo de servidores y ese equipamiento informático es exclusivamente utilizado por un solo cliente. La usan empresas que sienten que así están más seguros sus datos o para garantizarse que podrán afrontar picos de demanda, sin compartir los equipos con otro», señala Diego Cabezudo, CEO de Gigas. La nube pública comparte los recursos entre varios clientes. Y la híbrida combina las dos anteriores. «Por ejemplo, puedes tener la base de datos de la empresa en la parte privada y en otro servidor público la parte web», continua Cabezudo.

Las empresas españolas invertira 2.000 millones de euros en tecnología cloud este año

Esta arquitectura cloud ofrece sus ventajas y sus inconvenientes. Desde luego, supone un ahorro de costes para una empresa que puede adelgazar así su infraestructura tecnológica y tener menos servidores con una suscripción a un proveedor cloud. «Una empresa que compra un servidor por mil euros tiene que mantenerlo, tenerlo operativo las 24 horas, asumir costes energéticos... Una suscripción con un proveedor es mucho más económica», cuenta Diego Cabezudo. «Es como una externalización de los servicios de tecnología de la información hacia un proveedor cloud. Se pasa a utilizar los recursos tecnológicos de ese proveedor», concreta el profesor Jorba.

Ventajas

Cloud además ofrece agilidad y flexiblidad. «Nos permite desplegar una gran cantidad de soluciones TI sin necesidad de realizar grandes inversiones. Por otro lado, con esta tecnología podemos reaccionar ante cambios del mercado de una forma muy ágil. Podemos hacer crecer o decrecer nuestros servicios en función de la demanda del cliente, ajustando el gasto con la demanda, asegurar una buena imagen al no sufrir caídas por un pico en la demanda (y consecuentemente pérdida de negocio). Nos permite trabajar desde distintos lugares con cierta facilidad. Y también poder lanzar nuevos productos en tiempos muy reducidos, siguiendo de esta forma tendencias y necesidades de mercado», detalla Alex Hernández, director de Technology Enablement de KPMG en España.

En contrapartida, su principal problema es garantizar la seguridad y privacidad de la información y de los datos que usuarios y empresas suben y administran desde la nube, donde todos convergen a través de la conectividad que proporciona internet. Los mayores reparos hacia la nube hacen referencia a la protección de datos. «Las empresas norteamericanas están sujetas a la legislación americana y eso permite que organismos norteamericanos puedan solicitarles datos, aunque estos estén alojados en centros de datos en otros países», explica Diego Cabezudo. Algo que no les encaja a muchas empresas y organismos oficiales.

Los big tech han mirado a España para establecer su región de centros de datos para el sur de Europa

En España, según el informe «Soluciones Multicloud para la transformación digital», realizado por la consultora IDC Research España y Orable, el mercado cloud crecerá este año en torno al 20%. «Estimamos que el sector empresarial invertirá 2.000 millones de euros en comprar servicios cloud», especifica Ignacio Cobisa, Senior Research Analyst de IDC Spain. Para el próximo año las previsiones son mayores: el 40% del gasto en TI de las corporaciones estará relacionado con la nube. Y se espera que alcance el 80% en 2028. «El pago por uso es una de sus grandes cualidades», destaca Cobisa.

Mercado en España

Las predicciones de Gartner también apuntan en la misma dirección de crecimiento y dicen que para 2025, el 80% de las empresas habrán migrado sus datos y servicios desde sus centros de datos a la nube. Ya lo están haciendo «empresas tradicionales que tenían inversiones importantes en tecnología están migrando a la nube porque se quedan obsoletas, actualizan así aplicaciones de forma más rápida y lo hacen con un proveedor que es más escalable. Y luego hay startup y empresas que nacen ya con todas sus capacidades tecnológicas en la nube», cuenta Cobisa.

Nuestro mercado nacional cloud no reproduce fielmente la pugna a nivel global, porque está más fragmentado. «Tenemos otros proveedores como Sap, Oracle, Salesforce... pero la tendencia está cambiando», advierte Cobisa. Las ‘tres big tech’ americanas van a acaparando cada vez más porción del pastel. Con datos de IDC, Amazon Web Services, Microsoft y Google tuvieron una cuota conjunta de mercado que llegó al 23,7% en 2019 y aumentó al 26% en 2020.

Quizá por estos resultados han mirado a España para establecer su región de centros de datos en la zona sur de Europa, en lugar de hacerlo en Italia, Francia, Portugal o Grecia. «Esto es relevante, porque hay empresas que tienen reticencias a que sus datos se vayan fuera, a servidores de otros países», considera Ignacio Cobia. De hecho, Amazon Web Services está construyendo una nueva región de infraestructura cloud en Aragón, la primera que abre en nuestro país, con una inversión de 2.500 millones. Y ha anunciado que estará lista seis meses antes de lo previsto: para mediados de 2022.

Alianzas

En esta carrera, también Microsoft y Google se han aliado con Telefónica para dar fuerza a sus negocios cloud en España. «Las ‘big tech’ han acelerado varios años su despliegue en el sur de Europa debido a la explosión de datos en la región. Lo tenían previsto para los próximos cinco años», indica Hugo de los Santos, director de productos y servicios de Cloud y Ciberseguridad en Telefónica Tech. Las infraestructuras de Telefónica van a formar parte de la región de centros de datos que instalen estas dos big tech en nuestro país. «Ellos tienen sus centros de datos en ciudades europeas como Dublín y Frankfurt. Pero no es lo mismo que si estuviesen en Madrid u otro lugar de España. Para que las empresas se beneficien del máximo potencial de la tecnología cloud es muy importante tener los centros de datos lo más cerca posible del cliente con el fin de conseguir latencias más bajas y mejorar la experiencia del usuario, lo que en definitiva revierte que es mejor para su negocio».

Alianzas que miradas desde otra perspectiva supone también el esfuerzo de nuestras tecnológicas por participar en el mercado cloud, no quedarse atrás y convertir a España en el hub digital de toda la zona sur del Viejo Continente. «Estamos construyendo el mejor hub digital del sur de Europa y esto ayudará a la transformación del país, a digitalizar nuestro tejido empresarial y a que las pymes den el salto. Que los grandes hyperscalers desplieguen sus nodos en España va a hacer que las experiencias de uso de esas aplicaciones sean mejores, va a permitir que esta tecnología tenga menor latencia y que nuestras empresas sean más competitivas. Y eso atraerá a otras compañías y más inversión, lo que será muy bueno para el país», considera De los Santos.

No nos faltan fortalezas para ello. «En España hay cientos de empresas integradoras de cloud y tenemos muy buenas compañías dedicadas a hacer centros de datos, a dar servicio de infraestructura. Las grandes tecnológicas son muy dependiente de acuerdos a los que llegan con esta cadena de valor, que es muy amplia. La prueba es que los servicios son cada vez mejores y más económicos», explica César Tello, director general de Adigital (Asociación Española de la Economía Digital).

Y esa parece ser la estrategia más adecuada para que nuestras empresas se hagan hueco en este mercado del cloud. Porque «pretender competir con las tres big tech americanas que en conjunto invierten 6.000 millones de dólares (poco más de 5.000 millones de euros) en cloud al año no tiene sentido. Por eso hemos firmado con los mejores partners estratégicos y complementado dichos acuerdos con nuestras capacidades», explica De los Santos.

La esperanza de todos es que el cloud dé el impulso para la transformación hacia una economía digital y más competitiva, que generará empleo de calidad.

Una estrategia cloud para el país

«El entorno tecnológico requiere una cierta complejidad. Por eso es importante crear un grupo de expertos que desarrolle una estrategia cloud para empresas y administraciones», indica César Tello, director general de Adigital.Porello, esta patronal ha propuesto al Gobierno la adopción de una Estrategia Cloud para la transformación digital de nuestro país aprovechando la oportunidad que brindan los Fondos de Recuperación Europeos. Entre las medidas figuran que propoone Adigital figuran: promover la tecnología cloud para habilitar rel acceso de empresas y administraciones a tecnologías innovadoras a costes accesibles y por consumo. Crear un grupo de expertos para desarrollar la Estrategia cloud en todo el país. Acelerar la migración al cloud de las pymes, a través de diferentes programas. E impulsar la colaboración público-privada.

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